Cuando aún están frescas las imágenes (y lo que no hemos visto) de la represión china contra los tibetanos, que ha podido causar unos 140 muertos (según el Gobierno tibetano en el exilio) o apenas 19 (según el Gobierno chino), las autoridades olímpicas se preocupan por los altos niveles de contaminación que sufrirán los atletas en los Juegos Olímpicos de Pekín del próximo mes de agosto. Muy amable por su parte. Parece que, tras rendirnos a su poderosa economía, ahora toca mirar hacia otro lado en lo político en aras del deporte. Régimen curioso el chino, que se dice comunista, es decir, que obra en bien del pueblo. En su excelente y muy recomendable libro "El siglo de China", Ramón Tamames cita que, cierta vez, al reprochársele al multimillonario Warren Buffett que hiciera negocios con los chinos, éste dijo que, efectivamente, había estado muchas veces en China, pero nunca había visto a ningún comunista. Y es que el régimen chino se las apaña para aunar lo peor de las ortodoxias comunista (el férreo control de la libertad) y capitalista (la explotación del trabajador): ¡¡el sistema perfecto para cualquier vampiro!!
Cuando estuve visitando China el verano pasado, pregunté (en voz baja) a la guía: muy bien eso de los logros económicos, pero ¿y qué pasa con la libertad? Y me dijo, socarrona, "bueno, hay libertad de partidos: existen siete, pero sólo pueden hacer sugerencias al partido del Gobierno". Pues una sugerencia para el COI: antes de elegir una sede olímpica consulten listas como ésta de países según sus niveles de libertad de prensa. Por ejemplo.
Viñeta de El Roto para "El País"
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