sábado, 29 de septiembre de 2018

MÚSICA / Los Punsetes cierran gira por todo lo alto

Acostumbrados a actuaciones en locales pequeños o a formar parte de carteles en festivales con múltiples artistas, Los Punsetes cerraron anoche la gira de su último disco, "¡Viva! (2017), en el marco de una sala grande: La Riviera. Los madrileños se dieron el gusto de tocar ante una audiencia de gran tamaño. Hora y media en la que desgranaron especialmente su más reciente lanzamiento, pero donde tuvieron cabida temas de sus cuatro anteriores trabajos. Todos ellos conforman ya un importante cancionero de indie-punk-pop de letras gamberras, que abarca desde las melodías más pegadizas a los pasajes guitarreros más atmosféricos. La mayor parte de su repertorio lo conforman verdaderos himnos del indie español, la mayor parte políticamente incorrectos: "Dos policías", "Maricas", "Fondo de armario", "Dinero", "Tus amigos", "Alférez Provisional", "Tráfico de órganos de iglesia", "155", "Opinión de mierda", "Me gusta que me pegues", "Museo de Historia Natural", "Arsenal de excusas", "¡Viva!", "Tu puto grupo"... Buen sonido (para ser La Riviera) y 26 canciones (en dos bloques con intermedio incluido para el cambio de vestuario de Ariadna) muy disfrutables con la cantante ejerciendo de maestra de ceremonias como es habitual sin mover un músculo...

Setlist de Los Punsetes en La Riviera.





jueves, 27 de septiembre de 2018

CINE / 66º Festival de San Sebastián (y 3)

"BlacKkKlansman[***½], de Spike Lee (Perlas)
Spike Lee recupera la frescura con una cinta bien narrada que cuenta un suceso sorprendente: a principios de los 70, un policía negro logró infiltrarse en el organización racista y ultraderechista Ku Klux Klan. No en persona, claro, ¡sino por teléfono! Los detalles de la investigación están contados con soltura y, lógicamente, le sirven a Lee para lanzar su esperado mensaje ideológico, esta vez más ponderado que nunca, además de para criticar y burlarse de Donald Trump al establecer obvios paralelismos con el presente. Entretenimiento y concienciación van aquí bien de la mano.

"Quién te cantará[***], de Carlos Vermut (Sección Oficial)
Aunque está un peldaño por debajo de la muy original "Magical Girl" (2014), Carlos Vermut consigue en "Quién te cantará" mantener sus señas de identidad: una personal y retorcida visión de la relación entre las personas. En este caso, el director dibuja un melodrama en torno a una cantante que esconde un oscuro secreto, en paralelo con una madre y su difícil relación con su hija. Ambas tramas acabarán convergiendo en un cruel mensaje de fondo sobre la inspiración artística.

"Ash Is Purest White" [**], de Jia Zhangke (Perlas)
Lo que inicialmente pinta como thriller de bandas organizadas en China se convierte en otra cosa: una tortuosa historia de amor a lo largo de los años, con traiciones y cárcel de por medio, y errático vagabundeo final de la mujer protagonista. Acaba teniendo su cierto interés, aunque, vaya, para este viaje no hacían falta las alforjas de 150 minutos de metraje.

"High Life" [*], de Claire Denise (Sección Oficial)
Puede que en el fondo de esta maraña feísta de prisioneros espaciales violentos y sedientos de sexo, concepción de bebés y fluidos diversos haya algún mensaje interesante. No lo capté. Por no hablar del cutrerío de la puesta en escena y los efectos especiales...

miércoles, 26 de septiembre de 2018

CINE / 66º Festival de San Sebastián (2)

"Tiempo después[****], de José Luis Cuerda (Sección Oficial Proyección Especial)
Como el propio título sugiere, nos encontramos ante una secuela, en este caso, una especie de continuación de la mítica película "Amanece que no es poco" (1989), obra cumbre del humor surrealista español. Ahora, su director, José Luis Cuerda, retoma ese mismo espíritu y lo traslada al año 9177 (mil años arriba o abajo), logrando nuevas cimas de lo descacharrante, a ratos hilarante y siempre muy inteligente y con mala baba. Todo su peculiar universo vuelve a encajar y, además, esta vez lo baña con un claro barniz político-social que viene que ni al pelo. Todo funciona perfectamente, diálogos, situaciones, personajes... incluida esa guerra de lucha de clases que sirve para lo de siempre. La eterna insatisfacción de justicia humana, que al menos es más llevadera si nos echamos unas buenas risas.

"Beautiful Boy" [***½], de Felix Van Groeningen (Sección Oficial)
Basado en hechos reales, el filme retrata de forma cruda y honesta la deriva a la adicción de las drogas de un chaval desde la perspectiva de la relación padre-hijo. No se trata tanto de indagar en las causas (cuando lo intenta hacer -poco-, la película pierde fuelle), sino básicamente en el deterioro del autocontrol por parte del chico y en la creciente desesperación paterna ante un problema complejo y de resolución ciertamente muy difícil. El director no escatima en algunas escenas duras, casi siempre sin remarcar en exceso la emotividad fácil y sí poniendo sobre la mesa un planteamiento moral terrible: ¿hasta dónde puede llegar la ayuda a un drogadicto, siendo mayor de edad y por mucho que sea tu propio hijo?

"First Man" [***½], de Damien Chazelle (Perlas)
Lejos del cine de ritmo trepidante de "Whiplash" (2014) y de la historia romántico-musical de "La La Land" (2016), Damien Chazelle opta por por el drama sobrio pero, a su manera, también vibrante que sigue los pasos del astronauta Neil Armnstrong (el primer hombre que puso los pies en la Luna) en su carrera espacial por conquistar el satélite terráqueo. El filme conjuga con acierto un poco de todo: la personalidad tranquila y fría del protagonista (la cara de palo de Ryan Gosling ayuda), el drama de su hija, el contexto político de rivalidad con la Unión Soviética, las dificultades técnicas del proyecto y el entorno familiar (más metido con calzador), para hacer una obra sólida y que no se hace larga a pesar de su metraje. 

"Summer" [***], de Kirill Serebrennikov (Perlas)
El mayor mérito de este filme ruso es dar a conocer la "movida" musical que vivió la Unión Soviética en los años 80 de la mano de bandas de rock equiparables a las occidentales (de hecho, servían de inspiración o directamente se calcaban), siempre con las enormes dificultades que ponía el sistema político ante esa juventud tan "exaltada". La banda sonora es de primera e interesa conocer más de esos protagonistas. Porque, eso sí, la película se queda en la superficie al centrarse en el triángulo amoroso que une a dos de los mayores artistas de aquel momento.


"Red Joan" [***], de Trevor Nunn (Proyección Especial Premio Donostia)
Interesante historia de la secretaria inglesa que, durante los años 50, filtró a la Unión Soviética documentación clave para el desarrollo del arma nuclear, hasta entonces en manos únicamente del Bloque Occidental. Su decisión a la larga, como hoy bien sabemos, fue acertada: la bomba atómica en manos de ambas partes, básicamente Estados Unidos y la Unión Soviética, llevó a que ningún bando atacara al otro por miedo al fin de la vida en la Tierra.


"Le cahier noir" [*], de Valeria Sarmiento (Sección Oficial)
Utilizando el formato de folletín, la película narra las desventuras de una joven de cuna incierta a finales del siglo XVIII, en pleno albor revolucionario. Lo esperado de este género: vidas melodramáticas, giros bastante increíbles, actuaciones excesivas... Cinematográficamente deja que desear, pero si no se le da mucha importancia hasta puede entretener un poco.


"Angelo" [0], de Markus Schleinzer (Sección Oficial)
Infumable bodrio pretencioso que sigue las andanzas de un negrito esclavo llevado a la corte (supuestamente) ilustrada europea del siglo XVIII. Quizá el director quiera hablar de las raíces de la discriminación. No lo sé. Está tan mal contada que no hay por dónde cogerla.

lunes, 24 de septiembre de 2018

CINE / 66º Festival de San Sebastián (1)

"El reino[****], de Rodrigo Sorogoyen (Sección Oficial)
Rodrigo Sorogoyen se doctora definitivamente con este thriller potente, indignado y audaz, que se sumerge en las entrañas mismas de la corrupción que corroe a los partidos políticos en España, con un planteamiento que apela, no a complejas teorías conspiratorias e insuficiencias sistémicas, sino a la sencillez y naturalidad con las que algunos se dejan llevar por la rueda de los dedazos y el despilfarro de dinero público. La película asume la realidad que vemos todos los días en los telediarios y la lleva al altar de las salas de cine, dándole forma artística, para potenciar así el mensaje de denuncia de una podredumbre intolerable. Ya desde el principio, el relato nos zambulle en las reuniones de amigotes de partido que se lo reparten todo, hasta que las primeras acusaciones empiezan a desencadenar las luchas intestinas en un sálvese quien pueda propio de las ratas cuando se hunde el barco. Pero el barco (el partido político) parece continuar con grumetes y capitanes distintos. Antonio de la Torre borda su papel de corrupto que lucha por no ser el único en pagar el pato, que alcanza su cénit con una escena tensísima en la que hará todo lo posible por recuperar la información necesaria para acusar a sus compañeros de partido. Quizá la conclusión del filme sea más reprochable, o al menos más gruesa, con una improbable entrevista en directo por televisión que desentona con el realismo hasta entonces presente, aunque sirve más bien como mensaje moral.

"Cold War" [****], de Pawel Pawlikowski (Perlas)
Mostrando una vez más la elegancia de su clasicismo formal, pero también la tendencia extremadamente trágica de sus personajes, Pawel Pawlikowski dibuja en "Cold War" una historia de amor pasional dificultada no solo por los complicados caracteres de sus protagonistas (ella impetuosa, él flemático), sino también por la asfixiante vida en el Bloque del Este de Europa durante los años 50 y 60. La música popular polaca es el hilo (interesante enfoque costumbrista) desde el que se teje una relación marcada por lo temperamental, primero, y por la separación física entre ambos, después, con la intervención de las autoridades de por medio, claro. Elementos que van acumulándose en una vida crecientemente infeliz y miserable que conducirá a la pareja a un callejón sin salida, incluso cuando tengan una oportunidad de vivir libres. Conmovedora historia y, sobre todo, gran pulso narrativo para una película que realmente cala hondo.

"Yuli" [***½], de Icíar Bollaín (Sección Oficial)
Aunque el planteamiento inicial de biopic de un bailarín de ballet cubano no me atraía especialmente, Icíar Bollaín se las arregla muy bien para armar un filme combinando no solo la faceta personal del protagonista, sino también la historia de Cuba en los años 80 y 90, e integrando puntualmente la danza para darle un sentido más artístico y significativo de cada etapa de Carlos Acosta (Yuli), que se interpreta a sí mismo de mayor. El resultado realmente es muy atractivo y busca resaltar la valoración del propio esfuerzo para desarrollar las potencialidades por encima de todas las dificultades de la vida, incluso a pesar del desarraigo familiar y de país.

"Un asunto de familia" [***½], de Hirokazu Koreeda (Proyección Especial Premio Donostia)
Aunque el cine de Koreeda siempre versa en torno a lo familiar como protagonista de sus filmes, se las apaña para dar un toque diferente a cada trabajo. En "Un asunto de familia" se centra en una extraña "familia" de clase baja, gente que trabaja (si puede) en infracurros y luego complementa los ingresos con pequeños hurtos. Todos se quieren mucho, incluso cuando se encuentran con una niña pequeña procedente de un hogar desestructurado y se la llevan a vivir a su choza. Poco a poco vamos descubriendo las verdaderas relaciones de los miembros, que esconden secretos más turbios, aunque en el fondo prevalece la cuestión de si el amor está por encima del tipo de relación que une a las personas.

"El amor menos pensado" [***], de Juan Vera (Sección Oficial)
Un matrimonio de mediana edad afronta la crisis del nido vacío cuando el hijo se marcha lejos y quedan uno ante otro después de tanto tiempo. Lógicamente, se separan. El filme afronta inicialmente la trama con cierto brío y sentido del humor, sobre todo en las escenas donde cada uno conoce a sus nuevos amantes, cada cual más estrambótico. Sin embargo, la película se va apagando poco a poco y acaba cayendo más en la verborrea fácil que en algo que dé consistencia a la historia, aunque siempre mantiene el interés.

"Asako I & II" [***], de Ryusuke Hamaguchi (Perlas)
¿Puede un primer amor fallido dejar huella hasta el punto de imposibilitar el rehacer tu vida? Eso parece en la propuesta de Ryusuke Hamaguchi, donde una chica queda prendada de un tipo que repentinamente la deja. Un par de años después, ella conoce a un chico físicamente parecido, aunque de personalidad diferente: este es bueno y honesto. Pero la chica no acaba de superar el trauma. Todo ello es ciertamente interesante y está bien contado. Otra cosa es la deriva posterior, con una improbable reaparición del chico inicial y una sobrerreacción de ella realmente alarmante.

"Rojo" [**½], de Benjamín Aishtat (Sección Oficial)
Película descolocante durante un buen rato que pretende (luego se va aclarando) diseccionar la sociedad rural argentina de mediados de los 70, justo antes del golpe militar. La idea de fondo es destacar la violencia e impunidad crecientes de esa sociedad como caldo de cultivo de la inminente dictadura. Un tanto cogido por los pelos. En este sentido, se inspira claramente en "La cinta blanca" (Michael Haneke, 2009). Sus resultados son igual de crípticos e irregulares.

"The Innocent" [0], deSimon Jaquemet (Sección Oficial)
Una locura. Pero la que tiene el director, que se lo tiene que hacer mirar. Menudo batiburrillo de ideas enfermizas sin hilazón ni sentido. Fanatismo religioso y monos sin cabeza. ¡Y vale!

viernes, 21 de septiembre de 2018

MÚSICA / U2 apabullan y mandan en la capital

Los irlandeses U2 están viviendo una segunda juventud, ahora que echan un vistazo al pasado desde su sólida posición de la experiencia. Anoche en el WiZink Center de Madrid demostraron que son los líderes del rock mundial, pues no sólo cuentan con un cancionero mítico, que siguen alimentando en (algunas de) sus estupendas nuevas entregas discográficas, sino que realizan una puesta en escena al mismo tiempo apabullante y cercana. Siempre ha sido esa su esencia, la capacidad de ser héroes sin dejar de ser chicos de barrio. En esta gira Experience + Innocence Tour llevan a cabo un despliegue técnico impactante, con esa especie de gigante plataforma-jaula-pantalla con la que juegan entre ellos y con la gente, buscando continuamente distintas posiciones por todo el recinto para acercarse al público, dejando momentos ciertamente inolvidables.

Pero no nos olvidemos de la música. La banda está en un momento dulce, técnico y compositivo, y eso se nota en la actuación: energética y vibrante (y también sentida y concienciada, como siempre), con un sonido muy guitarrero donde manda claramente The Edge, mientras que en lo vocal y en la relación con el público el puto amo es Bono. Es capaz de soltarte un discurso entre canción y canción y que forme parte todo del espectáculo, al tiempo que te llega muy dentro porque te habla con la sinceridad de un amigo: "desde mi experiencia os puedo decir que lo peor de todo es el nacionalismo: el catalán, el vasco, el español, el irlandés...". El concierto había comenzado con el monólogo de Chaplin en "El gran dictador", mientras las pantallas mostraban la Europa destruida de finales de los años 30 y principios de los 40 (sí, también España), y cada cierto tiempo lanzaban mensajes de amor y de hermandad, y también críticas contra la nueva oleada de fascismos: Orban, Le Pen...

El setlist (dos horas y cuarto de disfrute) les mostró defendiendo con valentía su reciente obra, con momentos muy notables y protagonismo especial para su último álbum, "Songs Of Experience" (2017), con siete temas, seguido de "Achtung Baby" (1991), con cuatro, y "How To Dismantle An Atomic Bomb" (2005), con tres. Y, desde luego, no faltaron los clásicos: "I Will Follow", "New Year's Day", "Sunday Bloody Sunday", "Pride (In The Name Of Love)"... Eso sí, se saltaron "The Joshua Tree" (2017), del que celebraron por todo lo alto el 30 aniversario el año pasado. Mi momento: cuando toda la banda se acercó justo al lado de donde yo estaba a tocar "Elevation", "Vertigo", "Even Better Than The Real Thing"... Un sueño hecho realidad.

"The Blackout" "Sunday Bloody Sunday" "New Year's Day" "Even Better Than The Real Thing" "Pride (In The Name Of Love)" "Love Is Bigger Than Anything In Its Way"

sábado, 15 de septiembre de 2018

MÚSICA / Rosendo NO está para jubilarse

Rosendo Mercado, el poeta del rock urbano español, demostró anoche en Fuensalida (Toledo) que está en plena forma. Un sonido impecable vistió una colección de canciones en las que dio un repaso global a su carrera, desde los inicios de Leño a sus últimos discos en solitario, sin caer nunca en la nostalgia pero, al mismo tiempo, defendiendo su cancionero clásico, lo mismo que el actual, pues todo él tiene sus carácterísticas: sonido de rock duro y letras de doble intención. No está para jubilarse. Pero ha dicho que es su última gira. Seguirá componiendo y grabando pero cree que ha llegado el momento de dejar las actuaciones. Sus razones tendrá, pero sigue dando la talla. Claro que la gente siempre le pedirá "Maneras de vivir" y "Agradecido" (las dos canciones del bis), como también "Aguanta el tipo" (con la que abrió el concierto), "...Y dale!", "Flojos del pantalón", "Pan de higo", "Cosita", "Navegando", "El tren"... Y, sin embargo, en temas nuevos como "Cúrame de espantos", "El botillo y la pringá", "Vergüenza torera", "Muela la muela", "Cada día" o "Masculino singular" encontramos al Rosendo de siempre. Coherencia pura.

"Agradecido"


"Pan de higo"


"Masculino singular"


"Vergüenza torera"


"Maneras de vivir"

domingo, 2 de septiembre de 2018

VIAJES / Alsacia (Francia) y Selva Negra (Alemania) (y 2)

Entramos a la Selva Negra, un macizo montañoso con una altura máxima de 1.493 metros (monte Feldberg) y densísimos bosques de abetos (de ahí lo de "negra"), por Baden-Baden. Esta ciudad es principalmente conocida por sus aguas termales, de las que ya disfrutaban los romanos (como el emperador Caracalla, que da nombre a uno de los más famosos y múltiples balnearios de la localidad), así como por sus casinos (hasta el propio Dostoyevski se dejó las perras aquí). Por lo demás, la localidad está muy bien cuidada, limpísima y tranquila. Para mi gusto le falta alma y le sobran carísimas tiendas de alta gama. Pero tiene un parque muy chulo a lo largo del río Oos. El recorrido en coche por la Selva Negra básicamente consiste en recorrer de norte a sur (o viceversa) la carretera 500, desviándose de vez en cuando por otrass carreteras para visitar pueblecitos o miradores para extasiarse de los paisajes de ensueño.

Paradas obligadas también son los lagos repartidos por toda la zona. El que más me gustó fue Mummelsee, que, aunque recibe la abundante visita de turistas, no es para nada agobiante. Hay el esperado hotel, restaurante, tiendas de gastronomía-souvenirs y alquiler de barcas, pero todo está bastante controlado. Además, hay una senda que da la vuelta al lago y es ideal para un paseo entre árboles disfrutando aún más del entorno. Un lago mucho menos visitado, y donde os podreís sentir a solas con la naturaleza es el Wildsee, al que se accede por una pequeña ruta senderista. Más al sur se sitúan, en cabio, los lagos más visitados, sobre todo Titisee, que está a los pies de una localidad plenamente volcada con el turismo, repleta de tiendas, a su vez abarrotadas de gente haciendo múltiples activdades. En cualquier caso, la zona es realmente muy disfrutable. Pero si queréis algo menos de ajetreo, a pocos kilómetros está el mucho mayor lago Schluchsee.

Sobre otros pueblos y ciudades interesantes podemos mencionar Gengenbach, cuyo centro nada tiene que envidiar a esos de cuento vistos en Alsacia. Nos alojamos en Triberg, cuyo mayor atractivo (aparte de tener dos de los mayores relojes de cuco del mundo) son las cascadas del río Gutach (en la imagen). Estas cascadas se descuelgan en varios tramos desde 163 metros de altura y pueden recorrerse a través de una senda bien habilitada que cruza varias veces por encima mediante puentes. Una gozada de paseo. Finalmente llegamos a Friburgo, una ciudad muy animada y de gran vida cultural al tratarse de sede universitaria, considerándose además la capital de la ecología. Nos encontramos con un centro muy bonito, con la catedral gótica, calles comerciales y buena red de tranvías. Ciertamente, fue el único sitio de la Selva Negra donde pudimos quedarnos hasta tarde tomando cervezas en un pub y viviendo las calles animadas hasta altas horas, lo cual también está bien.