lunes, 23 de junio de 2014

MÚSICA / Azkena Rock Festival 2014: Blondie, Violent Femmes, The Strypes y Deap Vally

Me interesaba la segunda jornada del Azkena Rock Festival de Vitoria-Gasteiz por tener la oportunidad de contemplar grupos míticos como Blondie y Violent Femmes, al tiempo que asistía a descubrimientos de nuevos talentos del rock. Efectivamente, los veteranos no decepcionaron. Se les notan las tablas y un cancionero que ha calado en varias generaciones. Blondie hizo un buen repaso por su magnífica obra, fruto de la fusión entre su primigenio punk, powerpop, pop y disco. Lástima que unos nefastos técnicos de sonido hicieran que se perdiera entre las primeras filas la voz de Debbie Harry (¡a punto de cumplir los 69 años y en plena forma!). Hasta la organización ha tenido que sacar un comunicado lamentando el resultado, culpa exclusivamente del equipo de la banda. Pero, vaya, se disfrutó mucho. En un extremo musicalmente opuesto, Violent Femmes cautivaron con un concierto electro-acústico áspero pero directo y magnético. Y luego vinieron las sorpresas de los más jóvenes. Y para jóvenes, los irlandeses The Strypes, que cuentan con entre 16 y 18 añitos. Su salto al escenario provocó algunas risitas que fueron rápidamente sofocadas por la energía de esta banda que aborda sin complejos rock y rythm'n'blues cincuenteros y sesenteros filtrados por modos de punk setentero. Con una actitud y una imagen preparadas al milímetro, los chavales incendiaron el Azkena. Otra grata sorpresa fue el dúo femenino estadounidense Deap Vally, que llamaron la atención con su blues-rock crudo y potente en la línea de The White Stripes o The Black Keys. Pero ellas tienen personalidad propia. Y mucha.







lunes, 9 de junio de 2014

ARTE / "El Griego de Toledo", la exposición cumbre del Greco

La mayor y más espléndida exposición sobre el pintor Doménikos Theotokópoulos (Candía, 1541-Toledo, 1614), conocido como el Greco, puede todavía contemplarse hasta el próximo 14 de junio en la ciudad de Toledo, donde el artista vivió sus últimas décadas. Son más de 100 obras, buena parte de ellas traídas de museos de todo el mundo, que por primera vez se pueden disfrutar de forma conjunta. Aunque son siete los espacios dedicados a esta exposición, denominada "El Griego de Toledo", estuve en las dos más importantes: en el Museo de Santa Cruz y en la Sacristía de la Catedral. En el primer edificio se exponen las obras traídas bien del extranjero bien de otros museos españoles, entre las que destacan "El arquitecto Andrea Paladio", "Vista de Toledo", "San Lucas pintando a la Virgen", "La Dormición de la Virgen", "Tríptico de Módena", "La Adoración de los pastores", "San Pedro y San Pablo", "El caballero de la mano en el pecho", "La Anunciación" o "San Sebastián". Me impresionó especialmente la etapa italiana del pintor, más colorista y luminosa, así como su faceta de pintor de retablos y retratos, más allá de la temática religiosa, por la que es tan famoso. En este sentido, en la Sacristía de la Catedral se pueden ver (tanto ahora como en cualquier momento del año) cuadros tan relevantes como "El Expolio de Cristo", "San Pedro en lágrimas", "San Francisco y Fray Luis meditando sobre la muerte", "Cristo en la Cruz" y retratos de muchos santos. En todas sus obras podemos apreciar su permanente equilibrio estilístico entre el diseño manierista y el color veneciano, de forma que valoraba tanto el dibujo de Miguel Ángel como el colorismo de Tiziano. Pero también logró una apreciable síntesis entre el naturalismo y la abstracción, llegando a ser considerado de alguna manera precursor del expresionismo y la modernidad en pintura. Esperemos que esta exposición consagre sus muchas virtudes, pues no lejos quedan las épocas en que, increíblemente, el arte del Greco era minusvalorada e incluso despreciado.

martes, 3 de junio de 2014

POLÍTICA / ¿Por qué debe haber un referéndum sobre la monarquía?

En primer lugar, porque la monarquía, aunque sea constitucional y sin poder alguno en cuanto al gobierno del país, es esencialmente antidemocrática. Eso de que una familia reine por herencia y sin ser elegida repugna a la razón. No entro en cuestiones de corrupción en las que está envuelta la infanta Cristina o en comportamientos poco ejemplares que últimamente nos ha ofrecido el propio rey Juan Carlos, porque, desgraciadamente, corruptos hay muchos en este país y el cargo no evita esta auténtica lacra, sino que muchas veces la promueve, sea en una monarquía o en una república, sea un concejal o un ministro. No, la corrupción debe evitarse y perseguirse de forma aún mayor de lo que ahora se hace, pero no es la razón de peso para cuestionar la continuidad monárquica.

El principal motivo, a mi entender, estriba en el hecho de que esta monarquía fue reinstaurada por la dictadura y sólo el hecho de que Juan Carlos se rebelara contra ese mismo régimen que le nombró y que ayudara a traer la democracia a este país le llevó a ser aceptado. Pero a ser aceptado él, es decir, Juan Carlos, a quien debemos cuando menos agradecer su contribución democrática (junto con Santiago Carrillo, Adolfo Suárez, Felipe González, etc., etc.) y un reinado bastante aceptable en líneas generales. Pero, una vez llegada la abdicación, ¿debemos aceptar así sin más la sucesión monárquica sin ser consultados como pueblo? Recordemos que lo que aprobamos (o aprobaron los que pudieron votar) en 1978 fue la Constitución en su conjunto, que incluía en el paquete a un rey que había ayudado a dar el salto a la democracia y no nos parecía mal. ¿No es tiempo ya de que ahora votemos estrictamente la forma de Estado que queremos, más allá de personalismos? Decidamos si deseamos mantener los privilegios para una familia o si queremos que también la jefatura de Estado sea elegida democráticamente, como el Parlamento. Desde mi punto de vista, aunque nuestra monarquía constitucional se ha mostrado medianamente correcta, la república es el sistema ideal. Otra cosa es que nos vaya a solucionar todos los problemas (crisis, corrupción). Esto no. Esto lo tenemos que arreglar entre todos.

Pide aquí un referéndum para poder votar la forma de Estado.