lunes, 6 de julio de 2015

ECONOMÍA / ¿Qué significa el NO de Grecia?

El contundente NO de los griegos (más del 61%) en el referéndum celebrado ayer tiene varios significados. Directamente supone un rechazo frontal a las condiciones leoninas impuestas por la troika (compuesta por la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional) para "ayudar" a sacar de la crisis a Grecia. Implícitamente, la votación suponía la confrontación entre un órgano no electo, como es la troika -salvo la Comisión Europea, y de modo indirecto- y una decisión plenamente democrática como es una consulta popular. Subsiguientemente, esto tiene otra lectura: una grave deficiencia más de la construcción europea, que remite a órganos no democráticos para solucionar los problemas de sus Estados miembros. Porque nadie ha elegido a esa troika ni nadie ha opinado sobre cuál debe ser el sistema para ayudar a los países en caso de crisis. Ni, por supuesto, nadie ha dado a Alemania (ni a la canciller germana ni a su Parlamento Federal o Bundestag) el poder para liderar estas cuestiones, aunque Angela Merkel trate de simular pluralidad reuniéndose de vez en cuando con el inane de Hollande. El resultado se debe traducir, pues, como una negativa a una forma de hacer Europa. Pero hay otras. Solamente pregunten a la gente y se darán cuenta que los países en crisis no aceptan esa solución neoliberal que pasa por recortes generalizados, reducciones salariales, de derechos y, en conjunto, del Estado del Bienestar, privatización de servicios públicos, etc., con consecuencias de falta de crecimiento y aumento de las desigualdades. Sólo hay que fijarse en el caso de Estados Unidos (un país nada bolivariano, por cierto) para ver cómo ha logrado volver a crecer de forma rápida y consistente, así como reducir el paro a la mitad, causando menos daño a sus ciudadanos. Porque salvó a los bancos, sí, pero también inyectó dinero público a la economía. Incluso cuando el Estado de California entró en quiebra, no se dudó un segundo en rescatarlo, y no precisamente con las condiciones infames que la troika aplica a Grecia, Irlanda, Portugal, España... Otra forma de rescate es posible y ha funcionado en Estados Unidos desde el New Deal. En cuanto a Europa, su construcción a medias ha llevado a la creación de una moneda única y a una centralización de los tipos de interés (ya no potestad de los países miembros), pero, en cambio, las deudas pertenecen a los Estados. Justo lo contrario que con California. Por eso vamos al revés que Estados Unidos.

¿Y qué ha pasado exactamente en Grecia? Pues lo mismo que en otros países europeos: una crisis de deuda privada que se ha transformado en publica cuando el neoliberalismo reinante (ese tan favorable a lo privado) decidió socializar las pérdidas del sector financiero. Es un asunto bien conocido en España. El caso de Grecia se agravó porque Nueva Democracia (el PP heleno) mintió en las cuentas que presentaba a la Unión Europea en los primeros años del siglo XXI. Es decir, que su situación era aún peor, con una deuda que roza ya el 180%. Deuda, por cierto, contraída principalmente con bancos privados, sobre todo alemanes. Luego, el Estado germano (y el resto de Europa, al compás) se encargó de nacionalizar estas deudas y ahora dicen que son a los alemanes a quienes deben los griegos el dinero. ¡Vaya cara más dura! Grecia necesita una reforma estructural para funcionar mejor, eso no lo duda nadie. Pero cómo va a salir del agujero si se le dan 240.000 millones de euros en dos rescates con unos intereses que suponen pagos de 1.300 millones este mes, 3.000 el que viene... Y, encima, se permitió que los inversores especularan con su deuda pública en los años de la crisis de la prima de riesgo. ¿Qué es esto? Me recuerda aquellas operaciones de "salvamento" financiero que hacía el FMI en los años 90 en África. ¿Alguno de aquellos países solucionó sus problemas? No, aumentaron sus deudas hasta que en algunos casos tuvieron que ser parcialmente perdonadas. Es decir, que este sistema neoliberal vigente desde los años 80 NO FUNCIONA, salvo para los prestamistas, claro.

¿Y qué Europa queremos? Pues la deseada será la que tenga un sistema financiero común como un solo Estado y que opte más bien por políticas keynesianas de contrastada eficacia. O combinando ajustes racionales con incentivos económicos. Y, en todo caso, la que decidan TODOS los ciudadanos europeos. Y si no se estructura de esta manera, si se mantiene un tipo fijo de interés para toda Europa, con consecuncias distintas para la economía de cada país, sin asegurar la solidaridad de las deudas, nos volverá a pasar siempre lo mismo.

Y, ahora, ¿qué hacemos con Grecia? Pues lo que cualquiera sabe, lo que se está haciendo con muchas empresas importantes en crisis en España para que salgan adelante: perdonar parte de las deudas, aplazar y asegurar unos pagos razonables y dejar respirar a los griegos para que su nuevo Gobierno asuma, a diferencia de los pasados, las reformas estructurales adecuadas, junto con la inyección inversora necesaria para que su economía crezca y, por lo tanto, facilite que puedan devolver mejor el dinero debido. Tarea titánica, pero nada que no pueda hacer una cultura que es cuna de mayores heroicidades. El pueblo ha hablado en Grecia y esto es lo que desea, y no salir de Europa y sí seguir pagando impuestos justos (Grecia tiene un nivel de recaudación del 45,5% del PIB; más que España, con un 37,8%) para salir de la crisis y hacer un Estado mejor, una Europa mejor. Distinta y mejor.