martes, 11 de julio de 2017

MÚSICA / Tom Petty And The Heartbreakers, un mito del rock and roll

A estas alturas ya parece claro que, desgraciadamente, ese mito viviente del rock and roll llamado Tom Petty nunca se va a pasar por España. De hecho, con su actual gira de celebración del 40 aniversario con los Heartbreakers, la única fecha de actuación en TODA Europa era el 9 de julio en Londres. Así que parecía un ahora o nunca... ¡Y allí que me fui! El concierto del estadounidense se enmarcaba dentro del festival British Summer Time 2017, que se celebraba en el famoso Hyde Park de la capital británica y que reunía a un buen puñado de artistas, algunos de los cuales supusieron un interesante descubrimiento. Así, por ejemplo, los angelinos The Shelters mostraron un potente rock que bebe tanto de referentes clásicos como de actitud moderna. Por su parte, los texanos Tyler Bryant And The Shakedown protagonizaron una tremenda descarga de blues-rock y hard-rock que hizo estremecerse a todo el personal. Más sutiles fueron The Head And The Heart. Los de Seattle practican un folk-rock indie que enganchó realmente a la audiencia. En cambio, The Lumineers, jugando unas cartas parecidas, no conectaron tan bien con la gente. Después fue el turno de la estadounidense Stevie Nicks, colíder del grupo británico  Fleetwood Mac, del que todavía se guarda buen recuerdo por las Islas. Nicks fue recibida con cariño y su concierto la verdad es que tuvo un perfil bastante sólido para un setlist que, lógicamente, incluyó esperados clásicos de su carrera con Fleetwood Mac, como "Gypsy", "Dreams", "Crying In The Night", "Gold Dust Woman", "Rhiannon" o "Landslide".

Y llegó por fin el momento ansiadamente esperado: aparecieron Tom Petty y sus Heartbreakers, a los que, según dijo, considera incluso más que una familia. Empezaron por el principio, es decir, por una de las canciones ("Rockin' Around (With You)") de su primer disco de 1976 ("Tom Petty And The Heartbreakers"). Hay que decir que el sonido no estuvo del todo fino en este y en el siguiente tema, "Mary Jane's Last Dance" (uno de sus clásicos) -poco volumen, bajo haciendo bola...- pero enseguida se corrigió para poder disfrutar de un setlist formidable, que, por supuesto, incluyó gran parte de sus temas míticos con la banda ("Don't Come Around Here No More", "Learning To Fly", "Refugee" y acabando con el "American Girl"), algunos recientes ("I Should Have Known It", "Forgotten Man") y otros clásicos en solitario de Petty ("You Don't Know How It Feels", "I Won't Back Down", "Free Fallin'", "It's Good To Be King", "Crawling Back To You", "Wildflowers", "Runnin' Down A Dream", "You Wreck Me"), además de una colaboración con la propia Stevie Nicks, "Stop Draggin' My Heart Around".

El feeling del concierto fue muy bueno, con una sensación permanente de que todos actuaban en perfecta compenetración y en comunión con el público; con un Tom Petty que puede que empiece a acusar físicamente los efectos de la edad (va a cumplir ya 67 años), pero musicalmente se le ve totalmente en forma tanto en el escenario como compositivamente, pues sigue haciendo entregas de altísimo nivel, tanto en solitario ("Highway Companion", 2006) como en grupo ("Hypnotic Eye", 2014) y con proyectos paralelos como Mudcrutch, su retomada primera banda. Y qué decir de Mike Campbell, el guitarrista de The Heartbreakers, uno de lo mejores instrumentistas de acompañamiento y un excelente intérprete. Todos y cada uno se conjuraron para hacer posible una noche absolutamente memorable. Y más que espero que queden. Pero, Tom, ¡¡¡ven a España algún día!!!

domingo, 9 de julio de 2017

MÚSICA / Mad Cool 2017: 3º día - Manic Street Preachers, Wilco, Dinosaur Jr...

Y llegamos a la última jornada de esta edición del Mad Cool, que desgraciadamente será recordada por la muerte de Pedro Aunión, aunque ha deparado grandísimos momentos musicales, y eso tampoco hay que olvidarlo. Porque la música es lo que nos reunía a todos estos días. A todos. Y la música es celebración de la vida, es el remedio a los malos momentos y sobrevive a la propia vida de todos y cada uno de nosotros. Las canciones serán recordadas más allá de la muerte de sus compositores, más allá de la gente que la vivió y compartió. La música es más grande que todo. Por tanto, el festival debía seguir. Pero hoy tocaba disfrutar los conciertos con la mente aún puesta en la tragedia. Lo bueno y lo malo, todo forma parte de la vida. Otra cosa son las responsabilidades, y de eso se encargarán la policía y los jueces, y ya veremos si hay responsabilidad o irresponsabilidad por parte de la organización.

En un día de perfil bajo, comenzamos con Wilco a unas horas tempraneras desmerecedoras de su posición privilegiada en la historia de la música. Más allá de eso, los de Chicago volvieron a cautivar a la audiencia con un concierto magistral, rebosante de buenas sensaciones, momentos emotivos y electrizantes. Una lección más. Siguieron los galeses Manic Street Preachers, que demostraron que su propuesta mantiene su total solidez. A pesar de la ausencia del bajista Nicky Wire por problemas familiares cuajaron una actuación prácticamente perfecta, trufada de canciones de todas sus épocas y con una energía digna de sus mejores momentos. Decididamente, la banda podría haber sido cabeza de cartel hoy perfectamente. Concluimos con Dinosaur Jr. Los de Massachusetts dejaron claro por qué son una institución en esto del noise-rock. En activo desde 1984 y recuperada la formación original con J. Mascis, Lou Barlow y Murph, Dinosaur Jr hicieron un certero repaso por sus "grandes éxitos", si es que se puede emplear este calificativo con una banda indie. Su actuación, por cierto, fue cortada unos minutos a las 22:50 para hacer un homenaje a Pedro. Era la hora a la que empezó su actuación del viernes y sonó de fondo la misma canción que le acompañó, "Purple Rain", de Prince. Era lo mínimo que se podía hacer. Pero, como dicen Manic Street Preachers en referencia a la pérdida de su guitarrista Richey Edwards, "Everything Must Go"...

sábado, 8 de julio de 2017

MÚSICA / Mad Cool 2017: 2º día - Green Day, Ryan Adams, Spoon...

Desgraciadamanete, el viernes estuvo marcado por la trágica muerte del bailarín acróbata Pedro Aunión, que formaba parte del espectáculo antes del conicerto de Green Day. Los accidentes pueden ocurrir y quizá el festival deba seguir, pero la falta de información por parte de la organización es reprochable (por la madrugada lanzó un comunicado escueto, y al día siguiente por la tarde otro más amplio) y, en todo caso, las actuaciones que se sucedan deberían reflejar un sentido homenaje al artista.

Musicalmente, el segundo día mantuvo un buen nivel, con predominio de la presencia estadounidense, empezando por las californianas Deap Vally, que se mantienen aferradas a su blues-rock garajero, en la línea de The White Stripes, solo con batería y guitarra-voz.. Las limitaciones de su estilo se compensan con su fuerza en directo. Luego, en un sentido bastante diferente, los texanos Spoon nos hicieron disfrutar con su indie-pop elaborado de múltiples cambios, juegos de guitarras y presencia activa de teclados. Por su parte, Ryan Adams desplegó todo su buen hacer de rock-americana (con algún medio tiempo de más). El de Carolina del Norte sigue fiel a un estilo de raíces inconfundiblemente estadounidense y con sus fans totalmente entregados/as.

Pero el plato fuerte el viernes era Green Day. Los californianos, ajenos a la muerte del acróbata, salieron con mucha feurza y entrega total a concluir su gira internacional por su último disco, "Revolution Radio" (2016). Fueron un vendaval de power-punk-pop que, al menos, hizo a la gente recuperarse anímicamente (a los que conocían la noticia, que no eran muchos), sobre todo por parte del líder, Billy Joe Armstrong, que no paró de arengar a las masas, unas veces con consignas políticas (prolibertades, anti-Trump, etc.) y otras sencillamente resaltando el poder de la música de estar juntos, compartir emociones positivas y vivir el momento. Su filosofía vital concuerda con su espectáculo musical, que se convirtió en una comunión plena con la audiencia (sacando a fans al escenario para que tocaran, cantaran o simplemente participaran) y en un show total con bromas, payasadas, versiones de canciones míticas de la música moderna, etc. Tanto se entregaron que parecía que Green Day no querían abandonar las tablas y nos regalaron un concierto de dos horas y media largas con varios (intentos de) finales y regresos, incluyendo un cierre con Armstrong solo con su acústica. Por el camnio, un glorioso repertorio que abarcó todas las épocas, incluyendo su mítico álbum, "Dookie" (1994).

Después volvieron los recuerdos y no había muchas ganas para más. De hecho, los ingleses Slowdive cancelaron por su cuenta debido a las circunstancias. Eso sí, nadie de la organización informó. Tuvimos que enterarnos por la cuenta de Twitter de la banda.

viernes, 7 de julio de 2017

MÚSICA / Mad Cool 2017: 1º día - Foo Fighters, Quique González, Neuman...


Finalmente, el agua no fue la protagonista de la primera jornada del Mad Cool 2017. Aunque la lluvia descargó cion fuerza hasta las 7 de la tarde, dio la tregua definitiva para disfrutar de la mayor parte del programa del día, que encabezaba el esperadísimo regreso de Foo Fighters. Primero nos encontramos con los murcianos Neuman, comandados por Paco Román, que dejaron un gran sabor de boca con un concierto sencillo y directo de power pop de letras e inspiración musical anglosajonas. Qué mejor que unas guitarras restallantes para empezar el festival. Después nos esperaba Quique González y Los Detectives, que prepararon un concierto especial grabado en directo para editar en CD y DVD. Eso sí, con pequeños cortes de sonido (al menos para los oyentes) que molestaron en algún momento, pero que no empañaron una actuación de gran nivel. Su sonido de rock-americana es probablemente uno de los mejores que se hacen actualmente en este país, combinado con algunas letras (en español) memorables.

Y llegó el momento de los Foo Fighters. La banda de David Grohl venía con ganas, primero, porque hacía seis años que no pisaba un escenario madrileño (el líder prometió no tardar tanto la próxima vez), y segundo, porque la ausencia de lluvia dejó una noche despejada y un tanto mágica, con luna casi llena y nubes con rayos de fondo. Se avecinaba una tormenta, pero sónica. Y así fue durante cerca de dos horas y media, que los estadounidenses empezaron a lo grande con la sucesión de "Everlong", "Monkey Wrench" y "Learn To Fly". Lástima que una cierta falta de volumen permitiera disfrutar mejor este inicio demoledor. Progresivamente, el sonido fue recuperando decibelios hasta el punto deseado. En cualquier caso, el set list fue absolutamente imbatible, mostrando un recorrido por los más de 20 años de carrera de la banda y sus (próximamente) nueve discos, con "Concrete And Gold", de lanzamiento previsto en septiembre y del que adelantaron el single, "Run". El concierto fue contundente, dejando ciertos momentos para alguna interpretación algo más ralentizada, lo que aumentó una emotividad que siempre se mantuvo por las nubes. Grohl presumió reiteradas veces de su entrega total y de su voz inquebrantable, mientras que el resto de la banda actuó en perfecta compenetración y los detalles que dibujaron se percibieron a la perfección gracias al buen sonido técnico. No hubo lluvia, pero hubo un auténtico baño de watios.

Después de este subidón hubiera sido un placer deleitarse con el pop brillante de Belle & Sebastian, pero alguien en la organización pensó que un asistente a Foo Fighters no puede apreciar a los escoceses y, por tanto, solapó las actuaciones. Una verdadera pena, muchos tenemos gustos variados y Belle & Sebastian son una institución de la música en general, al igual que los de David Grohl. El caso es que, visto lo complicado que era comer algo con la avalancha de gente petando lo spuestos de comida, decidimos seguir adelante con Kurt Vile & The Violators. El líder de The War On Drugs estuvo más interesante cuando afiló su propuesta con guitarras eléctricas de intención indie y voz folk que cuando se entregó a algunos momentos más acústicos. En cualquier caso, buena actuación del estadounidense, que demostró que su repertorio tiene bastante más jugo que su conocida "Pretty Pimpin". Y finalizamos la jornada con Catfish & The Bottlemen. Los galeses estuvieron bien porque acumulan dos estupendos álbumes, pero para mi gusto fueron un punto demasiado acelerados y distorsionados. La verdad es que disfruto mejor sus canciones en disco, pero fue un estupendo broche, al menos para lo que vi.

sábado, 1 de julio de 2017

VIAJES / Arribes del Duero (Portugal, Zamora y Salamanca)

El Parque Natural de Arribes del Duero (o Parque Natural do Douro Internacional, en la parte lusa) es una preciosa zona que se extiende a lo largo del río Duero en su paso fronterizo entre España y Portugal, formando una cuenca escarpada llena de magníficos miradores desde los que contemplar un paisaje de belleza singular. Empezamos el recorrido (siempre en coche) en Miranda do Douro, en el lado portugués justo pasada la frontera. Se trata de un pueblo que en sí mismo ya es un mirador, debido a su situación en un alto, justo encima del Duero. La ventaja de alojarse aquí son los precios más económicos, tanto en el hotel (estuvimos en el Hotel Turismo, muy recomendable, con una habitación que parecía una suite y desayuno buffet incluido, todo por 35 euros/día) como en las tiendas y restaurantes. Además, Miranda de Douro es uno de los dos lugares (junto con Aldeadávila de la Ribera -Salamanca-) desde donde tomar un crucero para disfrutar de otra visión de estos parajes y conocer mejor su riqueza medioambiental. El recorrido cuesta 18 euros (aunque en nuestro hotel nos dieron un descuendo del 10%) y dura cerca de una hora ida y vuelta, después de lo cual hay una exhibición de aves autóctonas y degustación de delicioso vino de Oporto.

Iniciamos la ruta de los miradores hacia el sur de Miranda do Douro, tomando la carretera N-221. El destino es el Mirador de Picote, que se localiza en la pequeña villa de Picote y siguiendo un camino de tierra hacia la Casa de l Puio. Un poco más allá se llega hasta una vista espléndida del espectacular meandro que ha horadado con el tiempo el río. De vuelta a la N-221 continuamos hacia Sendim, desde donde seguimos las indicaciones de Cais Fluvial de Pisões por otra pista de tierra. Comienza un descenso desde donde se puede ir parando donde se quiera para disfrutar de la vista. Ahora damos un importante avance por la IC-5 y, nuevamente, por la N-221 hasta Lagoaça, donde está bien señalizado el mirador. Se trata de un punto que queda justo enfrente de la localidad salmantina de Aldeávila de la Ribera, con un paisaje abrupto. Y concluimos esta primera jornada en el famoso Mirador Penedo Durão (ver foto), sin duda, uno de los más impactantes. Se trata de ascender en coche hacia un alto que es el techo de toda la comarca. Imaginaos las vistas. Sencillamente espectacular el atardecer que se puede ver desde allí. Atravesamos la presa de Salto de Saucelle y pasamos la noche ya en territorio español, en el bonito pueblo de Saucelle (Salamanca).

Precisamente desde esta localidad salmantina se hace un corto recorrido conduciendo hacia el Mirador de las Janas. Merece la pena por su estupenda panorámica. A un lado se puede ver el río Huebra, afluente que se ve desmbocando en el mismo Duero, y al otro, al fondo el Penedo Durão. También es fácil avistar rapaces como el águila real, el buitre leonado o el alimoche. Continuamos hacia el norte por la carreteras SA-330 y SA-314 hasta Aldeadávila de la Ribera, desde donde nos dirigimos hacia el Mirador Picón de Felipe. Se deja el coche en el parking (atmbién hay una estupenda área de descanso) y se caminan apenas un par de kilómetros. Las vistas son buenísimas. Y siguiendo por la carretera enseguida se alcanza el Mirador del Fraile, desde el que se contempla con vértigo una de las caídas más abruptas. Sin duda, uno de los puntos más importantes del recorrido. Rumbo noreste llegamos hasta la impresionante Presa de Almendra, formada, en este caso, en el río Tormes, antes de su desembocadura en el Duero. Toda una proeza de la ingeniería. Ahora hacia el oeste, en Fermoselle, ya en la provincia de Zamora, subimos en coche hasta el castillo, otra de las buenas vistas de la zona. Algo más al norte está el pueblo de Fariza, desde donde sale una pequeña carretera hasta la Ermita de Nuestra Señora del Castillo, también con una panorama fantástico. Después de todas las emociones de este día regresamos a Miranda do Douro.

La tercera y última jornada parte de Miranda (no sin antes pasear por su bonito caso antiguo y tomar un rico bacalao) hacia el norte, por pequeños pueblecitos portugueses, hasta Aldeia Nova, donde se acaba llegando al Mirador São João das Arribas, una zona muy abrupta que depara fantásticas vistas. Y volvemos a tierras españolas, en este caso zamoranas, hasta Pino del Oro (que recibió su nombre por la minería aurífera en tiempos del Imperio Romano). A poco más de 3 kilómetros, la carretera se retuerce hasta dar a parar al Puente de Requejo (ver foto), una construcción de 1914 que salva 90 metros de altura durante unos 120 metros de absoluto vértigo. Tanto de un lado como del otro se puede dejar el coche y contemplar extasiado la obra humana y su integración con el impactante paisaje natural. No podía haber un mejor final.