lunes, 30 de agosto de 2010

DEPORTES / Atlético de Madrid, campeón de la Supercopa 2010

Un equipo serio, sí señor. Eso es lo que ha conformado Quique Sánchez Flores con este Atlético de Madrid, que cogió en octubre de 2009 en situación de descenso y al que en menos de un año ha dado dos títulos de talla europea. Primero fue la Europa League y, ahora, la Supercopa de Europa, derrotando por 2-0 (Reyes y Agüero) nada menos que al campeón de la Champions, al Inter de Milán, ese que ganó al mejor equipo de la historia, el Barcelona de Guardiola.



El Atlético planteó en Mónaco un partido estratégico, en el que la principal tarea fue desactivar los mayores peligros interistas, recién nombrados mejores jugadores de la Champions: Milito, al que se le impidió recibir balones; Sneijder, que fue bloqueado por Assunçao; y Maicon, magníficamente tapado por Domínguez. La defensa fue un bloque efectivo, con Godín como nuevo baluarte, la media tuvo a un acertado Raúl García como vía para enlazar con las bandas y arriba fueron letales Reyes, Agüero y Simao, con un Forlán que mereció más. Y, para culminación del éxtasis, el gran De Gea paró el penalti que podría haber traído nervios en los últimos instantes. Ya ni sufrimos. Éste es un nuevo Atleti y me gusta.

Por cierto, qué bello entorno Mónaco para haber saboreado esta victoria. Una pequeña ciudad-principado encajonada entre la montaña y el mar, que destila lujo y elegancia por todos sus poros. No sé si uno aguantaría mucho tiempo con el tren de vida que mantienen sus habitantes, pero por unas horas no ha estado nada mal disfrutar de ello. La Supercopa siempre se celebra aquí. ¿Volveré? Espero que sí.

sábado, 28 de agosto de 2010

VIAJES / Girona, la Costa Brava y Dalí

He encontrado en Girona capital una ciudad muy agradable para vivir, tranquila, bien cuidada y con un núcleo histórico realmente bello e interesante. Solamente pasear junto al río Onyar (afluente del Ter), cruzar por sus puentes y disfrutar de la vista de sus casas coloreadas y colgadas sobre su lecho ya es una gozada. El casco histórico lo compone una serie de callejuelas que se empinan, cruzando por el antiguo barrio judío, hasta llegar a la catedral, construida entre los siglos XI y XVIII, y que ofrece cuatro estilos arquitectónicos: románico, gótico, renacentista y barroco. Por cierto, sus campanas suenan a TODAS las horas del día y de la NOCHE. Lo digo por si os molesta el ruido, que no os alojéis muy cerca, como yo ;-) Al otro lado del río, la Plaza de la Independencia es otro de los muchos rincones agradables y hermosos de que dispone la ciudad. Como culminación, os recomiento pasear por encima de la muralla que rodea la parte antigua y que ofrece una vista espectacular tanto de la urbe como de la comarca circundante.

Pero Girona no es sólo la ciudad, sino tambien una provincia con un litoral de calas, unas pequeñas y otras más grandes, unas de cantos y otras arenosas, unas absolutamente tranquilas y otras más agobiantes de gente, pero todas maravillosas. Es la Costa Brava. En Begur encontré las mejores playas. Especialmente las de Illa Roja (bien grande y que dispone de una zona nudista -ver foto-), Sa Riera (de tamaño medio) y Aiguablava (un pequeño rincón delicioso). Tampoco me olvido de Pals, un pueblo cercano, lleno de edificios medievales, que se pasea agradablemente. Más al sur, entre Palamós, Platja d'Aro y Sant Feliu de Guíxols podemos encontrar decenas de calas diferentes, aptas para todo tipo de gustos. Y entre Sant Feliu y Tossa de Mar discurre una carretera costera serpenteante que ofrece unas vistas magníficas del Mediterráneo (con varios miradores), entre bosques de pinos, encinas y alcornoques. Aún más al sur llegamos a Lloret de Mar, que, bueno, si uno es inglés y adolescente lo disfrutará a tope. No digo más. Por último, Blanes es el último pueblo de la provincia de Girona, antes de entrar en la de Barcelona, y, por tanto, de la Costa Brava. La playa de Treumal se alcanza después de un disfrutable paseo entre pinares y merece realmente la pena.

Y, cómo no, visitar Girona es visitar el arte de Salvador Dalí, uno de los máximos representantes del surrealismo y uno de mis artistas favoritos. El museo para conocer buena parte de su obra está en Figueres (entrada de 11 euros), como los cuadros 'Galarina' (1945), 'Retrato de Pablo Picasso en el siglo XXI' (1947), 'Leda atómica' (1949), 'Dalí de espaldas pintando a Gala de espaldas eternizada por seis córneas virtuales provisionalmente reflejadas en seis verdaderos espejos' (1973) o 'Gala desnuda mirando el mar que a 18 metros aparece el presidente Lincoln' (1975) -ver foto-, además de la conocida composición interiorista 'Rostro de Mae West utilizado como apartamento' (1974). En Cadaqués, concretamente en la cala de Portlligat, se encuentra la casa habitual en la que habitó (entrada de 10 euros, obligatorio reservar en temporada alta) y que, lógicamente, está diseñada de forma completamente surrealista. Por último, podéis concluir la particular ruta daliniana en Púbol, aldea donde se encuentra el "castillo" (es un edificio medieval, con entrada de 7 euros), en el que reposan los restos de Gala, ya que Dalí yace en el propio museo de Figueres, localidad que le vio nacer y morir.

sábado, 14 de agosto de 2010

VIAJES / Los múltiples atractivos de Cádiz

Lo reconozco. No conocía nada de la provincia de Cádiz a pesar de que siempre me habían hablado de lo bonita que es su capital y lo amplias y acogedoras que son sus playas. Bueno, no lo conocía hasta ahora. Y, efectivamente, difícil es sustraerse de la belleza del casco histórico de Cádiz, con sus callejuelas (especialmente animados están los barrios de La Viña y del Pópulo), su preciosa catedral, su imponente malecón, sus hermosas playas (la extensa de La Victoria, su más recogida de La Caleta), su gente tan vital y sus ricas tapas de pescado. Lo cual me recuerda que debo recomendar el restaurante El Faro si queréis degustar deliciosas, bien elaboradas y asequibles raciones. Sentarse a comer en el salón es más caro, pero si os quedáis tomando tapas en la barra disfrutaréis igual y vuestro bolsillo no se resentirá. Eso en el caso histórico, porque junto a la playa de La Victoria tenéis el Show de las Tapas. Su nombre lo dice todo. Sus platos cuentan con una elaboración muy moderna y, en fin, están deliciosos. Por cierto, muy cerca os podéis tomar unas copas en el Off Side y en el Arsenio Manila, que se ponen muy bien.

También he conocido Conil de la Frontera, a 40 kilómetros de la capital, una población muy bella y con un ambiente fenomenal. Para tapeo durante el día y para copeo por la noche. Enorme es poco para describir su playa. Un poco más al sureste, siguiendo la costa, nos encontramos con Los Caños de Meca, un núcleo perteneciente a Barbate y que siempre ha sido el maximo exponente del hippismo y luego ha sido frecuentado por el famoseo de Pablo Carbonell, el Gran Wyoming, etc. Ahora hay gente de todo tipo pero se mantiene un espíritu buenrollista que te hacer estar muy a gusto. Frente a la playa está el famoso restaurante-jaima, un emplazamiento amenizado con música relajante, adecuado para disfrutar de las puestas de sol con unas panorámicas espectaculares y cenar comida árabe. En una última incursión (desgraciadamente, la cosa no dio más de sí), me adentré un poco en el interior hasta Vejer de la Frontera, un pueblo de casas blancas en el que es una maravilla pasear por sus calles antiguas, tomarse algo en la peña flamenca (mientras algunas chicas -incluida una japonesa- ensayan el taconeo) y comer en el estupendo restaurante Trafalgar.

Por cierto, ¿qué os parece mi flamante camiseta de España como campeona del mundo de fútbol (con la deseada estrellita), adquirida por 66 euros en Cádiz y que luzco en el restaurante-jaima de Los Caños de Meca?

domingo, 1 de agosto de 2010

SOCIEDAD / ¿Prohibir los toros?

Con esto de las corridas de toros siempre se me ha planteado una dicotomía irresoluble. Entiendo su valor artístico, lo metafórico del juego de lucha entre hombre y animal/naturaleza... Pero también veo lo que tiene de crueldad y sufrimiento excesivo para el toro. El espectáculo puede alcanzar momentos plásticamente brillantes y agónicamente insoportables. Por eso me gusta y no me gusta al mismo tiempo. Hubiera preferido que, con el paso del tiempo, esta fiesta tradicional hubiera evolucionado (sí, las tradiciones también evolucionan, aunque no nos demos cuenta) hacia formas más civilizadas manteniendo o, incluso, resaltando su lado puramente artístico, haciendo menos hincapié en la muerte y más en la belleza de los quites y muletazos. Desgraciadamente, no ha sido así.

Pero, ¿prohibir como ha hecho el Parlamento catalán? No me convence. Dejemos que la sociedad vaya decidiendo en cada momento si acude o no a las corridas. Actualmente, al 60% de los españoles no le gustan los toros, que tienen un 37% de seguidores. La realidad pondrá siempre las cosas en su sitio. Eso sí, las prácticas claramente salvajes deben ser vetadas. Eso de lanzar cabras del campanario o maltratar animales por regocijo no es de recibo. Veo una clara diferencia entre estos actos descerebrados y las corridas de toros, aunque entiendo también a los que alegan que éstas no son más que elaborados rituales de tortura animal. Ya os digo, para mí siempre se llega al empate técnico en este terreno. En este sentido, habría que valorar si en los correbous de Tarragona se inflige sufrimiento al toro por pura diversión y sin una mínima coartada artística... No creemos dobles raseros.