Ahora que en la política española estamos viviendo un año crucial que marcará el devenir de nuestra sociedad en el futuro próximo, con el fin del bipartidismo (castigado merecidamente por su ineptitud y corrupción) y el auge de los nuevos partidos directamente nacidos de la necesidad de cambio, bien radical y entroncado en los movimientos sociales (Podemos) bien moderado y aparente (Ciudadanos), quizá sea el momento adecuado para conocer algo mejor a las personas que están detrás de esa expresión general de descontento. El principal símbolo de este nuevo cambio es obviamente Pablo Iglesias, el secretario general de Podemos, un hombre procedente de la izquierda pero que tiene como objetivo ayudar a articular el proyecto político más interesante y de mayor espectro social: los votantes de Podemos proceden tanto de la izquierda (a la izquierda del PSOE), incluyendo los desencantados que hace años que no votaban, como del centro, en lo que supone la mayor gama ideológica de cualquier partido actual en España, según el último CIS. Además, arrasa no sólo entre los jóvenes (es claramente el primer partido en intención de voto en el doble eslabon 18-24 y 25-34 años) sino entre los votantes de edad media (35-54 años) y media-avanzada (55-64); sólo se resiste en el segmento de 65 años o más.
El último libro de Pablo Iglesias, "Disputar la Democracia" es, ciertamente, una visión más de las ideas personales del político que del movimiento que representa. Pero, aun así, tiene el interés de mostrar a un solvente intelectual, un brillante orador (y escritor) y un parece que bien capacidado político. Encontramos su idea de la política, desde un punto de vista muy crítico con la izquierda tradicional, que no ha sabido gestionar ni representar bien el sentir popular; con una estupenda descripción de lo que debe ser la disputa del poder en la democracia. Por otro lado, Iglesias realiza un, aunque forzadamente resumido, genial repaso a la historia de España desde finales del siglo XIX hasta la actualidad para acabar plasmando un acertado paralelismo (con todas las lógicas salvedades que él mismo aclara) entre el corrupto turno de partidos de la Restauración y la actual deriva del bipartidismo, para hacer ver que todos los problemas tienen raíces. Finalmente, el político expone su análisis de la actual crisis económica, visión que suscribe hoy en día la inmensa parte de la población, y describe con detalle su definicióin de la casta actual. Ahora queda por ver si este apoyo se refleja adecuadamente en las elecciones que están por venir.
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