Su repertorio se prolongó durante dos horas y media, con 35 canciones de todas sus etapas, desde los Beatles (cayeron 21 temas o 22 contando "In Spite Of All The Danger", compuesta en el seno de The Quarrymen, banda seminal creada por John Lennon), hasta los Wings (el grupo postBeatles de McCartney, con 8 canciones), además de 5 composiciones propias del bajista en su carrera en solitario. Y sorprende que, además, previamente, hiciera una prueba de sonido de 50 minutos para cierto público restringido. Incansable. Porque Paul es muy consciente de lo importante que es dentro de la música pop-rock. Es historia viva. Y quiere ofrecer lo máximo que puede. Todos echamos en falta esta o aquella canción de los Beatles pero es más que suficiente para vivir un espectáculo único. Y también es la prueba de que la mayor parte de sus canciones son inmortales y siguen funcionando hoy como ayer... como siempre.
En este sentido, el sonido fue glorioso, aquello se escuchó como nunca en el WiZink: guitarras brillantes y rockeras que aportaban fuerza, sección de vientos que daba en algunos casos el toque soul apropiado, teclados que daban cuerpo, piano para los momentos más emotivos e incluso el ukele que hizo mágico el comienzo de "Something", qué mejor homenaje a su "hermano" George Harrison. En esas, McCartney demostraba su versatilidad tocando una diversidad de instrumentos... Al tiempo que probaba el español asiduamente: "¿Qué pasa, chulapos?", saludó, o "Sois de puta madre", exclamó, entre otras frases que el público agradeció casi tanto como sus eternas canciones. Las suyas, con los Beatles, pero también algunas de Lennon ("A Hard Day's Night", con la que empezó, y "Being For The Benefit Of Mr. Kite!", además de "Now And Then" -maqueta de Lennon en solitario tras los Beatles y "rescatada" recientemente por McCartney de forma digital-). Y qué decir del momento "I've Got A Feeling", canción compuesta al 50% entre Lennon y McCartney de la que Paul cantó unas estrofas en directo y entonces John apareció en pantallas para cantar el resto. ¡Pura magia! También tocó McCartney su tema en homenaje a Lennon tras su muerte, "Here Today". Conmovedor. Y, de los momentos McCartney, me quedo con ese "Hey Jude" y su "na, na, na" que todos quisimos que fuera interminable, las apabullantes "Helter Skelter" y "Live And Let Die" o la siempre emotiva "Blackbird"... Finalmente, qué mejor cierre que el enlace de "Golden Slumbers", "Carry That Weight" y "The End". Aunque esperemos que no sea el final todavía, Paul se despidió con un "hasta la próxima", así que aquí le esperamos.