"Scary Mother" [***], de Ana Urushadze (Sección Oficial)
En un ambiente opresivo y de atmósfera enrarecida, Ana Urushadze cuenta la historia de una ama de casa entregada compulsivamente a la afición de escribir, algo que poco a poco se irá convirtiendo en una obsesión, en la misma medida que su familia lo ve con creciente recelo. Esa obsesión da pie a una interesante reflexión sobre la interacción de la ficción y la realidad, dado que la mujer basa su relato -aclamado por algunos como una obra maestra- en sus propias vivencias de una manera enfermiza. Precisamente, ese tono en exceso raruno es lo que resta algo de agilidad al filme, que en algún momento parece homenajear el cine de David Lynch, si bien pervive la originalidad de la propuesta y las reflexiones a que da lugar.
"Weirdos" [***], de Bruce McDonald (Enfants Terribles)
Una sencilla road movie protagonizada por una pareja de quinceañeros en plan viaje de descubrimiento personal, sobre todo por parte del chico, con respecto a sus propios sentimientos y en relación a su familia. Con un blanco y negro de gran belleza, Bruce McDonald crea un retrato acertado de la época, mediados de los años 70 en la costa Este de Canadá, donde destaca una excelente banda sonora muy sugestiva. Una pequeña gran película que, sin mayores pretensiones, habla de temas importantes que se dilucidan en esos años cruciales de la vida.
"Western" [**½], de Valeska Grisebach (Esbilla)
Un grupo de trabajadores alemanes construye una central hidráulica en una zona rural de Bulgaria. Las diferencias idiomáticas y culturales existentes entre ambas partes (los recién llegados germanos y los aldeanos pobres del país receptor) centran buena parte del filme, cuyo objetivo es el de posar su mirada en la serie de malentendidos, barreras personales y sociales, aprecios y conflictos de los dos grupos. Sin embargo, la cinta no consigue profundizar en esas ideas en ningún momento, de modo que todo queda un tanto inconcluso.
"El futuro que viene" [**], de Constanza Novick (Sección Oficial)
La historia de amistad de dos chicas durante décadas es mostrada, primero, en la infancia y, luego, en la madurez, sin que de ambas etapas se acabe de sacar conclusiones importantes. Todo parece una sucesión de momentos, de encuentros y desencuentros entre las protagonistas, que, eso sí, están muy bien encarnadas en sus años adultos por Dolores Fonzi y Pilar Gamboa.
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