lunes, 18 de agosto de 2014

VIAJES / Río de Janeiro, entre el cielo y el mar (2)

Lo prometido, éste es mi Top Ten de sitios que visitar en Río de Janeiro:

1. Pan de Azúcar

La subida al cerro Pan de Azúcar  (396 metros de altitud) puede, en principio, no parecer tan impresionante como la del Corcovado (con sus 713 metros), pero lo es. Y lo es porque, por un lado, tienes una perspectiva mejor y más cercana de la ciudad, que de alguna manera es más impactante y, por otro, si asciendes al atardecer puedes contemplar la más bella de las vistas con el sol poniéndose al fondo, sobre el Cristo del Corcovado y todo el paisaje bañado por esa insuperable luz del crepúscuilo. De hecho, cuando se pone el sol, la gente aplaude a rabiar. Para ascender al Pan de Azúcar basta llegar a la base del teleférico, en el barrio de Urca, al que se accede bien en autobús, bien en taxi o, como hicimos nosotros, con un metronibus, que es la prolongación en bus de la línea de metro desde la estación de Botafogo. El billete de metro más metronibus es el mismo que un ticket de metro normal, 3,50 reales (1,20 euros). Eso sí, hay que pedirlo específicamente en la taquilla. La entrada al teleférico tiene un precio general ida y vuelta de 62 reales (menos de 21 euros), pero hay varios jugosos descuentos a mayores de 65 años, menores, estudiantes, etc., de los que se pueden beneficiar no sólo los brasileños, sino también los visitantes de cualquier nacionalidad. El ascenso incluye una parada en el cerro de Urca y luego un segundo tramo hasta la cumbre del Pan de Azúcar. Como digo, las vistas son fantásticas, tanto en el trayecto como en los dos miradores del recorrido. Justo ahí arriba te das cuenta de la belleza de una ciudad que se extiende desde el mismo mar hasta los cerros que jalonan este ondulante paisaje entre vegetación tropical.

2. Cristo Redentor del Corcovado

Aunque por televisión parezca que el Cristo está bien cerca de la ciudad, no es exactamente así. Si bien se localiza entre el centro y el sur de Río, su ubicación en plena Selva de Tijuca supone que para llegar a él hace falta un tiempo. Se puede contratar una excursión en furgoneta que te lleva directamente arriba. Probablemente esto es lo más rápido y efectivo. Sin embargo, considero mejor subir en el tren-cremallera, que con su inclinación ofrece unas vistas mejores. Para llegar se puede hacer desde la estación de metro Largo do Machado, fuera de la cual hay varios autobuses que te llevan a la estación ferroviario de Cosme Velho (desde la que se inicia el ascenso) o, como en nuestro caso, si estás alojado en Copacabana , tomar el autobús 583 desde la calle Nuestra Señora de Copacabana. Este bus te lleva directo a Cosme Velho. La entrada al tren-cremallera ida y vuleta son 50 reales (menos de 17 euros) y también se ofrecen descuentos de hasta el 50%, como en el Pan de Azúcar. El trayecto ferroviario dura 20 minutos y luego se suben unos pocos tramos de escaleras hasta el mismo Cristo. Estar cerca de esta estatua sorprende y, todo lo pequeño que se veía en la lejanía de la ciudad, ahora cobra una nueva y ampliada dimensión. Se notan sus 38 metros de alto más 8 metros de pedestal y su posición con los brazos abiertos y de acogida, en conjunción con todo lo que alcanza la vista, da un buen rollo importante.Aseguraos de que el día esté despejado para que ni las nubes ni la bruma os moleste. Cuando, ya anocheciendo, se encienden las luces tanto de la ciudad como del Cristo, el espectáculo está garantizado. Bueno, y se puede subir andando a través de varias sendas, por ejemplo la que sale del parque Lage. Se tardan entre 2,5 y 3 horas. Pero no es aconsejable por la posibilidad de sufrir algún asalto.

3. Copacabana

Se trata del más famoso barrio de Río de Janeiro, cuya mitología se inició en los años 30, al convertirse en un destino turístico de lujo y exotismo. Ahora estamos lejos de esos años gloriosos, de los que sobrevive el hotel "Copacabana Palace" para recordarnos los momentos de esplendor. Pero recreas la historia cuando paseas por su playa de 3,5 kilómetros sobre la calzada diseñada en 1971 por Roberto Burle Marx o sobre la misma arena donde actuaron gratis los Rolling Stones para 1,5 millones de personas en 2006. En este barrio nació la bossa nova en 1956 fruto de las reuniones de la cantante Nara Leão y los músicos Roberto Menescal, Ronaldo Boscoli y Carlinhos Lira. Su baile de carnaval tuvo como invitados a Brigitte Bardot y Alberto Sordi, entre otras muchas personalidades. Sus fastuosos fuegos artificiales de fin de año son algo muncialmente reconocido. La Avenida Atlántica, que bordea la playa, cuenta con carril bici, que es exhaustivamente utilizado, desde el año 1991. La arena finísima de esta playa enorme la convierte en favorita, incluso por delante de Ipanema. Sus calles comerciales (básicamente, Nuestra Señora de Copacabana y Barata Ribeiro) siempre están atestadas de gente y en ellas puedes encontrar literalmente de todo. La situación del barrio, encajonado entre el mar y los cerros de los Cabritos y San Juan, también es un ejemplo en pequeño de lo que es todo Río, aunque asimismo hace que la densidad poblacional sea muy alta. Por último, pero no menos importante, Copacabana cuenta con una excelente red de transportes para comunicarse con el resto de la ciudad: miles de taxis amarillos que circulan día y noche, decenas de líneas de autobús y tres paradas de metro. Ah, y la playa es tan grande que hay espacio para practicar deportes como fútbol o voleibol (hay porterías y redes para ello) sin molestar a los demás.

4. Santa Teresa

Aparte de las numerosas playas (Copacabana, Ipanema, Arpoador, Leblón, Leme, Flamengo, Botafogo, Vermelha...), Río de Janeiro también alberga grandes atractivos urbanos. Tal es el caso del barrio de Santa Teresa, al que se puede subir por las famosas escaleras de Selarón, ideadas por el chileno Jorge Selarón en 1990 (y en constante renovación desde entonces). Todas ellas están decoradas con multitud de azulejos traídos de todas las partes del mundo (sí, también de España). Tras esta fatigosa pero bonita ascensión se llega al bohemio barrio de Santa Teresa, hogar de artistas y cuyo ambiente agradable y su situación elevada sobre la ciudad lo hace un lugar ideal para el disfrute. Por ejemplo, hay estupendas vistas desde el Parque das Ruinas, que alberga un antiguo caserón reconvertido en sitio de esparcimiento social y con un mirador desde el que se puede observar el centro, la Catedral Metropolitana, el aeropuerto Santos Dumont y el Pan de Azúcar. La calle principal del barrio es Largo dos Guimarães, con numerosos restaurantes donde puedes degustar el plato típico carioca, la feijoada, mientras escuchas bossa nova en directo, como hicimos. Hasta 2011 funcionaba un famoso tranvía (bondinho) que pasaba por el acueducto de los Arcos de Lapa y subía hasta Santa Teresa, pero un accidente en dicho año llevó a su cierre y reconstrucción de las vías, proceso en el que aún se sigue en 2014.


5. Lapa

Se trata de la zona eminentemente de entretenimiento nocturno de Río de Janeiro. Al caer la noche abren bares, pubs y discotecas. La más conocida es "Circo Voador", una sala de actuaciones donde se puede escuchar rock, pero también "Río Scenarium", donde se puede cenar al ritmo de samba. La avenida Mem de Sá y la calle Riachuelo conforman las principales arterias de esta zona. Y, en este caso, conviene no salirse demasiado de aquí, ya que los alrededores pueden ser más inseguros, sobre todo en los días laborables, cuando no hay tanta gente. Un punto bien conocido del barrio son los Arcos da Lapa, un antiguo acueducto de estilo colonial inaugurado en el año 1750 y que cuenta con 270 metros de extensión y 16,40 metros de altura. Cerca se encuentra la Catedral Metropolitana de San Sebastián, un edificio digamos que "moderno". Vaya, que no esperemos encontrar la típica catedral europea. Construida entre 1964 y 1976, tiene la forma de un cono con 96 metros de diámetro y 75 metros de alto.

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