jueves, 18 de agosto de 2011

VIAJES / Parque Nacional de Yellowstone (Wyoming, Estados Unidos)

Yellowstone fue el primer parque nacional del mundo al crearse en 1872, y no es de extrañar porque reúne un conjunto de maravillas vasto (9.000 km2) y rico (tanto en fauna y flora como en manifestaciones geotérmicas: posee la mayor concentración de géyseres del mundo). Para tener un más fácil acceso se ha habilitado una carretera en forma de 8 que permite recorrer sus principales atractivos, si bien existe un gran numero de sendas que posibilitan adentrarse aún más en el parque. En este último caso se recomienda encarecidamente tener mucho cuidado porque lo que se visita es un paraje natural y no un zoo, lo que implica que están viviendo en su hábitat animales salvajes tan potencialmente peligrosos como los osos y los bisontes. Pero si se opta, como hicimos nosotros, por recorrer los 235 km de carretera se tendrá una visión bastante completa de lo que nos ofrece Yellowstone. Por esta ruta nos encontraremos con cinco zonas de características variadas: Mammoth Hot Springs, Old Faithful, Canyon Village, West Thumb-Grant Village y Fishing Bridge-Lake Village-Bridge Bay.

Accedimos por la bellísima entrada este y pagamos la entrada de 25 $ por coche, que es válida para siete días, un periodo de tiempo que se aconseja aprovechar por completo para disfrutar mejor del parque (al menos cuatro o cinco días). Dentro de Yellowstone, y en cada una de sus cinco zonas, existen alojamientos gestionados por una única cadena hotelera (Xanterra) y es recomendable hacer la reserva con bastante antelación (sobre todo si se va en verano) y en diferentes áreas para ir avanzando mejor en la visita del parque. Tanto en la zona este como en otras se podrán observar lamentablemente amplias zonas de pinos quemados, debido a los incendios (casi todos ellos fortuitos, por rayos) que se han ido sucediendo en las últimas décadas y a la decisión del Gobierno de no reforestar "artificialmente", sino ir dejando que la Naturaleza se regenere a su ritmo... Aun con todo, el poder epatante de Yellowstone engancha desde el primer momento. Llegamos a las áreas Fishing Bridge-Lake Village-Bridge Bay y West Thumb-Grant Village, dominadas claramente por el lago Yellowstone, uno de los más grandes del mundo (352 km2). Ya aquí encontramos lo que será una constante en la visita, las manifestaciones geológicas: géyseres, fumarolas y aguas termales, ya que su lecho reposa en una parte de la enorme caldera que sigue activa bajo casi la mitad del parque. Aun así, en invierno se hiela y en verano el agua está fresca debido a la altitud de 2.376 m sobre el nivel del mar.

Dejando el lago, y yendo por el noreste, nos encontramos con el Mud Volcano y el Sulphur Caldron, nuevos y espléndidos ejemplos de geotermia. Después nos encontramos con el enorme y verde valle Hayden, donde nos topamos con las primeras manadas de bisontes. El parque alberga actualmente 4.000 de estos ejemplares, la mayor reserva del mundo. De cerca (se recomienda una distancia de seguridad de 20-25 metros, pues, insisto, son animales salvajes y además corren más que el hombre) son enormes y, aunque parecen mansos, enseguida se ponen a la defensiva y van hacia ti. A pesar de que tratan de estar lejos, no es difícil encontrárselos por la carretera. Máxima precaución y sigilo, y ¡a disfrutar de la experiencia! También contemplamos alces, ciervos y muflones.

En el centro-este del parque está Canyon Village, zona caracterizada por el espectacular cañón que forma el río Yellowstone y las cataratas (Upper, de 33 m de altura, y Lower, de 94 m) que produce a su paso. El punto privilegiado es Artist Point, donde se contempla la profundidad y grandeza del cañón y sus caídas de agua, así como la exuberante vegetación y los fantásticos colores formados por los distintos minerales de las rocas y paredes. Allí, un guardabosques (llamados rangers, siempre encantados de atenderte) da una charla de unos 20 minutos a horas fijas sobre el origen histórico y natural de la zona y del parque en general. Casi todos los accesos a los puntos panorámicos exigen caminatas fáciles o de media dificultad y con recorridos entre cortos y medios. Nada que impida el disfrute con niños, por ejemplo. De hecho, las familias son los turistas más abundantes aquí, así como claramente los de origen estadounidense. Luego se ven muchos orientales y europeos, principalmente franceses e italianos, algún alemán, algún español...

Continuando hacia el norte por el lado este llegamos a Tower Fall, una buena cascada de 40 m, ya situada en el área Tower-Roosevelt, de relativa menor importancia. El Petrified Tree es prescindible y, tras ver algunos interesantes lagos giramos hacia el oeste y nos adentramos en tierras de lobos y osos. Desgraciadamente no pudimos ver ninguno de estos animales, es bastante complicado dada su forma de vida. Estuvimos muy cerca de ver un par de osos, según nos comentaron unos turistas que se habían parado y que decían haber visto dos ejemplares un par de minutos antes. Lástima. Así llegamos a Mammoth Hot Springs, que contiene una de las joyas del parque: las terrazas, pequeñas cataratas de agua caliente del subsuelo, formadas por la acción geotérmica y con múltiples y vistosos colores debido a la acción de los microorganismos. El agua sale a unos 70 grados (metí el dedo, doy fe), aunque hay balsas de agua más templada donde, hasta principios del siglo pasado la gente iba a bañarse. Actualmente está prohibido no sólo el baño, sino andar por los alrededores por peligro de derrumbe del suelo. Por ello existen plataformas de madera construidas por recorrerlas de forma segura.

Más hacia el sur, por la parte oeste, nos encontramos con nuevas manadas de bisontes y otros animales, pasamos por los bellos lagos Twin (gemelos), así como por dos zonas interesantes de géyseres: Norris Geyser Basin y Steamboat Geyser. El Artists Paintpots es una formación de burbujeante barro blanco (a modo de pintura) pero se verá otra mejor en Loewer Geyser Basin, por lo que se puede saltar. Y llegando al río Gibbons pronto descubrimos varias áreas recreativas en las que uno se puede dar un baño. No lo dudamos un instante. El agua está perfecta, el frescor de la altitud es templado por el agua termal que brota por tantas partes. Y continuando por el suroeste llegamos a la zona de Old Faithful, donde se encuentra el más famoso géyser del mismo nombre.

Pero antes nos encontramos con tres puntos ineludibles: Lower Geyser Basin, Midway Geyser Basin y Upper Geyser Basin. Estas zonas concentran algunas de las mejores formaciones geotérmicas y, en concreto, el Midway Geyser Basin acoge el famoso Grand Prismatic Spring, el multicolor lago de agua termal. Un espectáculo. Y hablando de espectáculo, el géyser Old Faithful es el único cuyas erupciones son regulares y están, por tanto, previstas. En concreto, cada hora y media (aproximadamente) lanza chorros de agua de hasta 50 metros. En nuestro caso, pudimos ver saltar el agua y el vapor hasta los 20-25 metros durante unos 5-10 minutos.

Y con esto dejamos ya Yellowstone, grabados en nuestras retinas tantos bellos paisajes, bosques, animales, lagos, ríos, cascadas y géyseres... Salimos por el sur y vamos en dirección al Grand Teton Park (cuya visita se incluye en el precio de la entrada a Yellowstone). Siendo bastante más pequeño (1.255 km2), su principal interés radica en que contiene algunas de las montañas más altas de la zona, con el pico Grand Teton (4.197 m) como techo, frente a los 3.462 metros del pico Eagle, en Yellowstone. Más al sur, saliendo del Grand Teton, está la turística localidad de Jackson (en el valle Jackson Hole), donde pasaremos la última noche antes de regresar a casa. Jackson es un típico pueblo del oeste, pero su situación a los pies del Grand Teton le convierte además en un paraíso de los deportes de nieve en invierno y de montaña en general en verano. Ubicado entre montes, es una delicia pasear por sus calles o disfrutar del mercadillo callejero de productos tradicionales. Es la despedida ideal para este viaje por el medio oeste y oeste de Estados Unidos. Han sido dos semanas, cinco días en Chicago y nueve recorriendo 2.200 millas (3.500 kilómetros) por seis estados, conociendo sitios y gente especiales, la mayor parte muy agradable, y culminando con la plenitud de la naturaleza que es Yellowstone. Entre los múltiples recuerdos me traigo una armónica. Espero poder aprender a tocarla bien para mantener vivo el recuerdo de estas tierras.

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