Os adjunto el relato del viaje a Suiza (uno más) durante estas Navidades de un enamorado del país alpino, el amigo J.J. Que lo disfrutéis, al menos, casi tanto como él.
Suiza tiene una extensión relativamente pequeña (parecida a Galicia o Cataluña) pero nos ofrece cientos de sitios espectaculares. El 5% de su superficie está cubierta de glaciares, el 50% de todo el territorio está a más de 1.000 metros de altura y la acumulación de picos de más de 4.000 metros en los Alpes es realmente espectacular. Si hablamos de lagos los hay de todos los tamaños, destacando el Lemman y el Constanza.
Una vez en el aeropuerto de Zúrich, una de las primeras imágenes que se te queda en la retina es la de una máquina descongelando las alas de un avión, lanzándole chorros de un líquido que pulveriza unos tochos de nieve del tamaño de un iceberg de tamaño medio.
Pasada la primera impresión, cogemos el coche de alquiler y nos dirigimos a Lucerna, donde tenemos reservado un hotelito sencillo, cómodo, bien ubicado, con wifi y, sobre todo, BARATO. Y eso que en Suiza no hay casi nada barato, ni siquiera comparándolo con los precios españoles. Decía que nos dirigiamos a Lucerna por una carretera EN PERFECTO ESTADO. Se podría decir que Suiza en invierno es un lugar cubierto de nieve por todos lados, menos por uno: las carreteras. Es sorprendente comprobar cómo estás completamente rodeado de nieve y puedes circular por carreteras principales y secundarias casi sin ningún problema. Digo casi, porque cuando quieres subir a un puerto que está a más de 2.000 metros de altura, puede que esté cerrado. Pero suele haber alternativa por tren. Metes tu coche en el tren y pasas tranquilamente atravesando las montañas. Pierdes las vistas y la panorámica, pero yo creo que a los suizos les importa más no quedarse incomunicados.
El primer día (tarde y noche, más bien) nos quedamos en Lucerna. Acertada decisión, porque pudimos descubrir un confortable y bien surtido pub irlandés, con pantallas de televisión y con comida y bebida hasta las 11 p.m. Cosa nada desdeñable ésta del horario, pues es sabido que los europeos tienen unas costumbres locas en cuanto a horarios de sus comidas y, sobre todo, cenas.
Tomando como base Lucerna hicimos unas cuantas excursiones por zonas que ya conocíamos en verano. El paisaje cambia de forma tan drástica que no parecen los mismos sitios. Descubrir el parking del apacible pueblo de Lauterbrunnen completamente cubierto con una placa de varios centímetros de hielo y nieve es una buena experiencia. Y así por todo el país.
Para una primera visita a Suiza yo recomendaría: Interlaken y sus alrededores (Junfrau, Lauterbrunnen, Grindewald); Zeramt y el Materhorn; Glaciares del Ródano y de Aletsch; Lago Lemman; Berna; y Lucerna. A partir de ahí, casi todo el país merece la pena.
Aunque podría estar hablando y escribiendo de Suiza varios meses, no quiero
acabar sin recomendar vivamente la compra de CHOCOLATE. Las marcas son casi las mismas que las que puedes encontrar en España (Lind, Milka, Nestlé, etc.), pero si están hechas en Suiza (ojo, ver en el envase que ponga SWISS MADE) saben de otra manera. Será por la leche.
5 comentarios:
¡Menuda envidia que das, J.J.! Tomo nota de tus recomendaciones y te aseguro que no dejaré pasar mucho tiempo antes de visitar Suiza. Ya lo hice el año pasado con Austria y me gustó bastante, así que aquí lo voy a flipar, seguro...
Saludos y gracias por tu reseña!!
Alberto Q.
www.lacoctelera.com/traslaspuertas
PAIS PRECIOSO... Tuve la suerte de conocerlo en verano de 2007, como alguno recordará.
Es una maravilla que hay que conocer alguna vez. LUCERNA, BERNA, INTERLAKEN, el MONTE PILATUS... y mucho más como FRIBURGO y cientos de cascadas y montañas inolvidables.
Buenas fotos.
Saludos
Gracias por los comentarios.
Alberto, si tienes la oportunidad de ir en invierno, te aseguro que merece la pena.
Yo creo que, junto con Noruega, Suiza es el país europeo con la naturaleza más desmesurada: montañas de 4.500 metros, lagos inmensos, cascadas desbordantes...
En fin, porque mi novia no me deja, que si no, en mayo o junio volvía en época de deshielo. Que eso tiene que ser también digno de ver.
Doy fe de lo de Noruega, donde estuve hace unos años (y precisamente en invierno): impresionantes paisajes!!
Sencillamente impresionante. Sólo mirando esa primera foto, entran unas irrefrenables ganas de retar al frío.
Destino imprescindible. Si a J.J le enamoró Suiza, por algo será.
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