Aunque a veces apetezca más quedarse en casita por el frío, estas fechas navideñas pueden ser un interesante momento para realizar algunos viajes y disfrutar de la naturaleza, aun siendo invierno. Os voy a contar un par de excursiones que he hecho, primero, a la magnífica villa de Peñafiel (Valladolid) y a la zona que bañan los ríos Duero y Duratón; y, segundo, al madrileño Parque Regional del Sureste, donde se puede disfrutar de sus humedales y de todas las anátidas que les dan cobijo. En Peñafiel encontraréis una muy disfrutable población, especialmente conocida por su impresionante castillo en forma de barco que domina toda la zona. Pero, además, no os perdáis la medieval Plaza del Coso, una amplia superficie arenosa que se utiliza para las corridas de toros y que se remata con unas bellísimas balconadas de madera. Además, en la parte alta del pueblo, podréis saborear muy buenos vinos (sobre todo, tintos) directamente adquiridos en las múltiples bodegas, que se encuentran excavadas a entre 10 y 15 metros bajo tierra y cuya ventilación es posible gracias a las chimeneas que salen a la superficie. Por último, este año, que ha traído buenas lluvias, permite disfrutar de un agradable paseo por la ribera del Duratón. Y, siguiendo el curso de este río, llegamos al Duero, que remontado apenas unos 20 kilómetros, nos lleva hasta el pueblo de Roa, ya en la provincia de Burgos. Roa es característico por estar situado en un espolón que se asoma al Duero y a toda la comarca desde sus 763 metros de altitud.
El madrileño Parque Regional del Sureste abarca 31.552 hectáreas, que incluyen municipios como Rivas Vaciamadrid, Arganda del Rey, Velilla de San Antonio o Mejorada del Campo. Parece increíble que, a tan poca distancia del cemento y la polución, exista este oasis salpicado de humedales que dan cobijo a numerosas aves acuáticas. Precisamente, entre diciembre y febrero son las mejores fechas para contemplar las anátidas. Como ejemplo, podéis hacer la ruta por la laguna de El Campillo, a la altura del kilómetro 19 de la Autovía A-3, donde confluyen los ríos Jarama y Manzanares. En el recorrido, de unas tres horas, se rodeará dicha laguna y se podrá observar toda la flora (típica vegetación de ribera y pinos), la fauna (cigüeñas, anátidas, conejos, etc.) y la geografía escarpada que ofrecen los cantiles. Otros humedales interesantes se encuentran en Velilla de San Antonio. Y, si llegáis hasta Mejorada del Campo, podréis contemplar la hazaña de un hombre, don Justo, que está levantando con escasas ayudas una impresionante catedral en pleno centro urbano. Tenéis que verlo con vuestros propios ojos para creerlo.
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