
Pasada la euforia inicial por la victoria y toma de posesión por parte de
Barack H. Obama como presidente de la (todavía) primera potencia mundial, los Estados Unidos, ya tenemos datos reales que valorar. En tan solo una semana, ha tomado las riendas de la economía con un
decidido plan de apoyo económico muy claramente dirigido a conseguir empleos y ayudar a los desprotegidos del sistema, ha anunciado que
las energías alternativas y ecológicas serán su prioridad para evitar la dependencia del petróleo y atenuar el cambio climático, ha concedido
su primera entrevista al canal árabe Al-Arabiya con la
clara intención de solucionar el conflicto entre Israel y Palestina... Y acaba de firmar su primera ley:
de igualdad salarial. No son medidas cualesquiera. Tienen un calado enorme y las ha iniciado inmediatamente, cumpliendo así su promesa de ponerse manos a la obra desde el primer día. Nada de los 100 días de margen. Obama quiere llevar a la práctica el "cambio" de su eslogan lo antes posible.
Hacía mucho que un político no generaba entre la gente tanta esperanza... Y, lo que es más importante, tan basada en hechos reales (al menos, los que de momento se apuntan). Cierto que parte de un nivel muy bajo, el dejado por su predecesor (¿cómo se llamaba? ah, sí, el borracho ése de la película de
Oliver Stone). Puede que con Obama no todo sea perfecto, pero será deseable... Y posible.
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