martes, 3 de junio de 2008

POLÍTICA / ¿Hacia dónde va el PP?


Llevamos semanas con el soniquete de la crisis del PP. Normal en un partido que ha gobernado ocho años y lleva perdidas dos elecciones generales. Algo tiene que cambiar. Y las opciones se han presentado muy claritas, porque, aunque se hable de una guerra de nombres (Rajoy contra Esperanza Aguirre o María San Gil o Juan Costa, etc.), el problema es ideológico.

La primera opción pasa por el continuismo del cambio, encarnado por un Rajoy que permanece a pesar de haber perdido. Derrotas, dicho sea de paso, que podríamos calificar como "dulces" ambas: la primera de 2004 no fue estrictacmente culpa suya, sino de los que gestionaron mal la crisis de los atentados, y la segunda de 2008 ha ocurrido tras crecer en votos (segundo mejor resultado de la historia del partido). Rajoy se mantiene, sí, pero va a cambiar de estrategia. Evidentemente ha entendido que su política de enquistamiento ha tocado techo electoral. Es muy difícil ganar unas elecciones en toda España con una política tan sectaria como la de los Acebes, Zaplana, Pujalte, etc. Hay que volver al centro, que es lo que llevó al poder al primer Aznar (el de ahora ha superado al maestro y está incluso a la derecha de Bush).

Y la segunda opción es el cambio del continuismo (sin líder claro, por cierto): sustituir al jefe para seguir haciendo la misma política sectaria de costumbre. Esto no sólo no es la solución sino que relegaría al PP a la oposición por muchos años. No son los 200 exaltados que se reúnen en Génova los que deben mandar (con los impresentables Jiménez Losantos y Pedro Jota como voceros, verdaderos instrumentos políticos hasta hace poco del propio Rajoy, por cierto). No, la solución vendrá de los centristas herederos de la mejor UCD de Suárez. Sería bueno para la democracia. Pero hay que hilar muy fino: esa lucha política interna deberá sortear el cainismo y el peligro de escisión. Vaya, que Esperanza Aguirre y Alberto Ruiz Gallardón tendrán que aprender a convivir en el mismo partido sin lanzarse puñaladas por la espalda. Esto ya lo sufrió y lo superó el PSOE, ¿lo superará ahora el PP?

No hay comentarios: