viernes, 12 de agosto de 2011

VIAJES / Oeste de Estados Unidos: Wyoming y hacia Yellowstone

Llegar al estado de Wyoming es adentrarse ya completamente en el Oeste norteamericano. Los pueblos, pequeños y desperdigados (algunos, como Emblem y Aladdin, con 10 y 15 habitantes, respectivamente), están formados a lo largo de una calle principal con sus saloons, bares y tiendas construidas con porches de madera. La gente, de actitud tranquila y lacónica, empieza a hablar de una manera más difícil de entender, muy nasal (más todavía) y llena de jerga local (empezando por ese inefable "howdy!" para saludar). Y el territorio combina fascinantes y gloriosas reservas naturales con millas y millas de terreno baldío en el que puedes imaginarte perfectamente a los cowboys de las películas del oeste cabalgando de (implacable) sol a sol. En concreto, es muy recomendable el acceso al estado por la carretera 24 del noreste, que se adentra en la parte de las Black Hills perteneciente a Wyoming, que forman una espléndidas, verdes y redondeadas colinas llenas de vida vegetal y animal (no tanto humana).

Además, es el mejor camino para llegar a la Devil's Tower, una impresionante formación rocosa que mucha gente recordará del filme "Encuentros en la Tercera Fase", de Steven Spielberg. Pues en directo es mucho más grande e impactante de lo que yo mismo me imaginaba. En realidad, no es necesario entrar al recinto (5 $ las motos, 12 $ los coches), ya que se contempla y disfruta incluso mejor desde la cierta distancia del área de información, restauración y ocio.

Volvemos a retomar la I-90, ahora por última vez antes de dejarla, hasta llegar a Buffalo. Este pueblo vuelve a ser una nueva muestra del oeste americano y tiene un aliciente histórico adicional. Fue testigo de las andanzas de los famosos bandidos Butch Cassidy y Sundance Kid (interpretados por Robert Redford y Paul Newman en la mítica "Dos hombres y un destino", de George Roy Hill, así como por Sam Shepard como un Cassidy mayor en la reciente "Blackthorn"). En concreto, se alojaron en el hotel Occidental, que sigue funcionando, ofreciendo una ambientación propia de finales del siglo XIX. Pero no fue ahí donde nos alojamos, era realmente caro. Intentamos, eso sí, cenar en su restaurante, The Virginian, pero al parecer si no se reserva con antelación la alta demanda lo convierte en misión imposible. Así fue. Una pena, tenían en la carta lo que parecía una estupenda carne de búfalo (bisonte, vaya).

Después tomamos la carretera 16, camino de Cody, para poder disfrutar mejor de las vistas que nos ofrece el Bosque Nacional de Bighorn, con sus enormes elevaciones (el pico Cloud alcanza los 4.013 metros) y sus gargantas de vértigo. La otra opción es ir por el norte de esta zona, a través de la carretera 14, pero nos recomendaron las mejores panorámicas de la vía sur. Luego enlazamos precisamente con la 14 para llegar a Cody, el pueblo que fundó William Frederick Cody, más conocido como "Buffalo" Bill, soldado, cazador y hombre de espectáculos del oeste. Es la última parada antes de dirigirnos al Parque Nacional de Yellowstone, nuestro objetivo final y deseado de este viaje. De hecho, la parte de la carretera 14 que va de Cody a la entrada este del parque fue calificada por el presidente estadounidense Theodore Roosevelt como las 50 millas más escénicas de todo el país. Y tenía razón, porque es un no parar de adentrarse por hermosos valles llenos de pinos y de contemplar ríos y lagos como el Wapiti, atravesando el Bosque Nacional Shoshone. Justo llegamos a nuestro alojamiento, una cabaña en Pahaska Tepee, a apenas unos cientos de metros de la entrada Este de Yellowstone. Nos dan los primeros avisos sobre el peligro de los osos: no dejar comida ni basura fuera, hacer ruido para hacernos notar y que no se acerquen, etc. Tenemos lo fundamental para estar cómodos: cuarto de baño y ducha, luz y camas con mantas, pero no hay televisor, ni internet (bueno, sólo en la cabaña de desayunos) y nuestros móviles están totalmente fuera de cobertura. Hemos dejado la civilización y nos adentramos en lo salvaje. Estamos a tiro de piedra de una de las grandes maravillas naturales de los Estados Unidos y del mundo.

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