La magnitud del territorio de los Estados Unidos, la vasta y magnífica naturaleza que acoge, cobra sentido en algunos lugares concretos. El río Misisipi es uno de los principales. Antes habíamos dejado Chicago con nuestro flamante Toyota Corolla de alquiler (por favor, evitad contratiempos reservando el vehículo con tiempo, por internet preferiblemente), a un precio de unos 110 $/día (esperábamos una tarifa mejor pero, en fin, cosas de hacer ciertos trámites a última hora), combustible aparte, claro, a unos 3,7 $/galón (el galón son unos 5 litros), o sea que la gasolina es mucho más barata que en España. Tomamos la I-90 o Interestatal 90 (la autovía de este tipo más larga de Estados Unidos, con casi 5.000 km, enlazando Boston y Seattle) en dirección hacia el oeste y será la carretera que usemos la mayor parte del tiempo. Sin embargo, algunas veces nos separaremos de ella para poder conocer sitios que valgan la pena. Atravesamos el norte del estado de Illinois, completamente repleto de colinas verdes, hasta llegar a Galena, una pequeña población cuna de Ulysses S. Grant, 18º presidente de Estados Unidos y general en la Guerra Civil que logró la rendición del sudista Robert E. Lee. Se puede visitar su casa y hay una estatua en el parque que lleva su nombre. Pero Galena es, ante todo, una muy agradable villa (de nula vida nocturna) con una estupenda Main Street en la que disfrutar de un comercio local con sabor a mediados del siglo XIX, cuando la población era centro del tráfico generado por el río Misisipi, gracias a su afluente, el Galena. En todo caso, en este pueblo he tomado mi primer desayuno sano de este viaje: una French Toast Combination que llevaba pan con pasas y fresas y plátano por encima, sin más, ni salsas añadidas ni ¡¡huevo!! Además, en una añeja librería, aconsejado por el dueño, he comprado "Midwest At Noon", de Graham Hutton (británico por cierto), editado en 1946 y que promete ser un certero relato de la creación del medio oeste americano.
Un poco más al noroeste accedemos a Dubuque (en Iowa), donde contemplamos en toda su grandeza el río Misisipi, ese que tiene una longitud de 3.770 km y ha sido testigo de lo mejor de la vida económica y cultural de este país. Después nos adentramos por el cercano estado de Wisconsin hasta Prairie du Chien (se nota el origen francés en la zona, cuando los tramperos galos ya convivían y comerciaban con los indios en los siglos XVII y XVIII). Pero, atravesando nuevamente el río, daremos con las mejores vistas, a las afueras de McGregor (Iowa), en el denominado Pike's Peak (el Pico de Pike, por Zebulon Pike, militar que cartografió buena parte de la Luisiana tras ser comprada por Estados Unidos, en 1803). Este área no es sólo un espléndido parque forestal (plagado de colibríes, que nunca antes había visto) sino un excelente mirador de esa zona del gran río en el que desemboca el Wisconsin, uno de sus afluentes. Después, seguimos remontando el Misisipi, pasando de una orilla a otra entre diversos pueblos de los estados de Wisconsin (La Crosse) y Minesota (Winona, Lake City -el lugar donde se inventó el ski acuático en 1922, según dicen ellos mismos-).
Así hasta llegar a Mineápolis. Bueno, de hecho, la primera escala era su ciudad gemela (y capital de Minesota) Saint Paul, una ciudad tranquila bañada, como su hermana, por el Misisipi, que forma aquí numerosos lagos. Uno de los más importantes, ya en Mineápolis, es el Calhoun, enorme enclave en el que la gente se reúne en sus playitas para tomar el sol, bañarse, salir a remar, correr por la orilla, etc. El centro de Mineápolis, dominado por la Nicolette Mall, está repleta de actividad, pubs, terrazas, teatros, con un aire bohemio y relajado. Al sur está el uptown (aunque parezca una contradicción), una zona más residencial pero también comercial y con un mercadillo de arte local que abre los sábados frente a la gran tienda de Apple. Contradicciones maravillosas. Por cierto, tienen el iPhone 4 a 299 $ (unos 210 €), estoy por pillármelo... Cerca del centro (downtown) se encuentra una de las tiendas de música más interesantes que he conocido, The Electric Fetus (abierta en 1968), con miles de discos (CDs y vinilos), libros, camisetas, posters y complementos musicales a discreción. Un poco al noreste, alrededor de la universidad, se despliega el barrio más modernillo de Dinkytown. Minesota parece un refrescante oasis cultural dentro de un medio oeste lleno de gente muy abierta y acogedora pero de perfil artístico tirando a rural y tradicional; de hecho, es cuna de bandas de música de calidad como Hüsker Dü, The Replacements o The Jayhawks (y, sí, bueno, Bob Dylan y Prince).
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