Con una lluvia constante en la ciudad donostiarra hemos comenzado una nueva edición de este festival que, ojalá me equivoque al final, tiene pinta de mediocre en su sección oficial (la que se supone importante) y sólo parece brillar en Zabaltegi, la sección que ofrece lo mejor de otros festivales. Restaría credibilidad a un festival que quiere seguir siendo de primera fila que su selección fílmica no lograra un nivel de calidad mínimo y tiviera que vivir de repetir lo que ha pasado por Cannes o Venecia. Esperemos que este mal augurio no se acabe cumpliendo, pero por lo visto en los primeros días parece que la cosa va por ahí.
"Si la cosa funciona", de Woody Allen [Sección Zabaltegi]
Empecemos por lo mejor, que hasta ahora nos lo ha proporcionado Woody Allen. Desde hace un tiempo se echaba de menos al Allen más sarcástico y cómico con carga de profundidad. Y hay que decir que ha vuelto. Y con fuerza. No sé si porque ha retomado su escenario favorito para rodar, la ciudad de Nueva York, o porque ha acertado de pleno con la elección del también cómico Larry David como protagonista. El caso es que "Whatever Works" ("Si la cosa funciona") funciona a las mil maravillas y despliega todo el humor ácido y negro de Woody Allen como hace tiempo que no se le veía, esta vez más certeramente dirigido contra la religión y el pensamiento reaccionario. Cierto que sigue hablando de los mismos problemas de siempre: el amor, la muerte, etc., pero hay pasajes en los que los diálogos alcanzan cimas realmente gloriosas y la película vuela siempre a gran altura. Parece increíble que con 74 años y a película por año, el genio norteamericano siga dando para tanto. Pero así es.
"Malditos bastardos", de Quentin Tarantino [Zabaltegi]
Tenía curiosidad por ver cómo Tarantino trataba el tema de la 2ª Guerra Mundial, a través de la surrealista historia de esa especie de batallón judio de élite cuya misión es arrancar cabelleras nazis. Pero, sobre todo, tenía ganas de recuperar al mejor Tarantino de "Pulp Fiction", "Reservoir Dogs" y "Jackie Brown". Y, sí, bueno, Tarantino brilla a ratos. Sobre todo en la creación de ese personaje que es el implacable coronel nazi Hans Landa (espectacular Christoph Waltz), y que pasa directamente a engrosar la galería de clásicos del cine bélico. También hay acierto en la presentación de los "malditos bastardos", encabezados por un cómico Brad Pitt, así como en parte de las tramas protagonizadas por Diane Kruger (como la actriz-espía Bridget von Hammersmark) y Mélanie Laurent (como la vengativa Shosanna). Y lo que le termina de dar empaque es el acertado tono de buen humor negro marca de la casa y que da como resultado una gloriosa reescritura de la historia.
"Le Refuge", de François Ozon [Sección Oficial]
La verdad es que si de romper moldes sociales o de presentar situaciones morales "progres" se trata, el francés Ozon se lleva todas las papeletas. Porque inicia su historia con una heroinómana embarazada tras morir su chico de sobredosis y continúa con el cuñado de la protagonista, adoptado y homosexual, acompañándola durante los meses previos al parto, y finaliza con la decisión de qué hacer con el niño, que es repudiado por la (burguesa) familia del fallecido. El caso es que todo está contado con suficiente templanza y buen oficio por Ozon, pero sin que tampoco logre mayor trascendencia.
"Chloe", de Atom Egoyan [Oficial]
Yo le creía a Atom Egoyan algo más serio en su cine. Pero en "Chloe" lo que tenemos es más bien un telefilme, que sólo se salva gracias al (habitual) buen hacer de Jualianne Moore. La película comienza de forma prometedora, con la protagonista (Moore) contratando a una prostituta para comprobar si su marido (Liam Neeson) es fiel. Pero, ah, eso de la complejidad de las relaciones es algo fuera del alcance de Egoyan, que lo resuelve todo de modo simplista y efectista, tirando por la vía fácil de la acosadora obsesiva que trata de romper la estabilidad del matrimonio.
"This Is Love", de Matthias Glasner [Oficial]
No sé muy bien qué ha querido contar el alemán Glasner relacionado con el amor. Vale, por un lado tenemos a la comisaria de policía abandonada sin razón aparente por su marido y que se da a la bebida. Y, por otro, al tipo que compra prostitutas infantiles orientales para venderlas a familias que quieren adoptar y que siente una afinidad por su última adquisición. Todo muy normal. Ya de por sí ambas historias son contadas con más pretenciosidad que resultados. Y, desde luego, todo junto es la risa (floja).
"The White Meadows", de Mohammad Rasoulof [Oficial]
Siempre tiene que haber un "tostón-pictures" en todo festival que se precie. Y éste es este filme iraní, que todavía no sé a qué carta juega. Si pretende hacer alguna crítica social o relato costumbrista o qué sé yo. Sólo seguimos el recorrido de un tipo recogiendo lágrimas de los sufridos habitantes de unas islas para terminar descubriendo al final el uso que hace con ellas. Y eso es lo peor: saberlo, porque de otro modo me hubiera ahorrado el tiempo perdido viendo la película.
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