Tras una final intensa y memorable, Rafael Nadal (6-4, 6-4, 6-7, 6-7 y 9-7) logró por fin vencer en Wimbledon (tercer español en conseguirlo tras Manolo Santana -1966- y Conchita Martínez -1994-) y, sobre todo, logró derrotar al todavía número uno Roger Federer en su propio terreno: la hierba. Y se ha convertido en el tercer jugador en ganar Roland Garros y Wimbledon en un mismo año (tras Rod Laver -1962 y 1969- y Bjorn Borg -1978, 1979 y 1980-). Fue la final inglesa más larga: 4 horas y 48 minutos agónicos, sufridos, inciertos tras dos parones por lluvia, muy igualados, donde se demostró que Federer es probablemente el mejor jugador de la historia, pero también que Nadal está preparado para ocupar su lugar (aventaja al suizo 12-6 en su duelo particulare). Ese número uno lo conseguirá el manacorí sólo con superar ligeramente lo que hizo el año pasado en lo que queda de temporada. Cierto que, de momento, se perderá Stuttgart para recuperar su rodilla, pero la puerta ya está abierta.
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