lunes, 25 de febrero de 2008

POLÍTICA / Debate Zapatero-Rajoy: el bipartidismo imperfecto



El debate entre Zapatero y Rajoy ha sido la perfecta síntesis de una triste tendencia de nuestra democracia: el bipartidismo imperfecto. Me explico. Hay un planteamiento de que sólo dos grandes partidos deben mostrar sus posiciones y pueden optar, por tanto, al poder. El sistema político lo permite, los medios de comunicación lo acrecientan, el sistema electoral lo consagra. Dos posturas enfrentadas, como el bien y el mal, no para contraponer ideas, sino para buscar y fomentar nichos de mercado ideológicos, es decir, votantes fieles que no escuchen al contrario y que repitan consignas como loros. Por eso, el debate ha sido una sucesión de dos previsibles monólogos que sólo puede contentar a esa masa de incondicionales y no a un ciudadano reflexivo, el que debería ser fomentado en una democracia sana donde hay muchas decisiones que tomar, con consecuencias bien diferentes.

Y los medios se limitan a amplificar el mensaje: los internautas del diario “El País” daban la victoria a Zapatero con un 55% y los de “El Mundo”, a Rajoy con un 58%. En las televisiones, los invitados de determinada tendencia defendían ciegamente la actitud del candidato del PP, mientras que los de la otra orilla hacían lo propio con el candidato del PSOE. Por no mencionar a los supuestos “periodistas” que ejercen mejor de portavoces políticos que muchos altos cargos de partidos. Cierto que la actitud de Zapatero pueda ser más proclive al diálogo (floja o hipócrita, dirán algunos) y la de Rajoy más agria (desleal o demagógica, se podría decir), pero eso no cambia el fondo de la cuestión: habemus bipartidismo.

Sólo Cuatro nos “concedió la gracia” de poder ver cinco escasos minutos a un Llamazares que apenas tenía tiempo de reclamar su presencia como fuerza nacional, constantemente ninguneada merced a la Ley D’Hondt: IU sacó en 2004 un 5% de los votos, pero sólo obtuvo un 1,4% de los escaños (5 asientos, frente a los 17 que le corresponderían en proporción). Resultado: un partido alternativo de ámbito estatal es reducido a la nada por el sistema electoral y tratado como apestado por los medios, incluso ridiculizado. Al igual que otros como Ciudadanos o UPyD (¿y dónde hay un partido ecologista relevante ante el cambio climático?). En cambio, los dos grandes bloques están ya sobrerrepresentados desde el momento de la votación: PSOE (42,6% de votos y 46,8% de escaños) y PP (37,6% / 42,3%). Y, por su parte, los partidos nacionalistas, cuyas miras políticas no sobrepasan su comunidad autónoma, son también favorecidos y utilizan su poder sobredimensionado como llave del gobierno nacional: CiU (3,2% / 2,9%), ERC (2,5% / 2,3%), PNV (1,6% / 2%), etc.

Consecuencia de este sistema mayoritario: el mal llamado voto útil. El Utilómetro.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Cada vez nos acercamos más a un modelo americano, en el que sólo dos partidos tienen acceso al poder y eso no es bueno para la democracia. En España hay más colores que deberían tener voz propia y tener más cabida en los medios y, sobre todo, en el Parlamento.

De cualquier forma, después de tantos años sin debate, lo de ayer fue mejor que nada. Aunque fuesen unos discursos encorsetados y sin feed-back, trece millones de espectadores los siguieron. Esto significa que la minoría a la que le interesa la política empieza a ampliarse. Esperemos al segundo ring con la esperanza de ver un verdadero debate y no un mero discurso aprendido y, sobre todo, para que ambos candidatos nos expliquen claramente sus programas, algo que anoche se echó en falta. Buenos días y suerte para todos

Pacman dijo...

Totalmente de acuerdo con la necesidad de fomentar más partidos con proyectos nacionales diferentes. No es cuestión de llegar a la "italianización" de la política, sino ofrecer una variedad que existe en la realidad, y para que no se den debates tan maniqueos con éste. Y para eso habrá que reformar el sistema electoral: que la base sea toda España y no las provincias, al menos en las elecciones generales.

Pero, sí, es mejor hacer debates y que se empiece a tomar como una tradición para atraer a la gente a los asuntos públicos.

Gracias, Anónima ;-))

Anónimo dijo...

EMPATE SIN GOLES

Lo primero es reconocer que sólo que existiera este debate ya lo ha hecho interesante. Luego podemos ser críticos y exigentes y decir que los discursos estaban encorsetados por el reloj, que parecían representarse dos monólogos en paralelo (no es del todo cierto)... pero, algo es algo. Ya habrá tiempo en que, con la costumbre y la experiencia, lo que ahora sólo tiene de debate el nombre se desenvuelva de forma más libre.
Dicho lo cual, el "debate" me pareció como esos partidos de fútbol entre buenos equipos que, a priori, prometen ser divertidos y finalmente acaban sin goles, aburriendo a todos excepto a los a los entrenadores porque sus pupilos cumplieron con las órdenes tácticas. Todo muy controladito y reparto de puntos que, como incluso desde el PSOE se reconocía ayer por la mañana, les parecía bastar. Según mi opinión, Rajoy estuvo mejor en las formas, en su posición ante la cámara, en el discurso más fluido, en la argumentación más clara... su mensaje, te podrá gustar o no, pero creo que se pudo entender mejor. Además, contó con la clara ventaja de que era el primero en abrir los discursos en cada bloque, por lo que podía marcar la dirección del debate. Volviendo a los símiles deportivos, tenía la ventaja del saque en un partido de tenis. Sin embargo, en su ánimo por centrarse en los temas que le interesaban, en buscar lo que a su entender eran los principales puntos débiles del contrincante, empobreció muchísimo el debate. En el bloque de política exterior y seguridad sólo habló de ETA -¿es que se trata de lo único que nos interesa en esta materia? ¿no estás tú como yo hastiado de este asunto?-; en el de políticas sociales sólo habló de inmigracion -¿qué pasa con la sanidad? ¿y con la educación, que es, para mí, uno de los grandes temas en los que este gobierno ha hecho muy poco y si no vean los índices de fracaso escolar que se publican hoy?-. Zapatero, por su parte, en su intervenciones se vio realmente en dificultades para devolver un resto bueno a las preguntas y los desafíos que le planteaba Rajoy en su turno, y luego intentar colocar los temas que le interesaban. Se le vio un poco arrugado y realmente dejó escapar algunos tantos en los que tenía fácil ganar, simplemente con pararle los pies a Rajoy indicando que los datos que aportaba eran tergiversados y sesgados, que sólo quería pintarlo todo de negro y que no estaba aportando soluciones. De hecho, el mejor momento de Zapatero fue cuando le pidió a Rajoy que reconociera que había superado el reto que le planteó en el primer cara a cara que tuvieron en el Parlamento, cuando Rajoy mostró su desconfianza sobre que el PIB creciera a un 3% anual y fueran capaces de crear empleo a un ritmo alto.

Pacman dijo...

Muy bueno el símil deportivo. Desde luego, Rajoy acabó sacando sus temas preferidos: ETA, se rompe España, inmigración vinculada a delincuencia, etc., y acabó sacando al ogro que hay en él, mientras Zapatero no quiere (o no sabe o no es su estilo) actuar con contundencia. Todo pareció centrarse entonces en las descalificaciones y nos quedamos sin ver propuestas concretas, ni un diálogo enriquecedor.

Gracias, Tobías.