Así lo proclamo: me siento estafado por la televisión digital. Se nos vende como un sistema de calidad, que ofrece mayores ventajas y amplía la oferta de canales. Pero puedo desmentir estos "méritos" punto por punto. ¿Calidad? Todos sabemos que cuando recibimos una señal analógica de televisión defectuosa vemos niebla u otras interferencias, pero ¡seguimos viendo el canal! Ahora no, en ese caso, con la digital se nos pixela la imagen hasta hacer su visionado insoportable, se congela la pantalla o bien directamente se deja de recibir la señal por no reunir la potencia suficiente. Otro tema es el del formato de emisión, teóricamente, en 16x9, pero en la práctica casi todos los canales mantienen el 3x4, por lo que la imagen se ve claramente achatada en los nuevos modelos de televisores alargados.
¿Mayores ventajas? Hasta ahora no había problema alguno en grabar tu programa de televisión favorito en un sencillo y barato vídeo VHS. Cosa fácil. Ahora, inténtalo con tu flamante y caro aparato con TDT incluida. No podrás. Y es que estos televisores se fabrican en su inmensa mayoría sin salida de TV, con lo que no se puede "sacar" la señal del cacharro. Vamos, que no se puede grabar. Para hacerlo hay que ingeniárselas conectando al televisor un receptor de TDT con disco duro incluido o fórmula similar. Una molestia, vaya. ¿Más canales? ¿Alguien ha analizado con calma la calidad de los nuevos canales y sus apestosas programaciones? Vamos, menuda estafa. ¡Que alguien pare el apagón analógico!
Ya lo dice el maestro Carlos Pumares en su vídeo blog: "¡dejen encendido lo analógico!" Glorioso.
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