
Cuando hace unos meses se le daba por perdido, tras encontrarse con su "némesis",
Rafa Nadal, el suizo
Roger Federer ha conseguido renacer de sus supuestas cenizas y ha logrado lo que ya muchos intuíamos: demostrar que es
el mejor tenista de la historia. Y lo es, después de haber
ganado Wimbledon en un agónico partido al norteamericano Andy Roddick (5-7, 7-6, 7-6, 3-6, 16-14), lo que le supone su sexto torneo inglés y, sobre todo,
su Grand Slam número 15, superando así los 14 de Pete Sampras. Y, por si fuera poco, su brillante trayectoria de este año, unido al bajón físico de Nadal, le ha permitido recuperar el número 1 mundial de la ATP, en detrimento del español. Todo mi ánimo y apoyo a Nadal, pero, reconozcámoslo, Roger Federer, por su trayectoria, su técnica magistral y su estilo elegante, es sin duda el mejor.
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