jueves, 2 de julio de 2009

POLÍTICA / El golpe de Estado en Honduras

Puedo desconfiar de una persona que llega al poder en 2005 desde el derechista Partido Liberal (PL) y en 2009 es un firme abanderado del izquierdismo, dentro de la Alianza Bolivariana de las Américas (ALBA). Su intención de eliminar el tope de mandatos para un presidente en Honduras (como existe en España y en muchos países) me puede parecer oportunista. Sus aires populistas me pueden generar escepticismo. Pero lo que es innegable es que Manuel Zelaya ha sido elegido democráticamente presidente del país centroamericano. Y democráticamente deberá ser o ratificado o expulsado. No hay otra opción legítima. Y, desde luego, que los militares se vuelvan una vez más contra quien les paga y les permite usar armas ya me parece el escándalo, un vergonzoso golpe de Estado. Ya puede decir misa el presidente-títere Roberto Micheletti (PL). Bien por la Organización de Estados Americanos (OEA), por la ONU, por los Estados Unidos, por la Unión Europea y por España por la presión a la que están sometiendo al nuevo régimen golpìsta. Tal unidad al respecto es bien significativa.

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