Ya va la sexta jornada de movilizaciones en Francia contra las medidas del Gobierno de recorte de derechos sociales (subir la edad de la jubilación de 60 a 62 años, entre otras medidas). Mi apoyo total. Hay que luchar para mantener los derechos, como se hizo para conseguirlos. No se trata de dones otorgados magnánimamente y, por lo tanto, se pueden perder con facilidad.
El camino debe ser trabajar menos, para, por un lado, dejar paso a nuevas generaciones de trabajadores, no taponarles su acceso al mercado laboral, y, por otro, disponer del tiempo necesario para dedicar a la familia, generar otras actividades (quizá empresariales o productivas) o, simplemente, disfrutar de la vida y, eventualmente, poder consumir más (lo que redundaría en el crecimiento de la economía). Y el camino también debe ser trabajar mejor, por supuesto, de forma y con medios más productivos, que lleven a la eficiencia del sistema. Pero los gobiernos europeos, apremiados por una crisis que ellos mismos consintieron y por unos mercados que dictan sus normas (por cierto, si los mercados dicen lo que hay que hacer, ¿para qué elegimos gobiernos?), van a lo fácil: que pague el pato el trabajador, doble víctima de las empresas que han dado el pelotazo y ahora despiden a mansalva, y de los gobiernos débiles que acometen recortes sociales por no haber tomado medidas adecuadas mucho antes.
Pero no, en Francia dicen no. Y los trabajadores no piensan pusilánimemente "¿cuánto me quitarán de la nómina?" o "hacemos daño a la economía". En cambio, en España algún empresario (?) crecido todavía dice eso de "hay que trabajar más y ganar menos". Tu madre.
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