Los Pixies de 2019 son una banda poderosa, con un repertorio demoledor y un directo con pegada, poderoso y cautivador. Su puesta en escena en el concierto del jueves 24 de octubre en La Riviera les hace aparecer la mayor parte del tiempo a contraluz, cediendo todo el protagonismo a la música, una música que son sonidos etéreos unas veces y ráfagas de furia otras. Es su seña de identidad imperecedera. Y ahí mandan la voz chillona de Black Francis y la guitarra desgarradora de Joey Santiago, aunque David Lovering está mágico a la batería y a Paz Lenchantin se la ve totalmente asentada al bajo (y a las voces y coros gloriosos). Además, la banda es generosa: reparte ¡41 canciones! (bueno, 40 y media porque, cosa rara, fallaron en su himno "Debaser" y lo dejaron a medias) que recorre toda su discografía haciendo hincapié en sus primeras entregas: "Come On Pilgrim" (1987), "Surfer Rosa" (1988) y "Doolittle" (1989). ¿La pega? Que se empeñan en resaltar demasiado su último disco, "Beneath The Eyrie" (2019), una grabación con algunas joyitas que encajan muy bien con su setlist pero con otras canciones bastante más mediocres que dejan frío al personal.. Pues bien, metieron TODAS las canciones del álbum, doce. Exagerado e innecesario. Pero hay que quedarse con que los Pixies están en una forma excelente, subrayando su carácter referencial ante un público totalmente entregado (entradas agotadas desde hace meses) y, por lo tanto, están por encima del bien y del mal.
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