"Madre" [***½], de Rodrigo Sorogoyen (Sección Oficial)
Ya nos dejó muy intrigados Rodrigo Sorogoyen hace dos años con su corto homónimo, que le valió el Goya al mejor cortometraje de ficción y el mérito de estar nominado para el Oscar. Su planteamiento era impactante: una madre descubre que su hijo de corta edad se ha quedado solo, a cientos de kilómetros de distancia y en peligro inminente, a través de una llamada de teléfono de tensión fílmica brutal. A modo de prólogo, el largometraje ahora presentado recupera el corto en su inicio y prolonga la acción en un tono radicalmente distinto. Ya no es un thriller, sino un más pausado acercamiento, diez años después, a la vida traumatizada de esa mujer y cómo aquella pérdida le impide rehacer su existencia en muchos aspectos. La historia se complica cuando conoce a un chaval que podría ser su hijo. O no. Desde luego, no es una película fácil y bordea la corrección política en varios momentos. Pero su valentía, su elegante dirección y, especialmente, la emotiva actuación de Marta Nieto otorgan mucho cuerpo a un filme que da para una buena reflexión.
"La mafia ya no es lo que era" [***], de Franco Maresco (Las Nuevas Olas)Un documental por momentos tan increíble que parece una ficción: esos personajes esperpénticos, esas situaciones surrealistas... Y el caso es que todo ello se acaba pegando a la retina y permanece en la memoria este retrato costumbrista-expresionista de esa gente de Palermo que lleva la mafia en la sangre como algo cultural y tradicional más, y se niega una y otra vez a condenar sus asesinatos (la famosa ley del silencio). Mientras, asistimos asombrados a la vida de ese organizador de eventos de lo más ridículos en un entorno de pobreza, marginalidad y (falso) orgullo.
"Sons Of Denmark" [***], de Ulaa Salim (Selección EFA)
El auge de la ultraderecha xenófoba es el hilo argumental de este filme político-social realizado a modo de distopía: se sitúa solo unos pocos años en el futuro y pinta un panorama gravísimo, en el que un partido extremista está a punto de llegar al poder en las elecciones de Dinamarca mientras un grupo de inmigrantes tratan de defenderse alimentados por el victimismo y radicalizados religiosamente. El argumento (no exento de algún exceso inverosímil) evidencia un hecho claro: ambas tendencias se retroalimentan y ninguna nos lleva a una situación mejor, sino claramente peor, y aun así la gente vota lo que vota. El debate está servido...
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