Finalmente, el agua no fue la protagonista de la primera jornada del Mad Cool 2017. Aunque la lluvia descargó cion fuerza hasta las 7 de la tarde, dio la tregua definitiva para disfrutar de la mayor parte del programa del día, que encabezaba el esperadísimo regreso de Foo Fighters. Primero nos encontramos con los murcianos Neuman, comandados por Paco Román, que dejaron un gran sabor de boca con un concierto sencillo y directo de power pop de letras e inspiración musical anglosajonas. Qué mejor que unas guitarras restallantes para empezar el festival. Después nos esperaba Quique González y Los Detectives, que prepararon un concierto especial grabado en directo para editar en CD y DVD. Eso sí, con pequeños cortes de sonido (al menos para los oyentes) que molestaron en algún momento, pero que no empañaron una actuación de gran nivel. Su sonido de rock-americana es probablemente uno de los mejores que se hacen actualmente en este país, combinado con algunas letras (en español) memorables.
Y llegó el momento de los Foo Fighters. La banda de David Grohl venía con ganas, primero, porque hacía seis años que no pisaba un escenario madrileño (el líder prometió no tardar tanto la próxima vez), y segundo, porque la ausencia de lluvia dejó una noche despejada y un tanto mágica, con luna casi llena y nubes con rayos de fondo. Se avecinaba una tormenta, pero sónica. Y así fue durante cerca de dos horas y media, que los estadounidenses empezaron a lo grande con la sucesión de "Everlong", "Monkey Wrench" y "Learn To Fly". Lástima que una cierta falta de volumen permitiera disfrutar mejor este inicio demoledor. Progresivamente, el sonido fue recuperando decibelios hasta el punto deseado. En cualquier caso, el set list fue absolutamente imbatible, mostrando un recorrido por los más de 20 años de carrera de la banda y sus (próximamente) nueve discos, con "Concrete And Gold", de lanzamiento previsto en septiembre y del que adelantaron el single, "Run". El concierto fue contundente, dejando ciertos momentos para alguna interpretación algo más ralentizada, lo que aumentó una emotividad que siempre se mantuvo por las nubes. Grohl presumió reiteradas veces de su entrega total y de su voz inquebrantable, mientras que el resto de la banda actuó en perfecta compenetración y los detalles que dibujaron se percibieron a la perfección gracias al buen sonido técnico. No hubo lluvia, pero hubo un auténtico baño de watios.
Después de este subidón hubiera sido un placer deleitarse con el pop brillante de Belle & Sebastian, pero alguien en la organización pensó que un asistente a Foo Fighters no puede apreciar a los escoceses y, por tanto, solapó las actuaciones. Una verdadera pena, muchos tenemos gustos variados y Belle & Sebastian son una institución de la música en general, al igual que los de David Grohl. El caso es que, visto lo complicado que era comer algo con la avalancha de gente petando lo spuestos de comida, decidimos seguir adelante con Kurt Vile & The Violators. El líder de The War On Drugs estuvo más interesante cuando afiló su propuesta con guitarras eléctricas de intención indie y voz folk que cuando se entregó a algunos momentos más acústicos. En cualquier caso, buena actuación del estadounidense, que demostró que su repertorio tiene bastante más jugo que su conocida "Pretty Pimpin". Y finalizamos la jornada con Catfish & The Bottlemen. Los galeses estuvieron bien porque acumulan dos estupendos álbumes, pero para mi gusto fueron un punto demasiado acelerados y distorsionados. La verdad es que disfruto mejor sus canciones en disco, pero fue un estupendo broche, al menos para lo que vi.
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