El último día del BBK Live 2016 tuvo sus mejores momentos con artistas australianos. La primera, Courtney Barnett, se presentaba en formato trío y mostraba sus cartas: una mezcla enérgica y personal de indie-rock que combina melodías bonitas y pasajes oscuros. A veces parece una cantautora con mucho universo propio y otras se desata como Nirvana. Entusiasmó con todo merecimiento.
Y llegó el momento de los verdaderos cabezas de cartel (y digo verdaderos porque supuestamente Foals lo eran, pero, vaya, no hay color). Los australianos Tame Impala, reyes actuales del rock psicodélico, se han convertido rápidamente en una de las grandes bandas del momento, con tan sólo tres álbumes en su haber (sobre todo, a raíz de su obra maestra, "Lonerism" -2012-). El concierto giró básicamente sobre sus dos últimos discos y fue una comprobación más de su estatus de estrellas. Una lección magistral, de principio a fin, de sus grandes dotes para el género, cuyas claves dominan con claridad, por no hablar de su buen rollo con el público. Si a ello se une una buena cantidad de temazos... qué más se puede decir.
Luego, los británicos Editors, que, bueno, le ponen ganas y tienen sus momentos. Y, para cerrar la noche (y el festival), los coruñeses Triángulo de Amor Bizarro, que se desataron en el escenario con un concierto acelerado y de subidón repleto de buen punk. Lástima que las voces no se oyeran lo suficiente para captar toda su carga irónica. Eso sí, musicalmente fue un auténtico trallazo. El broche ideal para un festival sobresaliente, tanto por los grupos como por la organización y el sonido.
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