Comenzamos este viaje por algunos de los puntos más interesantes del sureste de Francia, una amplia zona que comprende desde las ciudades de la Costa Azul a pie de playa hasta los 4.810 metros del Mont Blanc, pasando por algunos bonitos pueblos del interior, en la antigua comarca conocida como la Provenza. Un viaje realizado en coche en pleno mes de agosto, lo que conlleva las siguientes advertencias: cerca del 80% de las autovías de Francia (de muy buena calidad, por cierto) son de pago, es decir, que hay que tener en cuenta que cada cierto trecho hay que rascarse el bolsillo (eso sí, facilidades hay todas: se puede pagar en monedas, billetes o con tarjeta). Por otro lado, se trata de fechas de máximo movimiento en las carreteras y los franceses se mueven mucho por esta zona, con los consiguientes atascos. Especialmente negro es el trayecto a Saint-Tropez, del que hablaremos en su momento. De momento, iniciamos el viaje por algunos pueblos de la Provenza.
12 de agosto de 2013
Llegamos al aeropuerto de Marsella con un vuelo de bajo coste (Ryanair) y alojados en un hotel céntrico también bastante económico. La ciudad portuaria, segunda por tamaño de Francia, ha acogido siempre mucha inmigración (italianos, sobre todo, además de norteafricanos, corsos, armenios, etc.), lo que se nota en la variedad de costumbres en sus calles. El centro histórico de Le Panier, situado en una pequeña colina, está repleto de tiendas artesanales con productos típicos de la zona y tiene un aire intemporal. En contraste, la zona del nuevo puerto se ha modernizado con la apertura (en junio de 2013, coincidiendo con la capitalidad europea de la cultura) del Museo de las Civilizaciones de Europa y del Mediterráneo (MuCEM), habilitado junto al fuerte de San Juan, con unas vistas espectaculares de la bahía. Asimismo, es agradable un paseo por el viejo puerto y su paseo marítimo. Monumentos destacables de la ciudad son la preciosa Basílica de Santa María de la Mayor y, presidiendo Marsella en todo lo alto, la Notre-Dame de la Garde.
13 de agosto de 2013
Partimos para recorrer algunos pueblos de la zona, ya en el interior. La primera parada es Aix-en-Provence, una ciudad de provincias elegante y animada, con un casco antiguo atractivo y mucho movimiento comercial. Destacan el Ayuntamiento del siglo XVII, en la Place Richelme, así como la Place d'Albertas o Cours Mirabeau, con su mercadillo, además de la catedral Saint Sauveur. Un poco más al noroeste se sitúa Aviñón, con su famoso (e incompleto) puente sobre el río Ródano. La antigua ciudad está toda amurallada (y muy bien ocnservada) y el paseo por algunas de sus viejas arterias te hace retrotraer a otros tiempos. Tiempos en los que Aviñón era sede papal, entre los años 1309 y 1377. Por eso se sitúa aquí el inmenso Palacio Papal, la más grande de las construcciones góticas de la Edad Media, junto a la catedral Notre-Dame-des-Doms. Seguimos hacia el norte, hasta Orange. La antigua capital del principado de Orange contiene dos monumentos incluidos en el listado de la Unesco: el arco del triunfo y el espléndido teatro romano (11 EUR la entrada). uno de los mejor conservados de todo el mundo. Finalizamos el recorrido por algunos pueblos de la bonita comarca conocida como Le Luberon, entre los que destaca Gordes, el principal centro turístico de la zona por sus calles empedradas y, especialmente, por su magnífica situación en un alto que permite una vista incomparable de todo el área.
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