3 de agosto de 2013
Pasamos buena parte de la mañana relajados en el Lake Lodge, un económico alojamiento en Iseltwald (cerca de Interlaken) a los pies del hermoso lago Brienzersee y regentado por el amable Marcel Wagner. Un sitio ideal para desconectar. Pero por la tarde volvemos a la carga y nos dirigimos a Lauterbrunnen, un precioso valle que guarda innumerables bellezas naturales. La más conocida es la subida al pico Jungfrau (4.158 metros) a través de un tren que llega a la estación más alta de Europa, situada a 3.454 metros. Tomarlo cuesta mucho, 185 CHF, en concreto, con lo que evitamos la tentación y consideramos suficientes las ascensiones que ya hemos hecho, a Gornergrat (en el Cervino) y a Eggishorn (hasta el glaciar Aletsch). En cambio, sí optamos por un recorrido por las cascadas. En realidad, todo el valle está surcado de chorros de agua que caen desde varios cientos de metros. El primero que nos encontramos son las cascadas de Staubbach, características por la caída dispersa de agua, tipo velo. Para verla sólo es necesario pagar el aparcamiento. Hay unas escaleras que te llevan más o menos cerca del chorro, pero no aporta nada de particular, ya que no hay una buena vista de la cascada (sólo del valle). Más adelante, en cambio, nos encontramos con los espectaculares saltos de Trümmelbach. Aquí el parking es gratis pero entrar vale 11 CHF. Vale muchísimo la pena, desde luego. Hay un total de 10 cascadas que caen por el interior de la montaña y su contemplación tan cercana maravilla e impresiona. Hay un ascensor que te lleva a las caídas superiores y luego vas bajando a pie para ver las inferiores. Una maravilla de la naturaleza.
4 de agosto de 2013
Entre Iseltwald y Brienz encontramos unas cascadas no muy conocidas pero realmente espectaculares: Giessbach. La entrada es gratuita, lo único es el parking de pago, pero como no hay ningún vigilante, pues se puede hacer un sinpa (si se quiere). Hay una pasarela de madera y un camino entre el bosque que permiten la contemplación desde distintas alturas, pero lo más gradioso es el puente tendido por detrás de la mayor caída, lo que te permite tocar literalmente el agua. Magnífica. Volvemos a pasar por Meiringen (donde ya vimos la Garganta de Aareslutch) y podemos ver de lejos las cascadas de Reichenbach, aunque sólo de lejos porque cuando llegamos ya han cerrado (a las 18 horas). Una lástima, pues hay un funicular (de pago, claro) que te lleva hasta los pies dela caída. Además, teníamos la información para verla gratuitamente, siguiendo un recorrido en coche por la montaña hasta llegar a lo alto. Pero, bueno, ya estaba atardeciendo y no pudo ser. Por cierto, la fama de las cataratas de Reichenbach viene del personaje de Sherlock Holmes, ya que en el relato "El problema final", de Arthur Conan Doyle, pelea con su archienemigo, Moriarty y ambos caen en dichas cascadas. De hecho, en el centro de Meiringen hay una estatua de Holmes y varios sitios y establecimientos recuerdan al detective creado por Conan Doyle. Terminamos el día, ya anocheciendo, en la bella ciudad de Lucerna, donde recorremos su casco antiguo de calles empedradas, contemplando edificios como el Altes Rathaus (antiguo Ayuntamiento), la Weinmarkt (plaza del Mercado del Vino) o el Kapellbrücke, bello puente de madera de 200 metros decorado con flores. Buena parte de la belleza de Lucerna estriba en su emplazamiento, en la desembocadura del río Reuss en el lago de los Cuatro Cantones.
5 de agosto de 2013
Subimos al noreste de Suiza para contemplar otra maravilla natural: las cataratas del Rin, de escasa caída pero enorme caudal, lo que da más que suficiente interés a la visita. Son 5 CHF la entrada a través del castillo y la bajada a varios miradores, uno de ellos donde puedes tocar un poco de la ingente cantidad de agua. Pero lo chulo es contratar abajo del todo un recorrido por el río y cerca de las cataratas. Nosotros optamos por la visita a la isla que hay en el centro del río y en el medio mismo de las cascadas, por 10 CHF. Merece la pena. Es una sensación única estar en medio del Rin en este enclave. luego, la barca se acerca un poco a la caída de agua para mojarte un poco, lo cual vino bien porque el día era sofocante. Tras ello, visitamos la cercana población de Schaffhausen, una de las más bonitas que hemos visitado en este viaje por Suiza, con su precioso casco antiguo, la verde ribera del Rin, el tranquilo y acogedor claustro del Münster Allerheiligen (Iglesia de Todos los Santos) o la torre Munot, con vistas del pueblo y la zona. Después nos acercamos a refrescar al menos los pies en el lago Constanza, ya en Alemania y en la ciudad homónima, donde cenamos en el restaurante "Costa del Sol", regentado, sí, por españoles. Muy buena cocina de sur de España para recordar la tierra.
6 de agosto de 2013
Se acerca ya el fin del recorrido suizo, que concluimos visitando Berna, la capital (llena de tranvías), que tiene un cuidado centro histórico, en el que destacan las calles sucesivas Marktgasse y Krangasse (donde en el número 49 vivió Albert Einstein y escribió su teoría de la relatividad). También están bien la Zygloggeturm (torre del reloj), la catedral de San Vicente o el Ayuntamiento. Además, varios puentes ofrecen estupendas vistas del amplio río Aare, donde la gente se baña (se lanzan de los puentes) y se deja arrastrar corriente abajo. Gran punto y final, pues cogemos el coche para terminar otra vez donde empezamos, en Ginebra para tomar el avión de vuelta.
3 comentarios:
Joer... y encima con buen tiempo.
Me alegro mucho.
Espero que te hayan entrado ganas de repetir. En invierno es aún casi más bonito que en verano.
Saludos
La verdad es que hemos tenido suerte con el tiempo. Sólo nos llovió un poco una tarde, durante dos horas... El resto, calor (o incluso mucho calor el día de las cataratas del Rin).
Me quedo con ganas de repetir!!!
Saludos
Pero q viajero estás hecho!!!
Muy buen relato del fantástico viaje!
Pudiste decir basta al Cervino?:)Parece q muchas personas no podían embelesados con su majestuosidad
Por cierto, no has mencionado la visita a Thun q tb tiene su encanto!
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