Con el fin de la Liga 2008/09, es el momento de hacer balance y la primera idea que me viene a la cabeza es la de que, para el Atlético de Madrid, ha sido una temporada en general positiva, si bien persisten algunas deficiencias importantes. Está claro que, al clasificarse para la Champions tras quedar cuarto, el equipo no hace otra cosa que cumplir lo mínimo exigible a un grande del fútbol español (aunque, en la práctica, no lo haya demostrado desde la ya lejana época del doblete). La combinación de talento en la delantera ha sido el claro sustento del conjunto rojiblanco, especialmente por el acierto goleador del pichichi y "bota de oro" Diego Forlán, y por la habilidad y desborde constante del "Kun" Agüero. Pero, a partir de ahí, sólo podría destacarse la aportación a tramos irregulares de Maxi y Simao por las bandas, de Assunçao en el deficiente medio campo, y en la muy deficiente defensa... Bueno, mejor no hablar de esa desastrosa línea. Por el lado negativo, han sido muchos los "bluffs" (Luis García, Sinama Pongolle, Pernía, Heitinga...) a raíz de la nefasta política de fichajes y eso exige también sus responsabilidades.Capítulo aparte merece el puesto de entrenador. A pesar de su indudable mérito de dejar al equipo en una posición más o menos alta, Javier Aguirre entró en decadencia con el inicio de la segunda vuelta. Personalmente, siempre me pareció que "El Vasco" no expresaba un esquema de juego determinado y esa inconcreción creo que fue su mayor limitación. Con la llegada de Abel Resino, en cambio, el Atlético empezó a jugar a algo bastante más definido. Adelantó la defensa y utilizó el fuera de juego para compensar la debilidad de esa línea, juntó los espacios para ayudar al mediocre centro del campo y enlazar mejor con el principal baluarte, la delantera. De esta manera, Abel ha conseguido meternos en Champions, demostrando inteligencia y aprovechamiento de (escasos) recursos. Por todo ello debería quedarse, pero la decisión es de la directiva, que ya sabemos todos que suele meter la pata.







