A la llegada al aeropuerto de Puerto Montt nos recibe la lluvia. ¿Qué esperar de una de las zonas más húmedas del país, conocida como Región de los Lagos precisamente por estar plagada de lagos, ríos, bosques y montañas, especialmente volcanes (y activos)? Hemos alquilado un coche por 16.000 pesos (20 euros) el día para recorrer mejor la comarca e ir hasta nuestro alojamiento en Puerto Varas, que, con sus 45.000 habitantes, su emplazamiento a orillas del lago Llanquihue y su bonita arquitectura de herencia alemana, es la máxima atracción del área. También Puerto Varas es cononocida en la zona como Puerto Caras por sus altos precios, lo que incluye también el aparcamiento, que hay que pagar las 24 horas del día, a razón de 600 pesos (75 céntimos) la hora. Eso sí, sí vais a dejar el auto toda la noche (lo habitual cuando se está alojado) se puede negociar un descuentillo con el cobrador (todo un poco informal, en fin). Fundada en 1854, Puerto Varas se creó en el contexto de la colonización de Llanquihue (el área alrededor y al sur del lago Llanquihue, el segundo mayor lago de Chile, con una superficie de 860 km2), proceso que fue asumido principalmente por alemanes, a los que se convenció para ir tan lejos con la promesa de tener una tierra similar a la suya. Y es cierto que el clima y el paisaje se asimilan con el centro y norte de Europa, si bien en esa época, a mediados del siglo XIX, la zona era más inhóspita de lo que hoy vemos. La tarea de los alemanes debió ser enorme, pero su huella ha calado: no solo en la arquitectura, sino en la cultura (muchas palabras han pervivido castellanizadas) o en la economía (gran desarrollo de agricultura y ganadería), y aparte de las fricciones por ser protestantes, si bien estos colonos no llegaron a sobrepasar el 5% dela población total.
Ya desde el mismo Puerto Varas, a la orilla del Llanquihue, se aprecian dos de las principales alturas de la región: los volcanes Osorno (2.652 metros), que no ha entrado en erupción desde el siglo XIX, y Calbuco (2.003 metros), cuya última erupción (y muy importante) data de 2015. Un poco más allá, fuera de la vista, se encuentra el volcán Cerro Tronador (3.554 metros), geológicamente inactivo. Nos lanzamois así a descubrir la zona rodeando el lago Llanquihue por el sur y hacia el este. Ya con buen tiempo, contemplamos la belleza de estas tierras verdes y onduladas, llenas de granjas con vacas y caballos. Así llegamos una de las principales atracciones, los saltos de Petrohué, que es el río que vamos siguiendo, ya dentro del Parque Nacional Vicente Pérez Rosales, el primero creado en Chile, en 1926. Se trata de unas cascadas que forma el río serpenteando entre las rocas. Hay un pago de 6.000 pesos (7,50 euros) para los extranjeros y que permite el acceso a tres sendas, de las que hicimos dos: la propia de los saltos, que nos lleva a ellos en unos 20 minutos dentro de un frondoso bosque de árboles nativos como coigues, ulmos, olivillos y arrayanes. Para ver mejor los saltos, se han habilitado unas pasarelas por encima del río que dan una mejor perspectiva. El otro sendero, llamado de los enamorados, es más bucólico y se tardan 45 minutos en recorrerlo, adentrándose por el interior hacia un pequeño lago y una cascada. Después queremos ir más al este, hacia la localidad de Petrohué, a los pies del Lago de Todos los Santos, enb el que se hacen travesías a todo lo largo, e incluso hay excurdiones que también incluyen el paso a Argentina, conectando con el Lago Nahuel Huapi y San Carlos de Bariloche. Pero unas obras en la carrereta o camino (por llamarlo de alguna manera) nos impidieron el acceso, así que volvimos para atrás dispuestos a subir la falda del volcán Osorno. Tras unos kilómetros de ascenso llegamos a una cafetería con unas vistas impresionantes de la comarca e incluso se nos acercan dos zorrillos buscando algo de alimento. El encargado de la cafetería, que resulta ser también guía de la naturaleza (al día siguiente recibirá a un grupo de escolares), nos advierte sobre la prohibición de alimentar a la fauna silvestre y nos da un curso rápido y gratuito sobre eñ entorno, incluida su importante actividad volcánica. Muy aleccionador. Continuamos con el recorrido alrededor del Llanquihue llegando al norte a Puerto Octay, otro enclave bonito a las orillas del lago, para bajar por el oeste hasta Frutillar, donde comemos y paseamos por su famoso embarcadero con vistas al Osorno y al Calbuco. Frutillar alberga la mayor concentración de casas de estilo alemán y lo celebramos comiendo buenas carnes, costillas y salchichas con puré de patatas.
2 comentarios:
¡Hey! Estoy interesado en viajar a Puerto Varas. He visto que hay la posibilidad de arrendar cabañas en Puerto Varas. ¿Son estos precios normales o son caros? ¿Dónde puedo mirar?
Perdón si te he atosigado con tanta pregunta. Me topé con tu blog y pensé que podrías saber más.
¡Muchísimas gracias por adelantado!
Hola! La verdad es que no te puedo hablar sobre precios actualizados. Solo sé que Puerto Varas es una zona cara, así que espera precios altos, aunque con la pandemia quizá haya mejores ofertas...
Saludos y que disfrutes del viaje
Publicar un comentario