Una nueva edición del DCode Festival, que año a año se va consolidando como una atractiva propuesta musical de alta calidad y estilos variados, y, esta vez, concentrada en un único día, el sábado 14 de septiembre, eso sí, en el mismo marco de la Universidad Complutense, detrás de mi antigua y querida facultad de Ciencias de la Información.
La primera sorpresa agradable llegó inmediatamente de entrar, a las 18:35 y en el escenario Campus Live, donde nos topamos con los británicos The Hot Soles. Los de Sheffield, en realidad, practican un blues-rock crudo y descarnado, de evidentes influencias estadounidenses, en la línea de The White Stripes o The Black Keys. De hecho, la banda está formada por sólo dos miembros, guitarra-cantante y batería. Una descarga brutal por momentos que nos puso las pilas para lo que nos quedaba por ver.
Combinados en los dos escenarios principales, DCode y Heineken, situados uno al lado del otro, se empezaron a suceder las actuaciones sucesivas de bandas, nunca simultáneas, con lo que de esta manera era imposible perderte nada. Los baleares L.A. (el proyecto de Lluis Albert Segura) refrendaron en directo el estupendo álbum "Dualize", que acaba de publicar. Su rock de melodías pop cantado en perfecto inglés gana enteros por su puesta en escena profesional, excelente ejecución y esa poderosa voz de Lluis Albert, que brilla por encima de todo. Por su parte, los barceloneses Love Of Lesbian realizaron un buen concierto plagado de grandes éxitos de pop bailable ya conocidos por la audiencia, por lo que su actuación fue una fiesta. Con los ingleses Foals llegaron los momentos más oscuros de la noche (valga la redundancia), en un muestrario de temas por momentos bastante deudores de The Cure (tanto en su parte más negra como en la más resplandeciente).
Después llegaron uno de los platos fuertes de esta edición, Vampire Weekend. Los neoyorkinos desarrollan un indie-rock de influencias africanoides que, en buena medida recuerda a Paul Simon. Aunque no son una banda de mi devoción, ciertamente es valorable su puesta en escena tan sencilla como efectiva y, bueno, ya han acumulado unos cuantos hits resultones que hicieron disfrutar al personal. El grupo cabecero de la representación española fue Amaral, una banda que ha vivido la mayor parte de su carrera en las mieles del éxito con un pop muy dignamente comercial. Siempre me han gustado en todos los sentidos: sus canciones, su actitud, su humildad... De hecho, Eva Amaral había salido antes a compartir escenario en una canción con Love Of Lesbian y luego en directo dio cuenta de su pasión por la música como fan. Las nuevas canciones funcionan bien en directo y endurecen (y enriquecen) su sonido. Entonces llegaron los escoceses Franz Ferdinand, que han recuperado lo mejor de su estilo con su último trabajo, "Right Thoughts, Right Words, Right Action". Y volvieron con la misma fuerza de siempre, regalando un concierto absolutamente festivo y bailable a tope. Una gozada. Y, para terminar, los angelinos Capital Cities pusieron la guinda al festival con su indie-funky-dance de influencias setenteras y envoltorio moderno. El punto final ideal.
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