martes, 28 de mayo de 2013

MÚSICA / Un Primavera Sound 2013 de perfil noventero

La edición 2013 del festival barcelonés de música Primavera Sound tuvo un marcado carácter noventero gracias a la profusión de bandas de aquella época (¿la última década gloriosa del rock?), bien porque aún se mantienen en activo (Los Planetas, The Breeders, Dinosaur Jr) bien porque -sobre todo- regresan por causas más o menos justificadas en lo musical (Blur, My Bloody Valentine*, The Jesus And Mary Chain, El Inquilino Comunista, Chucho). Bueno, el caso es que el balance fue bastante notable, tanto porque la mayor parte de esos grupos demostraron estar en forma como porque les acompañaba una buena hornada de figuras ya consagradas del indie (Meat Puppets, Nick Cave, Phoenix, Camera Obscura) y otras emergentes muy interesantes (Tame Impala, Django Django, Crystal Castles), además de los descubrimientos de pequeñas bandas que siempre sorprenden (Telebit, The Ringo Jets). Ni que decir tiene que es imposible ver a los cerca de 200 artistas que, entre el miércoles 22 y el sábado 25 de mayo, se pasaron por los 10 escenarios del macrofestival. Mención aparte merecen las dos significativas bajas, más o menos a última hora, de Rodríguez (al que le tenía muchas ganas después de admirar el documental sobre su vida "Searching For Sugar Man", que ganó el Oscar) y de Band Of Horses, una destacable banda del sonido americana.

Jueves 23 de mayo

Empezamos muy bien con El Inquilino Comunista, que hizo un repaso por sus temas más notables. Los chicos de Getxo siempre fueron muy buenos, dignos de la escena musical estadounidense del noise, quizá les faltaron un par de hits para triunfar, pero el que tuvo retuvo...  Y pronto llega el que, desde mi punto de vista, fue el mejor de los conciertos de todo el festival, el que ofrecieron los australianos Tame Impala, que defendieron de forma sobresaliente sobre las tablas su excelente disco "Lonerism". Canciones redondas, nacidas de la psicodelia y el rock setentero, con mucha fuerza, gran sonido y brillante ejecución. Dinosaur Jr estuvo en su línea, correcto, pero es cierto que su sonido cansa un poco y se ha quedado un tanto anquilosado. Luego llegó el primer tándem de grupos que tocaban a la misma hora en escenarios distintos y hubo que repartir tiempo para ambos: The Postal Service estuvieron agradables con su pop con electrónica, mientras que Bob Mould, por su parte, estuvo realmente contundente con su fórmula de hardcore melódico (más lo segundo que lo primero), más en línea con Sugar que con Hüsker Dü (por hablar de sus antiguas bandas). Los franceses Phoenix ejercieron de cabezas de cartel con un gran despliegue de medios, mucha luminotecnia y sonido recargado, pero me gusta su pop elaborado y ya reúnen una interesante colección de buenos temas. Hubo hueco también para un descubrimiento en el escenario Adidas (muy orientado a ello), concretamente de los colombianos Telebit y su electro-rock molón.

Viernes 24 de mayo

Es divertido ver a Tokyo Sex Destruction en directo: su fórmula de rock y soul engancha y el cantante es un showman evidente. De los británicos Django Django esperaba grandes cosas porque su primer disco es una gozada. Pero en directo no saben aún reflejar su amplia gama de detalles musicales y no acabaron de engancharme tanto como pensaba, pero estuvieron bien. Otro de los grandes momentos del festival fue la reunión de The Breeders para interpretar su obra maestra, "Last Splash" (1993), a la que luego añadieron cuatro temas más para completar un concierto magnífico, con mucho feeling. Aunque tiene tantos kilos de más que parece la madre de su hermana gemela, Kim Deal mantiene su sempiterna sonrisa y la conexión especial con el público. Los escoceses The Jesus & Mary Chain eran uno de los más esperados retornos y su actuación fue bastante buena, aunque en exceso contenido. Eché en falta más tormenta eléctrica pero, por otro lado, agradecí que salieran a tocar (aparentemente) serenos y (casi) sin discusiones entre los hermanos Reid. En el escenario Adidas, los turcos The Ringo Jets fueron otra agradable sorpresa con su inspiración entre Jon Spencer Blues Explosion y The White Stripes. Concluyeron la jornada Blur, el mayor de los regresos -en términos comerciales- y su pop desenfadado. Siempre me gustaron y conservan un cancionero que forma parte de la vida de muchas personas, entre las que me incluyo. Aunque el concierto tuvo ciertos momentos de bajón, el balance fue notable porque su repertorio es infalible.

Sábado 25 de mayo

El día se quedó algo cojo debido a las caídas del cartel de Rodríguez y Band Of Horses. Pero, bueno, el primero fue muy bien sustituido (en un registro musical completamente diferente, claro) por Chucho. Los albaceteños se marcaron un conciertazo a cuenta de su glorioso repertorio. Y llegó la hora de nuevos conciertos simultáneos, tres en concreto: el australiano Nick Cave And The Bad Seeds, que tendrá su mérito pero a mí no me llega; los estadounidenses Meat Pupppets, banda ochentera referencial para grupos como Nirvana, que convenció con su mezcla de hardcore, punk y folk; y los escoceses Camera Obscura, que brillaron con su pop bonito. Otra lectura nostálgica la dieron Los Planetas. Los granadinos interpretaron de cabo a rabo (sin más) uno de sus grandes discos, "Una semana en el motor de un autobús" (1998). Excelentes atmósferas y ejecuciones instrumentales. No así la voz de J, que si nunca fue buena, con el tiempo ha empeorado. Y ya entrada la madrugada subieron a escena My Bloody Valentine. Los irlandeses han vuelto al panorama musical con el lanzamiento de su (estupendo) tercer disco (de larga duración) el pasado mes de febrero ("m b v"), tras más de 22 años de silencio discográfico. Estuvieron en su línea, creando lo que nunca otros han podido hacer: belleza (e incluso baile) de la distorsión y el ruido. Cierto que las voces apenas se intuían, pero se disfrutó igual. Cerraron la noche (y el festival) Hot Chip y su receta de electropop e indietrónica, ideal para mover el esqueleto brindando por una gran edición del Primavera Sound.


* Cierto, My Bloody Valentine desarrolló la mayor parte de su (exigua) discografía a finales de los 80, pero su disco clave fue de 1991, "Loveless".

2 comentarios:

Jesus Castillo dijo...

Las palabras "emergentes" y "Swans" no pegan muy bien juntas.....

Pacman dijo...

Correcto