sábado, 11 de agosto de 2012

VIAJES / Cantabria: del mar a la montaña

Los poco más de 5.300 km2 de superficie que ofrece Cantabria brindan, dentro de una tierra sempiternamente verde y llena de bellas poblaciones con historia, una variedad paisajística que permite comenzar de buena mañana en la alta montaña de los Picos de Europa, proseguir por alguno de sus ondulados valles y acabar el día descansando plácidamente en una de sus numerosas y magníficas playas. Ésta es una de las muchas rutas posibles dentro de esta comunidad del norte de España.

Castro Urdiales

La preciosa villa de Castro Urdiales es un magnífico sitio para pasar unas vacaciones tranquilas, con la playa de Brazomar con vistas al Castillo-Faro, a la Iglesia de Santa María de la Asunción y, detrás, unos bonitos montes poblados de árboles. En sus calles del casco antiguo se respira su historia, vinculada a la pesca, y en su zona más actual se encuentran las inequívocas huellas de ser el punto de veraneo oficial de la burguesía vizcaína. En relación con esto, su explosión demográfica se ejemplifica en el siguiente dato: su población residente ha pasado de 18.719 habitantes en el año 2000 a 32.256 en 2010. Un pequeño consejo gastronómico: no os perdáis los pinchos de tortilla (entre otros) del bar La Fuente.

Laredo

Siguiendo por el litoral hacia el oeste llegamos a Laredo, una población claramente orientada al turismo de mar con unas playas realmente gloriosas, enormes y de una arena fina y compacta, perfectas para el baño y aderezadas con dunas. Alojado cerca de la playa Salvé (la principal) uno parece estar en cualquier sitio del Levante español, por algunos edificios de pisos-colmena, tiendas para turistas y ambiente playero, si no fuera porque las temperaturas aquí no son nada sofocantes, claro. Pero Laredo también cuenta con un centro histórico por el que merece la pena pasearse y cuya actividad comercial ha quedado circunscrita a algunos restaurantes y bares de copas. Un aliciente de estar por esta zona es acercarse al Puntal y tomar un pequeño barco (3 euros ida y vuelta) para llegar a Santoña, donde se pueden degustar sus famosas anchoas, aunque todas las que se pueden consumir en Cantabria son excelentes.

Parque de la Naturaleza de Cabárceno

Si nos cansamos de la playa es el momento de adentrarse en la naturaleza y disfrutar de los animales del Parque de Cabárceno, a sólo 15 kilómetros de Santander, donde conviven en semilibertad muchas especies, desde elefantes a leones, desde rapaces a leones marinos. La entrada de adulto es de 21 euros y es aconsejable dedicar al menos cuatro horas para vivir con detalle lo que este recinto de 750 hectáreas ofrece y por el que uno se mueve con facilidad con coche. El horario de verano es de 9 h. a 19 h.

Santillana del Mar, Comillas y San Vicente de la Barquera

De vuelta al litoral, y siguiendo la ruta hacie el oeste, llegamos a Santillana del Mar, uno de los pueblos que mejor conservan su pasado y que se puede ver en sus calles empedradas y todos sus edificios históricos, como la Colegiata de Santa Juliana o los diversos palacios que la componen. De hecho, fue declarada conjunto histórico-artístico nada menos que en el año 1889. No muy lejos se sitúa Comillas, conocida por su famosa Universidad Pontificia, además de por albergar edificios como el Palacio de Sobrellano y El Capricho, realizado por Gaudí. Su playa es buena y está bastante concurrida, por lo que la población muestra un perfecto equilibrio entre el turismo playero y el monumental. Más adelante, ya en el límite con Asturias, se encuentra el pueblo de San Vicente de la Barquera, al que se accede por el conocido Puente de la Maza sobre la ría. Su ambiente, aunque más bullicioso, sigue conservando la tradición pescadora de la zona y en cualquier restaurante de sus calles porticadas se pueden degustar ricos pescados.

Potes y Fuente Dé

Qué mejor manera de terminar este viaje que en plena montaña, en medio del Parque Nacional de los Picos de Europa, un auténtico paraíso natural. La carretera que nos lleva por el desfiladero de La Hermida es sin duda una de las más bonitas de España. Discurre por el estrecho hueco que deja el río Deva y sus serpenteantes 21 kilómetros son una bendición para los sentidos. Una vez en Potes parece que uno vuelve siglos atrás en el tiempo, ya que es un pueblecito de 1.500 habitantes (lógicamente, su población se multiplica en verano) con un conjunto muy bien conservado, una belleza dentro de un valle rodeado de cumbres (y también caluroso en el estío). Siguiendo en dirección a Fuente Dé nos encontramos el Monasterio de Santo Toribio de Liébana, donde el Beato de Liébana dejó los primeros escritos acreditados en Cantabria, concretamente los comentarios al Apocalipsis de San Juan. Ya en Fuente Dé, se accede al famoso teleférico que nos llevará (por 16,50 euros ida y vuelta) desde los 1.090 metros de la base hasta 1.850 metros de altitud, desde donde podremos realizar paseos y excursiones sintiendo toda la grandiosidad de los Picos de Europa.

2 comentarios:

carnet manipulador de alimentos dijo...

alucinante, no sabía que hubiera un teleférico por mitad de la montaña en españa :)
Un saludo!

carnet manipulador de alimentos dijo...

ademas que debe de ser una de las regiones mas bonitas de españa ya con eso es lo mas!!!
gracias por compartir!!!