Los resultados de las elecciones del domingo para el parlamento vasco arrojan una conclusión clara: aunque vuelve a ganar el PNV, por primera vez, la suma de partidos políticos no nacionalistas supera a la de los nacionalistas. Los escaños unidos de PSE (24), PP (13) y UPyD (1) alcanzan la mayoría absoluta de 38 sobre 75, mientras que PNV (30), Aralar (4), EA (2) y EB-B (1), es decir, el tripartito actual más Aralar, partido independentista que condena la violencia (¡bravo!) se queda con 37. Ajustadísima ventaja, en cualquier caso. ¡Qué lejos queda aquel panorama en el que arrasaban los nacionalistas! En las elecciones de 1980, PNV (25), HB (11) y EE (6) reunieron 42 de 60 escaños, en tanto que PSE (9), UCD (6), AP (2) y PCE (1) se conformaron con 18. He aquí lo trascendente del hecho. Pero, claro, no olvidemos algunos hechos: la diferencia entre ambos bloques es mínima, el frentismo es lo último que necesita el País Vasco (es lo que ha tratado de hacer el PNV con el Pacto de Estella primero y con la consulta soderanista después), el grupo no nacionalista es políticamente muy heterogéneo (como lo es el nacionalista, por otra parte) y, finalmente, el PNV sigue siendo el primer partido de la comunidad. Con todos estos factores, el próximo lehendakari tendrá una patata bien caliente entre las manos y tendrá que dar la talla como político de altas miras. Algo de lo que Ibarretxe ha demostrado ser incapaz. Por eso y porque sería sano un relevo en las instituciones vascas, Patxi López debería acceder al Gobierno. Pero no será fácil.
Nota: los resultados finales, tanto en el País Vasco como en Galicia, otorgan un escaño más a las marcas del PSOE, con lo que los repartos en Euskadi quedan en PNV (30), PSE (25), PP (13), Aralar (4), EA (1), UPyD (1) y EB-B (1); y en Galicia, PP (38), PSdeG (25) y BNG (12).
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