Quizá desde dentro de España a muchos les parezca un tema algo preocupante o, si acaso, ligeramente criticable, pero el Parlamento Europeo nos lo acaba de dejar bien clarito: el urbanismo salvaje que se lleva practicando desde hace años en nuestro país tiene gravísimas consecuencias ambientales, sociales y económicas. Destroza nuestra naturaleza (playas hormigonadas, ríos contaminados por los vertidos industriales, espacios verdes arrinconados por el ladrillo), arrasa los bolsillos de muchos incautos (viviendas de pésima calidad, fraude y especulación en las compra-ventas...) y genera una red corrupción que no tiene fin (constructores, agentes inmobiliarios y cargos políticos a dedo, todos forrados). Y, claro, ante la pasividad de los sucesivos Gobiernos, la ineficacia del sistema judicial, la colaboración necesaria de las Comunidades Autónomas y la operatidad directamente delictiva de muchos Ayuntamientos, nos enfrentamos a la posibilidad de perder los fondos estructurales y de cohesión europeos. ¡Por supuesto! ¿Qué nos esperábamos? Y demasiado han tardado en lanzarnos el ultimatum, porque ya se nos dieron dos toques en 2005 y 2007, a los que obviamente se hizo caso omiso. Y, a los entendidos en toros, ya sabemos lo que pasa tras el tercer aviso... Así que, menos hablar de cambiar de modelo económico y más actuar en la práctica.
2 comentarios:
Hola,
Que pena pues que la civilizacion venga con tanta destruccion... convengamos que esto se arrastra de al menos 500 años...
http://asadodecostilla.blogspot.com/
Va con el ser humano... Como también va el luchar contra ello.
Saludos, ...Costilla
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