Siempre es agradable volver a Almagro, no solo por la bella población de rico patrimonio que es, sino por su internacionalmente conocido Festival de Teatro Clásico, especializado en los siglos XVI y XVII, principalmente español pero también de otros países. Este año hicimos doblete de Calderón de la Barca, así aprovechamos para conocer mejor su obra. Por un lado, la comedia "Con quien vengo, vengo", y, por otro, la tragedia "La hija del aire".
"Con quien vengo, vengo" (en la imagen), de Amara Producciones y dirigida por Gabriel Garbisu, propone un juego de malentendidos, confusiones e intercambios con amores secretos como protagonistas. Estupendo retrato irónico de costumbres, a ratos descabelladado, con soterrada crítica a ciertos usos estrictos y honores exagerados. Una puesta en escena ágil y con logrados momentos de humor e interpretaciones al punto hacen de esta obra un muy buen disfrute.
Por su parte, "La hija del aire", de la Compañía Nacional de Teatro Clásico, con la dirección de Mario Gas y sobre una versión de Benjamín Prado, muestra sus tintes de tragedia irremediable ya desde el principio, con la aparición de una protagonista maldita y encerrada. Una primera parte intensa, muy atractiva en su puesta en escena general, parece apuntar a un desenlace violento y, si bien, en parte es así, cumpliéndose de esta manera el destino, se modera en su segunda parte de forma tan interesante como anticatártica.
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