Cuesta creer que en un pueblo de Segovia se celebre cada año (y van ya seis ediciones) un festival consagrado a la música country de lo más profundo de los Estados Unidos, el Huercasa Country Festival, de Riaza. Pero es así. Y, además, es que los asistentes lo viven con una intensidad tan grande como el esfuerzo que dedican los organizadores a traer a verdaderos artistazos o la pasión que pone todo el pueblo en acompañar el evento engalando sus calles con banderas americanas (también alguna sudista), vistiéndose tantas personas con atuendos y sombreros típicos vaqueros... Es tan surrealista como una auténtica gozada entrar en esta especie de universo paralelo de enamorados del country. Del country y de sus músicas aledañas: el rock, el folk...
Buena prueba era el cartel del segundo día, el sábado 7 de julio. Empezó la Huercasa Country Festival All Stars Band, un grupo dedicado al blues y al rock y que orientó su repertorio especialmente a la música de raíces vaqueras , con todos los toques diversos imaginables y, sobre todo con una galería interminables de artistas invitados, de entre los que destacó la gran guitarrista pacense de blues Susan Santos. Después llegó el turno de Chuck Mead & The Grassy Knoll Boys dando una estupenda lección de saber hacer en el escenario combinando en cuidadas dosis country, rock and roll primigenio y otras texturas. Y entonces llegaron The Long Ryders. Los angelinos se marcaron en los 80 tres discos de impresión que dejaron profunda huella en el country-rock alternativo y marcaron la línea a seguir para muchos grupos posteriores. Diversas reuniones posteriores les han llevado de tanto en tanto a escena, pero ahora llegaban con un disco nuevo: el cuarto en su haber, después de 32 años del último. Por tanto, su setlist no fue una mera rememoración de viejos éxitos, sino que dieron la relevancia suficiente a las nuevas canciones, de merecida y renovada inspiración. Por supuesto, hubo momentos para los grandes clásicos: por ejemplo, empezaron con "Final Wild Son" y acabaron con "Looking For Lewis And Clark. Y, entre medias, un poco de todo, aunque a veces se notaba cierta falta de rodaje en la banda y la apenas hora y cuarto de actuación supo a poco. Afortunadamente, Sid Griffin anunció que The Long Ryders volverán a Espña los próximos meses de octubre y noviembre. ¡Esperamos impacientes desde ya! El fin de la noche lo puso Hayes Carll, un texano que encara la nueva ola de la música americana coqueteando indistintamente con el country, el rock y el folk. Muy buen sonido, estupenda puesta en escena y banda de acompañamiento. Realmente interesante.
Pero el festival en sí mismo, celebrado en el campo de fútbol de césped y con maravillosas vistas de La Pinilla, no es todo. Luego está lo que se vive en las calles del pueblo durante todo el fin de semana. Al día siguiente, el domingo, daba gusto pasear por la bella plaza principal de Riaza mientras una banda despedía esta edición con más música country o tex-mex o de rock sureño... Tanto da. Eso sí, ahí están siempre los grupos de público (se deben estar entrenando todo el año) haciendo las típicas coreografías de baile country. Por el día y por la noche, en el pueblo y en el festival. ¡Son incansables!
1 comentario:
Si, había oído hablar de este festival, me enviaban información, pero no he
tenido ocasión de ir. Comparto, con tu permiso.
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