Fuera de La Habana, nos propusimos visitar algunas localizaciones más de Cuba. En la parte occidental de la isla (concretamente, en la provincia de Artemisa) se encuentra Las Terrazas, un complejo turístico rural integrado en la Sierra del Rosario, declarada Reserva de la Biosfera por la Unesco en 1985. La zona, que se extiende a lo largo de 5.000 hectáreas y cuenta con una población de 1.000 habitantes, había sido completamente deforestada durante la colonización española, principalmente por la explotación minera y cafetera de su suelo. Sin embargo, hoy en día es un auténtico paraíso de flora exhuberante volcada con el turismo sostenible y que, fruto de esta actividad, consigue autofinanciarse. En Las Terrazas se puede realizar una visita guiada que te explica todos los detalles de su historia o bien recorrer el territorio por tu propia cuenta a través de cualquiera de las rutas senderistas. Además, el río San Juan ofrece unas estupendas posibilidades de baño en varias balsas y cascaditas que forma dentro del complejo. Lo dicho, un pequeño paraíso.
De camino a Trinidad, paramos en el criadero de cocodrilos de Guamá, donde contemplamos ejemplares de todas las edades, desde pocos meses (y que podemos tener en las manos, aunque con la boquita atada) a varios años, ya con una envergadura y ferocidad pasmosas. También tomamos una lancha para acercarnos a la reproducción de una aldea taína, cultura precolombina que no sobrevivió a la conquista Trinidad es la tercera villa que fundaron los españoles en Cuba, a principios de 1514. La ciudad, declarada Patrimonio Mundial de la Humanidad en 1988, parece congelada en el tiempo con sus calles empedradas, sus casitas bajas de colores pastel y sus carros de caballos que todavía circulan junto a los coches antiguos que se ven constantemente por la isla. La producción azucarera, que floreció en el siglo XIX y enriqueció a sus propietarios, dejó algunas estupendas casonas y palacetes por todo el lugar. La localidad es muy visitada por los turistas y eso se nota durante el día en sus abarrotados mercadillos y tiendas de artesanía, y también por la noche, cuando hay un gran ambiente en sus calles céntricas, en sus restaurantes y en sus locales de música en directo y baile, cómo no.
Volviendo en dirección oeste llegamos a Cienfuegos, llamada así desde 1829 (diez años después de su fundación) en honor al entonces Capitán General de la isla de Cuba, José Cienfuegos Jovellanos. También conocida como La Perla del Sur, su centro urbano es Patrimonio Mundial de la Humanidad desde 2005, en reconocimiento de su arquitectura principalmente neoclásica. Es una de las ciudades de mejor trazado que existen en Cuba, de calles anchas y rectas, de paseos y parques, el más importante de los cuales es el José Martí. Precisamente, alrededor de este parque encontramos los edificios más importantes, entre ellos la casa del fundador, el Ayuntamiento, la iglesia catedral y el teatro Terry, construido en 1889, notable por el estado de conservación de su arquitectura y decoración. Destaca también el Palacio de Valle (en la foto), ubicado en el extremo sur del Prado, una construcción única en Cuba por la unión de diversos estilos arquitectónicos, entre ellos el mudéjar. Por cierto, Cienfuegos también cuenta con un malecón, más pequeño que el de La Habana, eso sí.
Y terminamos nuestro viaje por Cuba al norte, en Varadero, sitio vacacional por excelencia. A partir del pueblo se extiende un istmo de 22 kilómetros de playas, ocupado por una cincuentena de resorts vacacionales. ¡Y otros 50 están en proyecto de construcción a largo plazo! Es el típico lugar para estar en un todo incluido de la playita al bar y del restaurante a la piscina. En fin, ya sabéis, a veces también se necesita. Otras opciones diferentes podrían ser los cayos, tanto del norte (Cayo Santa María, Cayo Guillermo, Cayo Coco...) como del sur (Cayo Largo), pero las playas de Varadero son bastante buenas, así que por esta vez...
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