
El último hito fue el partido del sábado ante Francia, selección a la que ganamos por primera vez en la historia en competición oficial. Ni más ni menos. Además, en un partido serio, en el que estuvimos bien plantados todo el tiempo, moviendo y cansando al rival hasta que se pergeñó una nueva obra maestra: ese gol creado en 26 toques, generado por Iniesta, definido por el centro de Jordi Alba y rematado de certero cabezazo por Xabi Alonso, que volvió a mojar hacia el final materializando el penalti que había provocado con suma habilidad Pedro. ¿Qué se puede criticar en realidad de una selección que gana con esta finura, sin la holgura de la sublime Eurocopa 2008, cierto, pero con capacidad de batir a cualquier rival y alcanzar cualquier meta? Portugal nos espera en semifinales. No será fácil, como casi ningún equipo que nos ha tocado en este torneo (Italia, Croacia) lo está siendo (salvo Irlanda), porque todos quieren ganar y ninguno es manco. Pero ahora sabemos que no tenemos límites.
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