martes, 19 de agosto de 2014

VIAJES / Río de Janeiro, entre el cielo y el mar (y 3)

6. Ipanema

Es la otra playa importante de Río, situada en el barrio homónimo que disfruta de un nivel económico más alto que Copacabana (aunque el más exclusivo de todos es el cercano barrio de Leblón). Vamos, que sus casas y tiendas son más caras y están mejor puestas. La playa está bastante bien, pero tiene más oleaje y corrientes que la de Copacabana y es algo menos extensa que ésta, aunque enorme, desde luego. La calle más comercial es Visconde de Pirajá y cerca se encuentra uno de los puntos míticos de la historia cultural de la ciudad: el café "Garota de Ipanema", en la confluencia de las calles Vinicius de Moraes y Prudente de Moraes, donde Antonio Carlos Jobim y el propio Vinicius de Moraes compusieron la música y la letra, respectivamente, de "Garota de Ipanema" ("La chica de Ipanema"), la canción más conocida de la bossa nova. Escrita en el año 1962, la inspiración para su creación vino de una joven despampanante que pasaba junto al café para ir a la playa. Esa mujer se llama Helô Pinheiro (su nombre real es Heloísa Eneida Menezes Paes Pinto) y actualmente es dueña de una cadena de locales de venta de bikinis llamada precisamente "Garota de Ipanema". Junto al café hay una tienda de souvenirs donde uno se puede comprar, por ejemplo, una camiseta estampada con el principio de la letra y partitura de la canción, como hice yo. En cambio, Ipanema sólo cuenta con una parada de metro ("General Osorio"), si bien está prevista su ampliación en el futuro y, mientras tanto, hay una línea de metronibus, aparte de una extensa red de buses y amplísima oferta de taxis.

7. Lagoa

La enorme laguna (Lagoa) Rodrigo de Freitas es ideal para rodearla paseando o haciendo deporte por la ciclovía de 7,5 kilómetros que la circunda. Está totalmente integrada en la ciudad y se encuentra dentro de los barrios más nobles y tranquilos de Río, como Leblón e Ipanema al sur y Lagoa al norte. En sus orillas arboladas se encuentran varios clubes náuticos, el Estadio de Remo, el parque Tom Jobim, un helipuerto y un centro gastronómico. También se puede dar un paseo en los llamados pedalinhos, pequeños botes a pedal con forma de cisne. En la parte oeste de la laguna se encuentra el Jardín Botánico, una cita ineludible para los amantes de la naturaleza, a un precio de 6 reales (2 euros) la entrada. También es muy aconsejable una visita (es gratis) al Lage (al norte de la laguna), un parque recreado al estilo romántico, con paseos muy frondosos, cueva, acuario, torre, cascadas... Una maravilla. Precisamente, desde este parque se inicia una senda para subir andando al Corcovado.

8. Centro financiero y Uruguaiana

Un poco más arriba de Lapa, siguiendo la Avenida Río Branco, está el centro financiero de la ciudad, lleno de rascacielos de oficinas y mucho ajetreo por el día (por la noche queda desierto) con sus muchas tiendas. Es interesante su recorrido. En esta zona, en el número 32 de una pequeña calle llamada Gonçalves Dias, encontramos la Confeitaria Colombo, un espacio de restauración inaugurado por unos portugueses nada menos que en 1894, una cita ineludible para disfrutar de su decoración recargada y fascinante, y comer (a un precio poco económico, claro) o tomarse, entre otros muchos productos, dulces y salados, un sándwich o unos pastéis de Belém (especialidad de la casa). Por mi parte, probé uno de estos, ya que hace unos años lo hice también en Lisboa (en el sitio emblemático de la zona de Belém). He de decir que ambos son deliciosos. Quizá con más cuerpo el carioca y más suave el lisboeta.Siguiendo hacia el norte por la calle Uruguaiana nos topamos con su inmenso mercadillo, muy frecuentado, que se extiende alrededor de la estación de metro y donde se puede encontrar absolutamente de todo y a muy buenos precios. Espectacular.

9. Flamengo

Desde la ensenada de Gloria se puede asistir al continuo despegue y aterrizaje de aviones en el pequeño aeropuerto Santos Dumont, que está construido en la orilla de la bahía de Rio. Es hipnótico y maravilla que se pueda maniobrar en un espacio tan reducido y tan cerca del mar. Hacia el sur podemos seguir paseando por la playa de Flamengo y por el adyacente parque Brigadeiro Eduardo Gomes (Aterro do Flamengo), repleto de sendas para pasear y hacer ejercicio entre árboles (contiene 11.000 especies arbóreas), así como de canchas para practicar deportes. Es un espacio de 1,2 millones de metros cuadrados ideal para el esparcimiento y la tranquilidad después de haber visitado el bullicioso centro. Aunque su playa no es la más frecuentada, las vistas del Pan de Azúcar son espectaculares.

10. Maracaná

Símbolo fútbolístico mundial, dentro de un país donde este deporte es religión (en muchos canales televisivos de la ciudad continuamente se retransmiten o se habla de partidos de fútbol), la visita al Estadio Maracaná (oficialmente, Estadio Jornalista Mário Filho, por el periodista fundador del diario deportivo Jornal dos Sports) es una cita ineludible para los amantes del balompié. Sitio mítico donde la selección de Brasil sufrió el llamado maracanazo, la humillante derrota 1-2 en la final de su propio Mundial de 1950 a manos de Uruguay y ante 200.000 atónitos espectadores. Más recientemente, Brasil cayó en el Mundial 2014, que también celebraba, esta vez en la semifinal y ante Alemania, con un aún más doloroso 1-7. Grandes afrentas para un país que vive tanto el fútbol. Pero Maracaná, por encima de esto, es un templo deportivo para 80.000 personas (su reciente remodelación ha reducido su anterior aforo de 96.000 personas por consejo de la FIFA, pero ha ganado una planta y ha mejorado en comodidad y visibilidad). Además de hogar frecuente de la selección de Brasil, el Maracaná acoge los partidos en casa de los clubes Flamengo y Fluminense, rivales clásicos de Río de Janeiro (sus encuentros se denominan Fla-Flu), ciudad que también cuenta con los equipos Botafogo y Vasco da Gama. La visita al estadio (se accede por la puerta 15) son entre 24 y 30 reales (entre 8 y 10 euros) -según sea laborable o fin de semana- sin guía y entre 36 y 40 reales (entre 12 y poco más de 13 euros) con guía. A escasa distancia se encuentra la parada de metro Maracaná.

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