El pasado lunes nos dejó a los 89 años el francés Jean-Marie Maurice Scherer, más conocido como Éric Rohmer. Y el caso es que quizá no era un director (primero fue crítico cinematográfico) ampliamente conocido. Sus películas surtían las salas de arte y ensayo, pero no alcanzaron eso que se denomina éxito masivo, a pesar de que siempre contó con una no pequeña legión de fieles seguidores, entre los que me encuentro. Su cine fue definido ácidamente, debido a su supuesta falta de acción, como equivalente a "ver crecer una planta", según las palabras del personaje que interpretaba Gene Hackman en el policíaco "La noche se mueve" (1975), de Arthur Penn. ¡Qué injusticia! Evidentemente, en las películas de Rohmer no hay tiros ni persecuciones, como tampoco los hay habitualmente en la vida de esos ociosos personajes de clase media que retrata. Prefería centrar su mirada en las relaciones personales, principalmente en los conflictos amorosos y en las contradicciones entre los actos y las palabras, las muchas palabras que sus protagonistas intercambiaban para intentar comprenderse... O autoengañarse. Y si eso no es acción de la buena...
Su estilo propio y bien definido hacía que cualquiera de sus largometrajes tuviera un inmediato interés para sus admiradores, si bien yo destaco personalmente algunas que me marcaron desde que empecé a conocer su obra gracias al ciclo que en los años 80 se le dedicó en TVE. "El rayo verde" (1986) y la inseguridad de su protagonista por conocer a la gente e intentar ser feliz. "Mi noche con Maud" (1969) o la difícil elección entre dos mujeres completamente distintas (con final sorprendente). Las contradictorias y difíciles relaciones, en fin, desarrolladas de diversas formas en "Cuento de invierno" (1992), "Cuento de verano" (1996), "La coleccionista" (1967), "La rodilla de Clara" (1971) o "Pauline en la playa" (1983). Un verdadero maestro que merece una grata revisión de su filmografía.
Escena de "El rayo verde" (1986), de Éric Rohmer
2 comentarios:
Mi favorita es "Cuento de Otoño"
Sí, muy buena también...
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