Los británicos Depeche Mode han recalado en Madrid en su gira de presentación de su nuevo disco, "Memento Mori" (2023). A pesar de haberlo presentado ya el año pasado en el marco del Primavera Sound, ahora eran ellos solos frente a una audiencia que llenó el WiZink Center durante las noches del 12 y 14 de marzo. Y aquí toda la puesta en escena y el sonido estaban diseñados en exclusiva para su lucimiento. Y, efectivamente, las luces, pantallas y vídeos que se pasaban, así como la potencia y calidad sonora impresionaban, apabullaban por momentos. Eso, unido a la entrega habitual de los de Basildon y a un repertorio infalible acabó por redondear la noche.
Un setlist que no solo se limitó a navegar por su extensa y exitosa discografía, sino que no tuvo reparos en detenerse por su muy apreciable nuevo trabajo, con cuatro temas. Los mismos que dedicaron al mítico 'Violator" (1990), junto con la relevancia también dada a "Music For The Masses" (1987) y "Songs Of Faith And Devotion" (1993), con tres canciones de cada uno. Una velada prácticamente perfecta, con Dave Gaham exultante y un Martin Gore con su propio protagonismo. Una unión que parece hoy por hoy sólida como para seguir todavía por bastante tiempo.
El plato fuerte del viernes 9 de junio en la primera edición madrileña del Primavera Sound fueron sin duda Depeche Mode. Los británicos vienen con uno de sus mejores discos en años bajo el brazo, "Memento Mori" (2023), que supone una despedida y recuerdo al fallecido Andy Fletcher, hablando del paso del tiempo, de los efectos de este y de la necesidad de aprovecharlo que nos queda. Así que, además de sus himnos clásicos, también sonaron nuevos temas (3), que dan buena idea de la atmósfera que generan y que encajan perfectamente con su repertorio, especialmente la gloriosa "Ghosts Again". Todo sonó a la perfección, con unas imágenes de fondo muy sugestivas, y tanto Dave Gahan como Martin Gore ejercieron de colíderes con disciplina e intensidad, arrastrando a un público ya entregado en los momentos álgidos, que fueron casi todos. Por supuesto, no faltó la interacción con el público en canciones como "Never Let Me Down Again" (esos brazos al viento) o "World In My Eyes" (sentido homenaje a Fletcher). Y, por supuesto, también cayeron "Walking In My Shoes", "It's No Good", "Everything Counts", "Precious", "Home", "I Feel You", "Stripped", "Enjoy The Silence", "Just Can't Get Enough" y "Personal Jesus". Dos horas de concierto que depararon una noche memorable.
Lo bueno de los macrofestivales es que tienes la oportunidad de ver s bandas no tan masificadas (pero igualmente buenas) e incluso conocer otras. Así, ese mismo día pudimos disfrutar del indie rock de los escoceses The Delgados, del techno pop de los neoyorquinos Nation Of Language, de la intensidad rock de los texanos The Mars Volta, del hardcore de los angelinos Bad Religion, del pop de la francesa Christine And The Queens y del electropop dela británica Georgia. Pero lo malo de los macrofestivales también afloró: dentro, por la imposibilidad de ver todo lo que interesa al haber 12 escenarios distintos en los que coinciden muchas bandas simultáneamente. Y fuera, por celebrarse lejos, en Arganda del Rey, en un lugar sin apenas acceso en transporte público, muy dependiente de los coches (que rápidamente atascaron las dos entradas y a los que veníamos en los buses lanzadera). Ello llevó a que mucha gente llegara tarde, muy tarde. Algo grave a corregir para próximas ediciones.
A estas alturas de la jugada hay que reconocer que ir a un concierto de Depeche Mode es garantizarse una gozosa velada. Su directo siempre cautiva, siempre llega bien adentro e, incluso, sigue sorprendiendo. Tienes la garantía de su profesionalidad y el respaldo incontestable de numerosas canciones que se han convertido en clásicos del pop: "Enjoy The Silence", "Personal Jesus", "Question Of Time", "Never Let Me Down Again", "Precious", "Shake The Disease", "In Your Room", "Walking In My Shoes", "I Feel You"... Y así lo demostraron en sus actuaciones del lunes y martes pasados en el Palacio de los Deportes de Madrid, donde descargaron un auténtico espectáculo de luz (gracias a las proyecciones de Anton Corbijn) y sonido (perfecto equilibrio sonoro en todo momento).
Si hay algún pero sólo puede ser que hicieran demasiado (aunque entendible) hincapié en su último e irregular disco "Sounds Of The Universe" (2009), con el que empezaron el concierto (tres temas seguidos es demasiado bajón). Luego, y esto es más personal, dejar que Martin Gore (sí, el cerebro -o corazón, según se mire- de la banda) cante sus canciones mohínas (con la brillante "Home" sería suficiente) debería considerarse un serio error. Sin embargo, me siguen emocionando sus temas techno clásicos, aunque los vayan dosificando y seleccionando cada vez más, y, de forma especial, agradezco que le den las vueltas a algunos de ellos. Fue el caso de "Enjoy The Silence" y "Personal Jesus", cuyas (re)interpretaciones en directo me parecieron de lo más destacable. Y me alegro de que el cantante principal Dave Gahan todavía se siga mostrando pletórico de energía.
Y luego, claro, nos fuimos a celebrarlo al Home Bar.