martes, 31 de diciembre de 2013

TELEVISIÓN / "Breaking Bad" (2008-13), una de las mejores series actuales

Con 2013 apurando sus últimas horas, es momento de recordar que en este año asistimos al punto y final de una de las mejores series que ha dado la televisión en los últimos años: "Breaking Bad". Producida por Vince Gilligan (que trabajó como guionista en la referencial "Expediente X"), cuenta las desventuras de un tipo corriente, anodino y profesor de química, de recursos económicos limitados, con mujer e hijo discapacitado, al que se le diagnostica cáncer pulmonar terminal. Ante esta tesitura, decide aprovechar sus conocimientos científicos para meterse a elaborar droga, y no una cualquiera, sino metanfetamina de alta calidad, con lo que prevé enriquecerse rápidamente para dejar a su familia cubierta cuando él ya no esté. Pero, claro, nada resultará fácil, ni empezar a producir ni distribuir la sustancia. Además, tendrá que lidiar no sólo con la persecución de la policía (su propio cuñado pertenece a la DEA), sino con cómo sus nobles sentimientos iniciales se transforman en desmedida ambición. Una magnífica serie que logró tener un desarrollo coherente a lo largo de cinco temporadas (en seis años) y una conclusión sobresaliente, a diferencia de otros muchos productos televisivos, que acaban dependiendo de factores ajenos como la audiencia o los vericuetos de los guionistas para alargar un éxito inicial. Si bien "Breaking Bad" comenzó en mal momento, en plena huelga de guionistas, con una primera temporada corta, y durante la segunda le costó arrancar en sus primeros capítulos (dando muestras de cierta vaguedad narrativa), entre ésta y la tercera empezó a consolidar la potencia de su trama, que ya no hizo más que crecer en la cuarta y quinta temporadas. Nunca olvidaremos a Walter White (alias Heisenberg, claro homenaje científico), interpretado de forma brillante por Bryan Cranston.

viernes, 27 de diciembre de 2013

SOCIEDAD / La contrarreforma del aborto de Gallardón, un retraso social

Es absolutamente vergonzosa la auténtica contrarreforma que supone (si no se puede impedir) la futura ley del aborto que prepara el PP a través del ministro Alberto Ruiz-Gallardón y que, con la excusa de proteger los inventados "derechos del concebido y no nacido", lo que pretende es que la mujer (o los padres, en general) no pueda dedicir libremente acerca de cuándo, cómo y cuántos hijos quiere tener. El aborto vuelve a ser delito y sólo se podrá practicar -con más burocracia y requisitos- en dos supuestos (violación y salud de la madre), menos que la antigua ley de 1985, que también contemplaba la malformación del feto. Regresamos a tiempos del franquismo.

Ésta es una conversación real que recientemente he mantenido con una persona contraria al aborto (llamémosla X)) y que considero interesante porque profundiza en el sentido último de la cuestión: si consideramos que la concepción es sagrada y, por tanto, ajena a la voluntad humana, o si las personas tienen derecho a regular los hijos que quieren tener.

Pacman: Ya está bien. ¿Quién es Gallardön para decidir si una mujer quiere o no tener un hijo? Joder, ya, hostia, mecagüen, pitorra.

X: Lo dices bien. ¿Quién tiene el derecho a decidir que un hijo viva o muera?

Pacman: Respuesta evidente: la madre / los padres. Es decir, los responsables de follar y tener hijos sólo cuando así lo deseen.

X: Evidentemente, te haces trampas mentales...

Pacman: Hablamos en términos terrenales y no divinos, ¿no? Entonces, ¿es compatible prohibir el aborto y montar una guerra? ¿Es compatible estar en contra del aborto y estar a favor de la pena de muerte? ¿Es compatible obligar a que nazca un niño discapacitado y retirar las ayudas a la dependencia?

X: Por favor, un poco de inteligencia. Hablamos de las leyes que rigen la naturaleza, nada que ver con la espiritualidad. Me parece que en ningún momento hemos hablado de teología. Razona tus respuestas. ¿Qué animal es capaz de matar a su cría antes de que nazca? Con respecto a la guerra, echas balones fuera. No sé qué tiene que ver una cosa con la otra. Estarás de acuerdo que ha habido guerras que eran inevitables y legítimas, ¿no? Pena de muerte y aborto sí que están relacionadas y estoy en desacuerdo con las dos. Si limitas derechos por cuestiones económicas puedes acabar dando la razón al estalinismo o al nazismo, que se preocuparon de estos temas y llegaron a soluciones bastante desagradables. En fin, no conviene desvariar mucho. Te lo dejo en una pregunta simple y ponte en el pellejo del no nacido, que a mi modo de ver debe disfrutar de los mismos derechos que tu o yo. ¿Qué está por encima, el derecho a la vida o el derecho a decidir de los padres?

Pacman: Hay una evidente concepción religiosa en el derecho a la vida del feto. Hay numerosos ejemplos en la historia de la humanidad de maneras de regular la natalidad (incluyendo el aborto, pero también con medios profilácticos, que es lo preferible) por los más variados motivos. Sólo la influencia del catolicismo introdujo la equiparación de los derechos de las personas con los del feto. Es una equiparación absolutamente cuestionable y que da pie a errores de apreciación, a situaciones de gran injusticia (obligar a concebir en contra de los deseos de los padres, auténticos dueños de sus vidas) y a contradicciones como las que he citado: mucha gente (no necesariamente tú) que abomina del aborto no tendría inconveniente en fusilar a un etarra. La cuestión en última instancia es si somos dueños de nuestra paternidad, libres de elegir cuándo tener nuestros hijos. No creo que eso sea nazismo. Y libertad para abortar quien quiera sí, quien quiera no, según cada cual. Por no hablar que extender el derecho a la vida de las personas a los fetos es realmente enrevesado: ¿cuál es el límite? ¿el feto de tres meses? ¿de dos? ¿la mera concepción celular? Absurdo. Las personas deben controlar y decidir la natalidad. El derecho a la vida es para las personas. Prácticamente todas las legislaciones de países avanzados van esa dirección...

X: Sigues mezclando las cosas y te quedas tan ancho. Equiparas la defensa del derecho a la vida con el catolicismo, cuando es una cuestión que está por encima de las creencias espirituales. ¿Sólo la influencia del catolicismo defiende los derechos del feto? Tienes demasiados prejuicios... ¿Quién decide cuándo una persona es persona? Ése es el debate, no es cuestión de religión. ¿"Las personas deben controlar y decidir la natalidad"? ¿Estás seguro de esa afirmación? ¿Te parece enrevesado extender el derecho de las personas al del feto? ¿No te parece más enrevesado decidir que es a partir de la semana 15 de gestación?

Pacman: Efectivamente, es la influencia del catolicismo y de otras manifestaciones religiosas estrictas en este aspecto la que ha generado el derecho a la vida del feto. Es un hecho. Numerosos estudios de otras culturas evidencian controles de la natalidad a conveniencia. Los derechos del feto no son ni mucho menos un universal moral como sí lo es, por ejemplo, matar a una persona (que, aunque se permita en ciertas sociedades, comúnmente se califica como no deseable). Sobre el límite de semanas que hasta ahora regía en la ley del aborto obedece a cuestiones médicas: cuanto más tiempo de gestación pase, mayor peligro para la madre. Otra prueba de la clara relación entre catolicismo y derechos del feto es que las leyes del aborto más restrictivas de nuestro entorno están en países culturalmente católicos: Irlanda, Polonia, España.


lunes, 23 de diciembre de 2013

CÓMIC / "Los Borgia" -integral- (2004-2011), de Alejandro Jodorowsky y Milo Manara

El artista avant garde Alejandro Jodorowsky pone el guión y el dibujante Milo Manara las imágenes en este cómic que se ha completado tras siete años de trabajos: la historia de los Borgia, esa familia hispano-italiana -originaria del Reino de Valencia, con el nombre de Borja- cruel, ambiciosa y depravada que dominó los resortes del poder en la Europa de finales del siglo XV y principios del XVI. En concreto, el libro recoge la ascendencia al papado de Rodrigo Borgia como Alejandro VI, un tipo que no tenía la menor cortapisa moral a la hora de conseguir sus intereses. Corrupción, crímenes e incesto son algunas de las armas que utilizó, especialmente junto con sus hijos César (en el que se basó Maquiavelo para su "Príncipe") y Lucrecia, y cuyos planes son recogidos con detalle en esta historia. La otra baza principal del cómic son las minuciosas imágenes realizadas por Manara, un consumado especialista en el dibujo del cuerpo femenino desnudo y que se encuentra a sus anchas visualizando esta época de vicio.

jueves, 12 de diciembre de 2013

POLÍTICA / Me duele Cataluña, me duele España

Al hilo del fallecimiento de Nelson Mandela, gran político, estadista y ser humano donde los haya, capaz de unir a los blancos opresores y a los negros oprimidos después acabar con un régimen tan detestable como fue el apartheid sudafricano, me pregunto: ¿no aprenderán algo de este dignísimo hombre nuestros políticos patrios, que no hacen sino fomentar el odio entre los pobres españolitos, sean catalanes, castellanos, gallegos, vascos o murcianos? ¿No les da vergüenza a Artur Mas (CIU), Oriol Junquera (ERC) y compañía (¿qué hace ahí Joan Herrera, un tipo supuestamente sensato?) pasar a la historia por separar a las personas (incluidos los catalanes) en pro de unos intereses nacionales supuestamente superiores y basándose en argumentos historicistas interesados y en cuentas económicas imposibles que si acaso sólo sirven para ocultar la corrupción y los recortes sociales que la propia Generalitat está ejecutando en su tierra? ¿No les da vergüenza a Rajoy (PP) y compañía (con la cuota de responsabilidad de Zapatero y Maragall-Carod Rovira) pasar a la historia por mirar para otro lado mientras los problemas crecen sin plantear soluciones, ignorando las legítimas culturas de los pueblos de España e, incluso, alentado actitudes de desprecio hacia los catalanes (siempre que no se necesitaran los votos de CIU, claro)? ¿Y no le da vergüenza a la gente de la calle aprender a odiar porque así te lo manden los mediocres y deleznables políticos de turno que, por otro lado, te la están clavando en lo realmente importante? ¿No podemos pensar por nosotros mismos y conocernos unos a otros, respetando nuestras respectivas culturas e ideas? ¿No podemos, en fin, convivir? Busquemos la respuesta en Mandela. Pero, ¿dónde está nuestro Mandela?