jueves, 25 de abril de 2013

CINE / 16º Festival de Málaga (y 2)

"Manos arriba, esto es un contrato", de Javier Gascón (Documentales)
Documental bienintencionado y necesario sobre las consecuencias personales (recoge testimonios de 31 casos) y, en última instancia, sociales de toda la serie de productos tóxicos que la banca ha endosado a la gente en este país durante los últimos años, muchas veces sin consentimiento expreso de los depositantes. La acumulación de estas auténticas estafas organizadas y su confluencia con el estallido de la crisis (si es que aquéllas no han sido una causa de ésta) han desatado una quiebra generalizada de muchas familias (más de dos millones de afectados solamente por las preferentes, con un saldo de dinero perdido de 22.000 millones de euros). Por tanto, era necesario llevar esta historia al cine y, a pesar de las ciertas carencias (técnicas y explicativas), se trata del documento histórico de una historia para no repetir.

"Hijo de Caín", de Jesús Monllaó (Sección Oficial)
Un planteamiento atractivo, un hijo con serios problemas de comportamiento (especialmente con su padre) que empieza a ser tratado por un psicólogo con el enganche del ajedrez como pasión, da lugar a un filme que se sigue con interés, aunque parece que en un momento dado toma una deriva decididamente telefilmera... Pero, no os preocupéis, falsa alarma. Todo queda explicado y es resuelto convincentemente. No deja de ser una historia más efectista que profunda, pero se deja ver...

"Casting", de Javier Naranjo (Sección Oficial)
Estamos ante una obra de factura amateur, que delata un cine más hecho por vocación que con medios. Pero poco a poco las historias van creciendo lo suficiente como para olvidar cuestiones estilísticas. Aquí se narran las idas y venidas de una serie de actores principiantes (interpretados con lógica verosimilitud por actores principiantes) que acuden a un casting a buscarse un hueco en el difícil mundo de la actuación. Y la película acaba dejando un cierto buen sabor de boca.

martes, 23 de abril de 2013

CINE / 16º Festival de Málaga (1)

Nueva edición del Festival de Cine Español de Málaga, todavía con la noticia caliente del cese de actividades de Alta Films, la mayor distribuidora de cine de autor. Qué pasará con el cine en este país es algo que no se puede saber pero pinta muy, muy mal... De momento, no sé si es que se empiezan a notar los recortes en la producción cinematográfica, las películas vistas este año en Málaga son más bien discretas.

"Dos más dos", de Diego Kaplan (Territorio Latinoamericano)
Una de las mejores comedias vistas últimamente. La historia de un matrimonio que se ve arrastrado al intercambio sexual de parejas para animar así su relación, a pesar de las claras reticencias del protagonista (absolutamente espectacular Adrián Suar), genera una serie de situaciones y diálogos sobresalientes y tronchantes, sobre todo en la primera hora de metraje. Luego, la película modera su tono para escarbar en las consecuencias dramáticas del llamado swinging, si bien nunca pierde el fondo cómico y se cierra con un final que evidencia las contradicciones de los personajes y permite rematar la crítica a cierto modo de vida hippie-burgués. Lo que no resulta tan gracioso es que se trate de la última película distribuida por la (desgraciadamente) desaparecida Alta Films.

"El efecto K. El montador de Stalin", de Valentí Figueres (ZonaZine)
Curioso e interesante experimento cinematográfico que se vale de gran cantidad de imágenes de archivo para narrar la vida de un imaginario amigo del cineasta soviético Eisenstein que acaba convirtiéndose en agente secreto de Stalin. A través de este argumento, que permite múltiples posibilidades, asistimos a una especie de intrahistoria ficticia dentro del marco de la (apasionante y terrible) historia real de la primera mitad del siglo XX. Y, aunque peque de cierto tono amateur, no se puede negar su originalidad.

"Ayer no termina nunca", de Isabel Coixet (Sección Oficial)
Es arriesgado apostar tu película sólo a dos personajes que están todo el rato hablando en un mismo espacio. Hay que saber contar la historia, editarla bien y, especialmente, los actores deben estar sobresalientes. Pues ninguna de las condiciones se cumple, así que progresivamente se va haciendo repetitiva, pretenciosa y, finalmente, aburrida. Eso sí, me temo que su predicción sobre la situación futura de España puede ser acertada.

"Combustión", de Daniel Calparsoro (Sección Oficial)
No empieza mal la película, con el retrato de una sofisticada banda de ladrones que persigue dar el golpe maestro en una joyería. Luego se mezcla con una historia de amor básicamente no creíble y la pasión por los coches que busca más el efectismo que otra cosa, con lo que el castillo de naipes se acaba derrumbando. Dicen que es un filme para un público adolescente que busca sensaciones fuertes. Yo tengo mejor concepto de los adolescentes.

jueves, 18 de abril de 2013

CINE / La caída de Alta Films o el fin de la cultura del cine

Quizá no nos ha pìllado del todo por sorpresa la caída de Alta Films, la distribuidora, exhibidora y productora de Enrique González Macho, para más inri, presidente de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España. Los que seguimos viendo el cine en las salas ya nos estábamos dando cuenta de la progresiva bajada de espectadores. Ayer, sin ir más lejos, éramos literalmente cuatro viendo en los madrileños cines Acteón (¡en el día del espectador!) "Alacrán enamorado" (una buena película de Santiago Zannou y precisamente producida por González Macho). Pero no por mucho esperado duele menos. El cese de actividades de la mayor distribuidora de cine de autor y dueña de los famosos cines Renoir, entre otros, es más que un fracaso empresarial. Es una pérdida enorme para el cine, para la cultura en nuestro país. "Es por el pirateo de internet, es porque el mercado del DVD está hundido", se alega. Y se trata de problemas de fondo a tener en cuenta. El auge online y el fracaso del formato DVD afectan al cine de forma similar a como el intercambio en la red y el fin del CD han destrozado la industria musical. Pero no olvidemos que en ambos casos estamos hablando tanto de una galopante miopía que ha impedido sacar partido de internet (y en lugar de ello ha supuesto el derrumbe) como del erróneo pensamiento de que el formato digital permitiría un interminable pelotazo (y se lo han comido con patatas). No, no son estos los problemas principales, sino meras excusas de perdedor, lugares comunes de impacto fácil pero que encaran el problema desde un análisis equivocado.

Abordemos el origen del quebranto del cine en nuestro país. Por un lado está la cuestión cultural. ¿En qué colegio o instituto se estudia el cine como un arte más, como la pintura o la literatura? ¿En qué ambiente cinéfilo hemos crecido (y crecen nuestros hijos) para asumir que da lo mismo ver una película en una sala que en casa o en un indescifrable screener bajado de internet? Y en este caldo de cultivo llega la crisis, una tan tremenda que reduce el consumo al mínimo y, claro, ¿algún distribuidor o exhibidor ha sido realmente consciente de los precios de las sesiones? ¿Ocho, nueve o diez euros es un precio apropiado ante semejante situación económica? El cine fue refugio de muchas personas tras el crash económico estadounidense de 1929, es decir, que el negocio cinematográfico puede sobrevivir a una crisis, pero requiere adaptarse a las condiciones de mercado. Y esto nos lleva al punto más trascendente, el comportamiento del actual Gobierno, que, lejos de apoyar el cine como cultura, le ha dado la puntilla. Primero, con los recortes en TVE, la principal productora de películas de este país. Y después, con la subida del IVA al cine hasta el 21% (frente al 4% de los libros, por ejemplo). Las consecuencias estaban cantadas. En lugar de promover un sector que es cultura, como es evidente, y además es industria, es decir, creador de empleo (¿alguien se ha preguntado cuántas personas trabajan en una película media? Varias decenas, a veces cientos), se ha abandonado el cine a su suerte. Y el primero en caer es el que durante toda su vida ha arriesgado su dinero para traernos lo más selecto de la cinematografía mundial de ese denominado cine de autor, a veces excusa de infumables bodrios, pero la mayor parte de las ocasiones terreno propicio para las obras maestras, joyas de la cultura equiparables a cualquier maravilla en otras artes. González Macho nos ha traído a Woody Allen, Eric Rohmer,  Roman Polanski, Steven Soderbergh, Michael Moore, Stephen Frears, Michael Haneke, Nanni Moretti, Arturo Ripstein, Michael Winterbottom, Mike Figgis, Mike Leigh, Danny Boyle y tantos otros... ¿Quién nos traerá ahora a los futuros maestros del cine? ¿Estaremos condenados a ver repetidos en todas las multisalas los blockbuster del momento? Es más, si sigue la tendencia, ¿desaparecerá un arte que apenas estaba empezando a vivir su segundo siglo de existencia? En manos de todos está que no sea así: desde las instituciones públicas hasta cada uno de nosotros. Id al cine a ver buen cine.

miércoles, 10 de abril de 2013

OCIO / Santa Marta gana el V Concurso de Tapas de Quintanar

Con un retraso inexplicable (e inexplicado), ya se ha conocido la clasificación de la quinta edición del Concurso de Tapas de Quintanar de la Orden, que se celebró durante los fines de semana del 1 al 17 del pasado mes de marzo. El máximo galardón ha recaído en el restaurante Santa Marta y sus "Gambones a la Newburg", precisamente la única tapa de las primeras que no probé, así que no puedo opinar. Habrá que fiarse. Pero echo en falta, al menos entre el trío de cabeza, un plato con riesgo y muy buen resultado como el "Prado de calabaza y tubérculo de vieira", de El Granero. A veces la miopía impide apreciar algunas maravillas sutiles.

En cualquier caso, enhorabuena a los premiados y ésta es la clasificación final:

1. SANTA MARTA: "Gambones a la Newburg"
2. EL RINCÓN DE LA MANCHA: "Placeres del Rincón"
3. CASTELLANO: "Lechona confitada con puré de castañas hash browns y aceite de romero"
4. LA TABERNA DEL TÍO JOSÉ: "Casa Real"
5. MÓNICA: "El sabor agridulce de la vida"

domingo, 7 de abril de 2013

POLÍTICA / Documental "Corea del Norte: un día en la vida" (2004)

¿No tenéis curiosidad por conocer el día a día en Corea del Norte? El documental holandés "Corea del Norte: un día en la vida" (Pieter Fleury, 2004) lo cuenta (en youtube está dividido en cinco partes). Aunque está financiado por el gobierno norcoreano, supuestamente a mayor gloria de su propio régimen, nos podemos hacer una idea de la realidad del país (e imaginar lo que no se ve, claro). Cada cual que saque sus propias conclusiones.

viernes, 5 de abril de 2013

ARTE / Hiperrealismo (1967-2012) en el Thyssen


La exposición que ofrece el Museo Thyssen sobre la pintura hiperrealista, que se inauguró el pasado 22 de marzo y se mantendrá hasta el próximo 9 de junio, es una magnífica oportunidad (primera en España) de contemplar tal conjunto de obras de este estilo que, nacido en Estados Unidos a finales de los años 60, trata de emular al máximo la realidad como si se tratara de una fotografía. La evolución técnica de estos artistas ha llevado a que muchos de los cuadros funcionen perfectamente desde ese supuesto y sumerjan al espectador en paisajes, objetos y cuerpos plasmados con una perfección asombrosa. La muestra recoge desde los pioneros norteamericanos del hiperrealismo (llamdo inicialmente fotorrealismo), como Richard Estes, John Baeder, Robert Bechtle, Tom Blackwell o Chuck Close, hasta artistas internacionales más recientes que mantienen vivo (y mejorado) el género, como Roberto Bernardi, Yigal Ozeri, Ben Johnson, Bertrand Meniel, Robert Gniewek, Peter Maier, Raphaella Spence, Clive Head o el español Bernardo Torrens.

¿Mis cuadros favoritos de la colección? Qué decir de la perfección en el retrato humano que supone "Lizzie fumando" (2010), de Yigal Ozeri, o  de un paisaje como es "Casa nevada" (1998), de Rod Penner, o de una gran urbe iluminada como es "La ciudad que nunca duerme" (2012), de Bertrand Menier, o de detalles de automóvil con reflejos como "Plum Delicious" (2006), de Peter Maier, o de la complejidad del escaparate de "Maniquí con lentejuelas" (1985), de Tom Blackwell, o, por supuesto, del más expresivo "Cabinas telefónicas" (1967), de Richard Estes. El hiperrealismo nació en cierta manera del pop-art, tratando de retratar objetos, personas o paisajes cotidianos, pero dando el paso más allá de ser absolutamente fieles a la realidad. Y esa es la cuestión: ¿al dejar a un lado la expresividad en favor de la fidelidad se pierde de alguna manera el sentimiento artístico o se trata simplemente de otra forma de arte? Me decanto por lo segundo, pero entiendo las limitaciones que ello implica.